Ieshúa y la Fornicación
Matái 5:27-28 -- Ustedes han oído que se dijo: "No cometerás adulterio. Pero yo les digo: Quien mira a una mujer para desearla, ya cometió fornicación con ella en su corazón. De modo que, si tu ojo derecho te está haciendo caer, arráncalo y tíralo lejos; porque más te conviene perder una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al horno de fuego.
Si el ojo derecho te escandaliza y te hacer caer, ¿el izquierdo qué hace? ¿Acaso contradice al derecho para que se conserve inocente? No. En cuanto a lo que se añade del ojo derecho, indica el aumento de la fuerza de la atracción hacia algo, en este caso una mujer que enciende el deseo de la pasión y la lujuria.
En el ojo derecho, y en la mano derecha, se insinúa el afecto a los hermanos, los amigos, los hijos, los parientes que desvían al hombre del camino de la santidad, pero como premisa fundamental se refiere a la mujer que enciende el apetito sexual del hombre, mujeres que son según el deseo carnal de cada hombre según el gusto de cada quien, las cuales, si alguna vez mediante el deseo y el apetito resulta que nos son impedimento o estorbo para mantenernos en santidad y en el camino de la verdad, debemos separarlas de nosotros, removerlas de nuestra vistas, alejarlas de nuestra presencia para evitar caer mediante la imaginación, el deseo e incluso el acto, en la fornicación.
Si deseas a alguien solo por pasión y lujuria ya sea mediante el escenario real y presente o mediante los medios de comunicación (televisión, películas, etc), tanto como tu vida, que te desvía del camino de santidad, renuncia a ello, evita a esa persona, pues es mejor entrar en la vida y poseer la santidad y la verdad, que perderla y ser arrojado a la confusión y destrucción de tu alma.
A continuación un documento de la Biblioteca de Nag Hammadi encontrada en 1945. Será citada íntegramente puesto que pone con franqueza una premisa muy básica – que la carne y sus deseos son la falsificación opuesta de la forma espiritual y la pasión pura de arriba:
“La luz sólo existe dentro de la luz.
¡Ay de ti pervertido sexual, que prosperas por actos inmorales y lascivos con
mujeres!
¡Ay de ti, en las garras de los poderes de tu cuerpo! ¡Estás tan
afligido!
¡Ay de ti, siervo de los poderes de los demonios! ¡Ay de ti que destruye tus
miembros en el fuego!
¿Quién es aquel que puede apagar la quema [lujuria] con el rocío refrescante?
¿Quién es aquel que puede ahuyentar la oscuridad que te envuelve, iluminar tu
hombre interior y limpiar las aguas contaminadas de la inmersión con la santa
luz del sol? ¿Quién es aquel que puede ocultar la confusión que te atormenta?
¡Escucha! ¡No es demasiado tarde! ¡La luz del sol y la luna juntos con el aire
fresco, el Rúaj Haqódesh, la tierra limpia y el agua no contaminada te darán una
nueva fragancia si tu les permiten que así sea!”
“Porque si la luz no brilla sobre tu cuerpo, él se secará y morirá como hierbajos
y pasto. ¡Pero si la luz brilla sobre él, se volverá tan fuerte que crecerá para ahogar
la vid [el vino de la pasión y locura]! Pero si la vid prevalece y da sombra a los hierbajos
y el pasto, ésta sola, hereda la tierra sobre la cual es plantada [te conquistará la lujuria].”
(Evangelio de Tomás el Atleta, palabra atribuidas a Ieshúa y según algunos este es un
documento que pertenecía a la Comunidad Nazarena. De la Biblioteca de Nag Hammadi
encontrada en 1945.)
Si el ojo derecho te escandaliza y te hacer caer, ¿el izquierdo qué hace? ¿Acaso contradice al derecho para que se conserve inocente? No. En cuanto a lo que se añade del ojo derecho, indica el aumento de la fuerza de la atracción hacia algo, en este caso una mujer que enciende el deseo de la pasión y la lujuria.
En el ojo derecho, y en la mano derecha, se insinúa el afecto a los hermanos, los amigos, los hijos, los parientes que desvían al hombre del camino de la santidad, pero como premisa fundamental se refiere a la mujer que enciende el apetito sexual del hombre, mujeres que son según el deseo carnal de cada hombre según el gusto de cada quien, las cuales, si alguna vez mediante el deseo y el apetito resulta que nos son impedimento o estorbo para mantenernos en santidad y en el camino de la verdad, debemos separarlas de nosotros, removerlas de nuestra vistas, alejarlas de nuestra presencia para evitar caer mediante la imaginación, el deseo e incluso el acto, en la fornicación.
Si deseas a alguien solo por pasión y lujuria ya sea mediante el escenario real y presente o mediante los medios de comunicación (televisión, películas, etc), tanto como tu vida, que te desvía del camino de santidad, renuncia a ello, evita a esa persona, pues es mejor entrar en la vida y poseer la santidad y la verdad, que perderla y ser arrojado a la confusión y destrucción de tu alma.
A continuación un documento de la Biblioteca de Nag Hammadi encontrada en 1945. Será citada íntegramente puesto que pone con franqueza una premisa muy básica – que la carne y sus deseos son la falsificación opuesta de la forma espiritual y la pasión pura de arriba:
“La luz sólo existe dentro de la luz.
¡Ay de ti pervertido sexual, que prosperas por actos inmorales y lascivos con
mujeres!
¡Ay de ti, en las garras de los poderes de tu cuerpo! ¡Estás tan
afligido!
¡Ay de ti, siervo de los poderes de los demonios! ¡Ay de ti que destruye tus
miembros en el fuego!
¿Quién es aquel que puede apagar la quema [lujuria] con el rocío refrescante?
¿Quién es aquel que puede ahuyentar la oscuridad que te envuelve, iluminar tu
hombre interior y limpiar las aguas contaminadas de la inmersión con la santa
luz del sol? ¿Quién es aquel que puede ocultar la confusión que te atormenta?
¡Escucha! ¡No es demasiado tarde! ¡La luz del sol y la luna juntos con el aire
fresco, el Rúaj Haqódesh, la tierra limpia y el agua no contaminada te darán una
nueva fragancia si tu les permiten que así sea!”
“Porque si la luz no brilla sobre tu cuerpo, él se secará y morirá como hierbajos
y pasto. ¡Pero si la luz brilla sobre él, se volverá tan fuerte que crecerá para ahogar
la vid [el vino de la pasión y locura]! Pero si la vid prevalece y da sombra a los hierbajos
y el pasto, ésta sola, hereda la tierra sobre la cual es plantada [te conquistará la lujuria].”
(Evangelio de Tomás el Atleta, palabra atribuidas a Ieshúa y según algunos este es un
documento que pertenecía a la Comunidad Nazarena. De la Biblioteca de Nag Hammadi
encontrada en 1945.)