פרשת האישה הנואפת
Sección de la Mujer Adultera
(Capítulo VIII)
Los escribas y fariseos traían a Ieshúa una mujer que “fue sorprendida” en flagrante delito de adulterio.
Podría pensarse que la traían al tribunal para juzgarla y que, al pasar por allí y ver a Ieshúa, quisieron comprometerle. Pero tampoco sería improbable el que se la trajesen ex profeso para enredarle en su resolución.
Se la pusieron en “medio” del círculo de gentes que lo rodeaban. No dicen que ellos hayan sido los testigos (Dan 13:37). Pero, ya en sus manos, nadie duda que sea verdad el delito del que la acusan.
Asegurado el hecho, le plantean una cuestión más que de derecho, pues lo decían “tentándole.” Le alegan lo que dice la Ley. Según Moshé, la adúltera debía ser apedreada (Lev 20:10ss; Dt 22:23ss; Ez 16:40).
Y alegada la legislación mosaica, le hacen, “tentándole,” la siguiente pregunta: y ante este caso, “tú, ¿qué dices?” Con ello, resalta el evangelista, buscaban poder “acusarle” (cf. Mt 22:15-22; 19:3ss par.).
Según el Evangelio Apócrifo de Bernabé, “ellos se habían dicho entre sí: –Si Ieshua la salva, es contrario a la Ley de Moshé, y lo tendremos por culpable, y sí él la condena es contrario a su propia enseñanza, porque él enseña la misericordia.”
Era un dilema claro en el que querían meterle: si aprobaba la legislación mosaica en aquel caso, podrían desvirtuarle, ante el pueblo, su misericordia; si no la aprobaba, lo acusarían de ir contra la Ley de Moshé.
La cuestión era malévolamente planteada y hasta incluso apuntando a posibles complicaciones con el poder civil romano, ya que la pena de muerte era de competencia exclusiva del procurador romano (Jn 18:31).
Ieshúa, que estaba “sentado,” sin duda, en un pequeño y bajo escabel de los oyentes, o sobre una estera o alfombra, “inclinándose o encorvándose, escribía con el dedo en tierra.” Ieshúa se encontrab a en el complejo del templo, donde, a pesar que había mucho polvo y tierra, la superficie sobre la cual se caminaba era de piedra.
Es también significante que Jn recalca el detalle que Ieshúa “escribió con su dedo”. Solo en dos ocasiones aparece un dedo escribiendo sobre piedar: Dn 5.5 (encalado, גִּיר) y Ex 31.18 las tablas de piedra escritas por el dedo de Dios. Por supuesto, se contenía en esta tablas “No cometerás adulterio” (Lo tináf לא תנאף).
Con esta luz, la escena de la mujer adúltera se enriquece en gran manera.
Quizás Ieshúa intenta decir que él no necesita ser instruído en la Ley, porque él mismo la escribió. Más que eso, él es la Ley, el Habla de Dios, hecho carne.
La narrativa textualmente dice:
Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. (Jn 8.7)
Cuando esta lectura, traducida directamente del griego, se traduce al arameo, la lengua que usaban los judíos como vehículo del diario vivir, la escena se esclarece en gran manera.
Sucede que en arameo no existe un indicador para el articulo definido. Así que el saber cuando un sustantivo es definido o indefinido se basa únicamente en el contexto.
Cito a continuacion lo que dice Thackston en su libro Thanckston's Grammar acerca de este asunto:
1.1 El Estado Enfático. Todos los sustantivos siríacos ocurren en una forma básica de léxico, con la terminación -a, conocido tradicionalmente como el estado enfático. Ocurren también otros dos estados del sustantivo, y estos serán analizados más adelante. Por el momento, el estado enfático significa tanto el indefinido como el definido en inglés (es decir, gabrá "un hombre" o "el hombre", y ktaba "un libro" o "el libro"). Por lo tanto, para la traducción, el contexto debe de ser la guía para saber cual de los dos encaja para una mejor comprensión.
