¿Por qué Ieshúa decide caminar sobre el agua? ¿Por qué Kéfa le pide algo impensable como salir de la barca a un mar tempestuoso? ¿Por qué Ieshúa le permite dar ese acto de fe? ¿Por qué Kéfa se hunde? ¿Por qué Jn 6.21 dice que una vez que Ieshúa y Kéfa suben a la barca, inmediatamente son trasladados a su destino?
Para el pueblo judío que vivía en la tierra de Israel, el tan esperado Mesías no solo sería alguien que vendría a restaurar a Israel a los días de gloria del Rey David, sino que sería alguien mucho más que sacudiría la tierra ... el segundo Moisés.
Moisés, el que desafió al Faraón y provocó la ira de Dios sobre la tierra de Egipto, de modo que todas las naciones del mundo temblaron al escucharlo; el gran profeta que habló con Dios cara a cara, y que ascendió a la cima del monte Sinaí para traer al pueblo la mismísima Palabra de Dios inscrita en piedra; el hombre que en varias ocasiones cuando el pueblo había pecado, intercedió ante Dios pidiendo perdón por todo Israel, y fue escuchada su solicitud; Moisés, quien dirigió al pueblo de Israel saliendo del exilio de Egipto y los trajo a la Tierra que Dios había prometido a sus padres. Moisés, de quien se dice que la rebelión contra su persona equivalía a la rebelión contra Dios mismo. ¿Cómo podría haber otro profeta como Moisés?
En el libro de Dt las palabras de Moisés al pueblo están registradas: "Hashem tu Dios levantará un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo; a él escucharán." (Dt 34.10). Esta profecía de uno quién vendría en el futuro, quién sería "como Moisés", fue uno de los cimientos de la creencia judía en la venida del Mesías. Aunque el libro de Dt concluye con las palabras, "no se ha levantado en Israel un profeta como Moisés" (Dt 34.10), el pueblo tenía la esperanza en la promesa de Dios de que tal profeta se levantaría algún día, y anhelaban su llegada.
En el Judaísmo surgieron muchas tradiciones sobre la venida del Mesías, su nacimiento, su vida, sus hechos, su enseñanza, y se estudiaron y aplicaron muchos versículos de la Sacra Escritura sobre la llegada del Mesías, pero en el fondo de todas las tradiciones y leyendas había una premisa fundamental: los hechos del Mesías serían similares a los de Moisés en cada forma imaginable. "El último redentor [el Mesías] será como el primer redentor [Moisés]" (Midrash Kohelet 63. 2) fue un axioma rabínico bastante común.
Por lo tanto, al observar los hechos de Ieshúa, debe tenerse en consideración que la expectativa del pueblo judío de la época era que la vida del Mesías sería similar a la de Moisés.
Las Similitudes
Justo después de la primera Pascua. El faraón finalmente deja a Israel salir de Egipto. El pueblo inmediatamente huye de Egipto. Se dirigen hacia el desierto, pero Dios les ordena ir hacia el Mar Rojo, que parece ser un callejón sin salida. Mientras tanto en Egipto, el faraón cambia de opinión y decide perseguir a Israel para exterminar al pueblo por completo. Reúne todos sus carros, jinetes y caballería y se dispone a atrapar y atacar a Israel a la orilla del mar, donde nadie podría escapar ante tal ejército. Más adelante, el mar obstaculiza el progreso de Israel. Por ambos lados, montañas intransitables les bloquean el camino, mientras que detrás de ellos se acerca el ejército del faraón. No hay salida.
El pueblo de Israel alza los ojos y ve a Egipto venir tras ellos, y se aterroriza. Algunos claman a Dios por ayuda, mientras que otros culpan a Moisés de ser la causa de sus inminentes muertes. Moisés le dice al pueblo que no tema, que permanezca firme y observe la salvación de Dios.
En este punto, Dios le dice a Moisés: "¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen". (Éx 14.15). ¿Por qué le dice Dios a Moisés que se abstenga en clamarle? La tradición judía cuenta que Moisés había estado orando a Dios durante mucho tiempo, mientras que la gente entraba en pánico cada vez más; y entonces Dios le responde a Moisés que es hora de decirle al pueblo que actúe cruzando el mar. Si bien este detalle puede no parecer importante, es importante tener en mente que antes del cruce del Mar Rojo, Moisés había estado orando a Dios durante algún tiempo.
