1 Puesto que ya muchos han intentado escribir la historia de lo que ha sucedido entre nosotros, 2 según que nos ha sido transmitido por los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, 3 me ha parecido a mí también, después de informarme exactamente de todo desde los orígenes, escribirte ordenadamente, óptimo Teófilo, 4 para que conozcas la firmeza de la doctrina que has recibido.
Comentario
Lc se presenta como un historiador escrupuloso. Reconoce que muchos (πολλοί) intentaron escribir la vida del Ungido. Esta palabra “muchos” debe de tener el valor de “algunos” (Dibelius), pues no se comprende fácilmente que un gran número hubiese intentado, ya entonces, escribir la vida del Señor, y la floración apócrifa es posterior, aparte de que estaría contra lo que dice luego: que esas historias escritas tuvieron por fuente los que “fueron testigos directos y ministros de la palabra.” Fueron los apóstoles y los primeros discípulos (Hch 1.21). Como ministros de “la palabra” (λόγου), término técnico de la Iglesia primitiva para expresar el Evangelio “(cf: 8:Hch 13.15; Hch 4.4; Hch 6.4; Hch 8.4; Hch 11.19), narraron enseñanzas y obras de Ieshúa. El término significa todo esto. Estos testigos lo fueron “desde el principio” (νωθεν), desde “atrás,” o desde el “principio.” Se refiere manifiestamente a los testigos de la vida pública de Ieshúa (Hch 1.21-22) y de los orígenes mismos de la infancia del Señor. Lo que nos ha sido “transmitido” (παρέδοσαν) por estos ministros, tanto por el contexto como por la filología, se refiere preferentemente a la transmisión oral.
Lc quiere también referir lo que ha sucedido “entre nosotros” conforme a la tradición de esos testigos. Aunque los hechos sucedieron en el pueblo judío, pero afectan a todos; aparte que la expresión es usada con esta extensión por otros autores [1].
Lc protesta su lealtad de historiador escrupuloso, garantizando la “muy cuidadosa” investigación de las fuentes escritas, y de esas otras orales. Y pretende escribir esto “ordenadamente” (καθεζης). Posiblemente habría narraciones sueltas, sea escritas — v.gr., la infancia del Ungido — , sea, en la predicación, ciertos esquemas muy concretos, como se ve en los Hechos de los Apóstoles. Lc quiere poner “ordenadamente” toda la vida del Ungido. Incluyendo el período de su infancia. Aunque es historiador, no siempre utiliza el orden cronológico; mezcla el histórico y el lógico. Pero da una vida del Ungido más o menos “ordenada,” en función de su intento y conforme el concepto ambiental de la historia.
Dedica el libro a un tal Teófilo, que debía de ser persona de relieve, dado el título que le prefija (χράτιστε), óptimo, noble, clarísimo, y que es el título que se da a los procuradores de Judea en los Hechos. Debe de ser una persona histórica. La razón es que era costumbre dedicar los libros a personas ilustres, buscando su valimiento. Así dedica el médico Dioscórides su libro de medicina al “óptimo Areo.” Y Dioscórides, por tiempo y geografía, es muy próximo a Lc. Aunque muchísimo más sobrio que los prólogos de los historiadores griegos, v.gr., Dioscórides, Diodoro de Sicilia, Lc busca aquí darle una mayor ilustración de la verdad cristiana, cuya fe ya posee. Si no le da el título de “hermano,” acaso se deba “a la forma prescrita por el uso, en un escrito dirigido a la publicidad” (Hauck). Si falta este título en Actos (Hch 1.1) puede ser debido a que es la segunda parte de su evangelio. En las Recogniliones clementinae [2] se cita un tal Teófilo, persona noble de Antioquía, patria de Lc, que transformó su gran palacio en Iglesia, y luego fue obispo de allí [3].
Lc quiere también referir lo que ha sucedido “entre nosotros” conforme a la tradición de esos testigos. Aunque los hechos sucedieron en el pueblo judío, pero afectan a todos; aparte que la expresión es usada con esta extensión por otros autores [1].
Lc protesta su lealtad de historiador escrupuloso, garantizando la “muy cuidadosa” investigación de las fuentes escritas, y de esas otras orales. Y pretende escribir esto “ordenadamente” (καθεζης). Posiblemente habría narraciones sueltas, sea escritas — v.gr., la infancia del Ungido — , sea, en la predicación, ciertos esquemas muy concretos, como se ve en los Hechos de los Apóstoles. Lc quiere poner “ordenadamente” toda la vida del Ungido. Incluyendo el período de su infancia. Aunque es historiador, no siempre utiliza el orden cronológico; mezcla el histórico y el lógico. Pero da una vida del Ungido más o menos “ordenada,” en función de su intento y conforme el concepto ambiental de la historia.
Dedica el libro a un tal Teófilo, que debía de ser persona de relieve, dado el título que le prefija (χράτιστε), óptimo, noble, clarísimo, y que es el título que se da a los procuradores de Judea en los Hechos. Debe de ser una persona histórica. La razón es que era costumbre dedicar los libros a personas ilustres, buscando su valimiento. Así dedica el médico Dioscórides su libro de medicina al “óptimo Areo.” Y Dioscórides, por tiempo y geografía, es muy próximo a Lc. Aunque muchísimo más sobrio que los prólogos de los historiadores griegos, v.gr., Dioscórides, Diodoro de Sicilia, Lc busca aquí darle una mayor ilustración de la verdad cristiana, cuya fe ya posee. Si no le da el título de “hermano,” acaso se deba “a la forma prescrita por el uso, en un escrito dirigido a la publicidad” (Hauck). Si falta este título en Actos (Hch 1.1) puede ser debido a que es la segunda parte de su evangelio. En las Recogniliones clementinae [2] se cita un tal Teófilo, persona noble de Antioquía, patria de Lc, que transformó su gran palacio en Iglesia, y luego fue obispo de allí [3].