Con esta luz, si leemos la palabra pronunciada en arameo para pecado que se encuentra en el Estado Enfático, en “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” como un sustantivo con el artículo definido, lo que se entendería sería:
El que de vosotros esté sin este pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. (Jn 8.7)
Esto arroja gran luz para conocer lo que posiblemente Ieshúa escribió con su dedo en la tierra que estaba sobre la superficie de las piedras del camino, ya que si el sustantivo se entiende con el articulo definido, lo mas probable es que Ieshúa haya escrito referente al pecado que la escena de la mujer adultera gira alrededor: El séptimo mandamiento que aparece en las tablas de piedra escritas por el dedo de Dios:
לא תנאף
LO TINÁF
NO COMETERÁS ADULTERIO
LO TINÁF
NO COMETERÁS ADULTERIO
Porque la generación mala y adúltera al parecer era culpable del mismo crimen.
Agustín de Hipona comparte el siguiente comentario, a mi parecer muy acertado: No dijo no sea apedreada, para que no pareciese que hablaba contra la Ley. Tampoco dijo sea apedreada, porque había venido, no a perder lo que había encontrado, sino a buscar lo que se había perdido (Mt 15.24). ¿Pues qué responderá? "El que entre ustedes esté sin pecado, tire contra ella la primera piedra". Esta es la voz de la justicia. Sea castigado el pecador, pero no por los pecadores. Cúmplase la Ley, pero no por medio de los mismos que la quebrantan. Esta historia nos enseña, de un modo figurado, que antes de corregir la falta de una persona, así como después de haberle corregido, examinemos con detenimiento si estamos exentos de aquella culpa que reprendimos, o de algunas otras culpas. (Hasta aquí el comentario de Agustín)
Unicamente quedaron dos, la miseria y la misericordia, pues sigue: "Y quedó solo Ieshúa, y la mujer que estaba en pie, en medio". Y por lo tanto le dijo a la mujer, ¿quién te condena? Nadie Señor respondió ella. Y Ieshúa le dijo “Yo tampoco te condeno, vete y no peques más”. Porque el Redentor era enormemente bondadoso, porque de él está escrito: "Pasa y reina por medio de la verdad, de la mansedumbre y de la justicia" (Salmo 44.5).
Por lo que respecta a la historia, al escribir en tierra con el dedo sin duda quiso dar a entender que en otro tiempo había escrito su Ley en una piedra.
En esto nos enseña el Señor, de un modo figurado, que antes de corregir la falta de un hermano, así como después de haberle corregido, examinemos con detenimiento si estamos exentos de aquella culpa que reprendimos, o de algunas otras culpas.
Agustín de Hipona comparte el siguiente comentario, a mi parecer muy acertado: No dijo no sea apedreada, para que no pareciese que hablaba contra la Ley. Tampoco dijo sea apedreada, porque había venido, no a perder lo que había encontrado, sino a buscar lo que se había perdido (Mt 15.24). ¿Pues qué responderá? "El que entre ustedes esté sin pecado, tire contra ella la primera piedra". Esta es la voz de la justicia. Sea castigado el pecador, pero no por los pecadores. Cúmplase la Ley, pero no por medio de los mismos que la quebrantan. Esta historia nos enseña, de un modo figurado, que antes de corregir la falta de una persona, así como después de haberle corregido, examinemos con detenimiento si estamos exentos de aquella culpa que reprendimos, o de algunas otras culpas. (Hasta aquí el comentario de Agustín)
Unicamente quedaron dos, la miseria y la misericordia, pues sigue: "Y quedó solo Ieshúa, y la mujer que estaba en pie, en medio". Y por lo tanto le dijo a la mujer, ¿quién te condena? Nadie Señor respondió ella. Y Ieshúa le dijo “Yo tampoco te condeno, vete y no peques más”. Porque el Redentor era enormemente bondadoso, porque de él está escrito: "Pasa y reina por medio de la verdad, de la mansedumbre y de la justicia" (Salmo 44.5).
Por lo que respecta a la historia, al escribir en tierra con el dedo sin duda quiso dar a entender que en otro tiempo había escrito su Ley en una piedra.
En esto nos enseña el Señor, de un modo figurado, que antes de corregir la falta de un hermano, así como después de haberle corregido, examinemos con detenimiento si estamos exentos de aquella culpa que reprendimos, o de algunas otras culpas.