Luego, Dios envía un poderoso viento del oriente que sopla durante toda la noche. Está claro que aquí se está realizando un milagro: el viento no afecta a Israel cuando cruzan el mar de occidente al oriente. Si se tratara de un viento natural, nadie podría resistirlo, y mucho menos viajar en su dirección.
El mar se divide y la gente comienza a cruzar. El mar no es una extensión plana de arena. Hay colinas y valles, rocas y grietas, acantilados y cañones, que harían muy difícil, si no imposible, caminar por el fondo del mar. ¿Cómo Israel cruzó el mar junto con todos sus hijos, animales y posesiones?
"Tierra Seca"
Éx 14:22 nos dice que "los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda". Sin ninguna adición de algún traductor, el versículo dice que "Israel entró en medio del mar en seco". En ninguna parte el texto dice que Dios dividió las aguas hasta el fondo del mar y luego secó "el suelo" del fondo del mar para permitirle a Israel cruzar. El Salmo 66 relata la historia del Éxodo y dice con respecto a la travesía del mar Dios, "Cambió el mar en sequedad", (Sal 66.6). No dice que Dios dividió el mar para "revelar la tierra seca", sino que en realidad "transformó" (הפך, "convirtió") el agua del mar en "sequedad". La palabra hebrea "iabashá" (יבשׁה), a veces traducida como "seco", se traduce como "sólido" en este versículo en particular.
Basado en el análisis anterior, el famoso comentarista judío Or HaJaim enseñó una explicación del cruce del Mar Rojo. Dijo que para evitar que Israel tuviera que navegar por el camino rocoso del mar, Dios separó las aguas en dos capas. La capa superior la dividió, haciendo de las aguas una pared "solidificada" de cada lado, e hizo que la capa inferior de agua (las profundidades) se solidificara bajo los pies, para que Israel pudiera caminar sobre la superficie de las profundidades, con protección en ambos lados por paredes onduladas y "solidificadas". Esta interpretación también explicaría por qué la Escritura con frecuencia se refiere a Israel como caminando "sobre el medio del mar" (Éx 14:16, 14:22, 14:29, 15:19, Nm 33:8, Sal 136:14, Ne 9:11). Sobre esto dice Éx 15, durante la Canción que se canta por el pueblo inmediatamente después de la travesía sobre el mar: "Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; se juntaron las corrientes como en un montón; los abismos se cuajaron en medio del mar." (Éx 15.8). La palabra hebrea "kafá" (קפא), traducida como "cuajar", significa literalmente "espesar; para ser cuajado; volverse denso". Textualmente dice la Escritura que las aguas profundas se "cuajaron", en otras palabras, se solidificaron. Es de notar que la palabra hebrea "kafá" (קפא), puede leerse también como Kéfa (קפא), el nombre hebreo de Pedro, la persona que camina sobre el agua con Ieshúa.
"La Salvación de Hashem"
Israel cruza el mar, caminando sobre el agua, con imponentes paredes de agua a cada lado, sin obstáculos por los fuertes vientos. Según la narrativa del Éxodo, Israel procede a cruzar el mar durante toda la noche, pero a medida que se acerca la mañana, Egipto todavía persigue a Israel, y sus carros y caballería avanzan con rapidez.
A la "vigilia de la mañana" (Éx 14.24), que se refiere al último turno de vigilia durante la noche que corresponde a las 2:00-6:00 AM, Dios arroja a la confusión a todo Egipto, el mar se derrumba sobre ellos, mientras corrían tras Israel adentro hacia el mar, en lugar de huir de él. A este punto, Egipto está condenado. Moisés extiende su mano una vez más, y el agua sobre la que caminaba con Israel se volvió "en toda su fuerza" (Éx 14.27), y los egipcios se hundían como piedras. Las paredes de agua se derrumban, cubriendo cualquier rastro del ejército egipcio. El pueblo de Israel se queda mirando hacia atrás a las aguas ahora pacíficas, mientras el viento pierde su fuerza, hasta llegar a la calma del mar. A partir de este momento, después de la travesía milagrosa, el pueblo de Israel tiene una plena y completa fe en Dios, y en su siervo Moisés: "Y vio Israel aquel grande hecho que Hashem ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Hashem, y creyeron a Hashem y a Moisés su siervo." (Éx 14.31).
Según la narrativa que se encuentra en Mt 14, "Ieshúa hizo que sus discípulos subieran a la barca y fueran delante de él al otro lado ... y subió al monte solo para orar. Cuando llegó la noche, estaba solo allí. . Pero la barca estaba ahora en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario [es decir, un viento del oriente]." (Mt 14.22-24).
Es tarde en la noche, hay un fuerte viento del oriente que sopla sobre el agua, los discípulos están cada vez más atemorizados y Ieshúa ha estado pasando algún tiempo solo, orando.
La narrativa continúa: "A la cuarta vigilia de la noche, Ieshúa se acerca a ellos caminando sobre el mar. Y cuando los discípulos lo ven caminar sobre el mar, se turbaron y dijeron: "¡Es un espíritu!" Y gritaron de miedo, pero enseguida Ieshúa les habló, diciendo: "¡Ánimo! Yo soy, no temáis". (Mt 14.25-27).
La hora de la noche que Ieshúa elige para caminar sobre el agua es la cuarta vigilia de la noche. La cuarta vigilia nocturna tenía otro nombre: "la vigilia de la mañana", llamada así porque era la vigilia que terminaba cuando amanecía; era entre las 3:00-6:00 AM. Originalmente, la noche estaba dividida en tres vigilias, con la última, la 'vigilia de la mañana', entre las 2:00-6: 00 AM. Para la época del Segundo Templo, se había instituido una cuarta vigilia nocturna debido al gobierno romano, y la cuarta o 'vigilia matutina' ahora era de 3:00-6: 00 AM.
Ahora, ¿Qué hay de la reacción de los discípulos al ver a Ieshúa de lejos sobre las aguas? ¿Por qué el terror? En un primer momento pensaron en un fantasma. ¿Cómo pensar que una persona humana caminase sobre el agua? Ellos gritaron por el miedo. Los apóstoles se muestran fáciles a estas creencias (Lc 24:37; Hch 12:15) en casos de apariciones del Mesías. Además, la creencia popular era rica en estas historias (véase Strack-B., Kommtiitar,. I ρ,691, donde se recogen muchas de estas leyendas), y hasta eran consideradas de mal agüero (Sab 17:4-14). Dado que ese es el caso, ¿de qué nos sirve saber que los discípulos pensaron que vieron un espíritu venir tras ellos? ¿Podría ser algo parecido a algún hecho de la historia del Mar Rojo?
¿Quién era Egipto?
A menudo, el hebreo contiene aspectos ocultos de la historia. Resulta que hay un par de oraciones en la historia del Mar Rojo que no parecen extrañas en el idioma español, pero parecen francamente extrañas en hebreo. Primeramente, antes de que el mar se partiera: "los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que Egipto venía tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Hashem." (Éx 14.10). ¿Qué tiene de inusual esto? Los israelitas ven que se acercan enormes ejércitos de carros y están aterrorizados. Pero el texto no dice que vieron al ejército, los carros, la caballería o a los egipcios. El texto hebreo dice que vieron a Egipto. ¿Es una simple referencia al ejército egipcio en su conjunto, como una unidad? La redacción en hebreo es singular, no plural, y el hebreo es muy específico sobre este tipo de cosas. El texto dice literalmente que el pueblo de Israel vio una cosa individual llamada "Egipto" que venía detrás de ellos. Más adelante en la historia, cuando Dios destruye los carros de los egipcios, el texto hebreo se refiere a un individuo cuando dice: "Entonces Egipto dijo: Huiré de delante de Israel, porque Hashem pelea por ellos contra Egipto.”(Éx 14.25). ¿Quién está hablando aquí? Si hubiera sido un grupo de personas, ¿no habrían dicho: "Huiremos"?
Los rabinos judíos sabiendo que Dios se refirió a "Egipto" como un individuo, enseñaron que había un representante individual de Egipto. Basados en otros lugares de la Escritura, los rabinos creen que todas y cada una de las naciones de la tierra tienen un representante espiritual, un ángel o espíritu que representa a esa nación y es conocido como su "príncipe". Por lo tanto, dedujeron, Israel "alzó los ojos" y vio al ser espiritual que es Egipto, el "príncipe de Egipto", que venía detrás de ellos. Pero Moisés les dice que no teman ni siquiera a esta criatura, sino que "permanezcan firmes y vean la salvación de Hashem".
Antes de poner los ojos en blanco y etiquetar lo dicho como una fábula, es de importancia tomar en consideración que la idea de "príncipes espirituales" sobre diferentes naciones se menciona por primera vez no en el Talmud, ni en la tradición judía, sino en la Escritura, en el libro de Daniel. En el capítulo 10, Daniel le habla a un ser angelical que ha luchado contra el "príncipe del reino de Persia" durante veintiún días, y fue auxiliado por Mijael / Miguel, otro ángel (Dan 10.13). El ángel dice que una vez que regrese para luchar contra el "príncipe de Persia", llegará el "príncipe de Grecia" (Daniel 10.20-21). Más adelante, en el capítulo 12, se menciona de nuevo a Mijael / Miguel, con las palabras: "Mijael / Miguel, el gran príncipe que está de lado de los hijos de Israel" (Dan 12.1). En otras palabras, Mijael / Miguel es el príncipe de Israel.
Según el entendimiento rabínico, este poder fue finalmente arrojado al Mar Rojo por Dios mismo cuando el ejército egipcio se ahogó. La Escritura dice claramente que el ejército egipcio estaba cubierto por el mar: "volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército del Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno." (Éx 14.28), sin embargo, en la Canción del Mar, dice claramente que Dios "es exaltado sobre los soberbios, habiendo arrojado al mar el caballo con su jinete" (Éx 15.1). De nuevo, la redacción en hebreo es singular. Ya sea que se tome esta tradición como literal o como una parábola, puede observarse un presagio en el lanzamiento de este príncipe al mar, en relación un presagio del juicio final sobre el Satán y sus demonios cuando son arrojados al lago de fuego (Ap 20.10).
Los discípulos de Ieshúa como judíos inmersos completamente en la cultura de su pueblo conocían muy bien de estas historias y tradiciones. Y bien habrían recordado la respuesta de Ieshúa a sus propios temores: "¡Ánimo!" (Mt 14.27). Los discípulos de Ieshúa habían leído el relato del Éxodo en hebreo, pero la versión griega, la Septuaginta, que es la versión traducida del hebreo al griego por Setenta Judíos, traduce al griego las palabras hebreas de consuelo de Moisés al pueblo : "¡Ánimo! Manténganse firmes y vean la salvación de Hashem" (Éx 14.13 de la Septuaginta).
¿Qué pasa con el término, "la salvación de Hashem"? Muchas personas leen el nombre "Ieshúa" (una forma alterada del griego 'Iesous') en sus biblias en español, y no se dan cuenta que sus discípulos, su familia, e incluso sus detractores habrían usado su nombre hebreo, "Ieshúa", que tiene un significado literal. Significa "Él es la salvación". En la Escritura, los nombres hebreos tenían un significado importante. Representan la personalidad, misión y destino de una persona, y esta es la razón por la que algunas personas tenían varios nombres o cambiaron sus nombres después de un cambio trascendental en el enfoque de sus vidas. Pero cuando los traductores de la Escritura optaron por no traducir los nombres, eligiendo en cambio transliterar las palabras hebreas para escuchar cómo sonaban en el idioma traducido, se impidió conocer el significado de los nombres y, por lo tanto, se perdió la importancia del propósito de esa persona.
Esto ayuda a explicar el versículo de Mt antes de que nazca Ieshua, donde el ángel le habla a José, su padre adoptivo. El ángel dice: "Llamarás su nombre Ieshúa ("él es la salvación"), porque él salvará a su pueblo de sus pecados." (Mt 1.21). Al no comprender el significado del nombre, se pierde el significado de la proclamación del ángel. Pero al comprender el significado del nombre, "llamarás su nombre Ieshúa ("él será la salvación"), porque él salvará a su pueblo de sus pecados", tiene sentido perfecto.
Por lo tanto, los discípulos ven lo que consideran un espíritu y se asustan. Inmediatamente reciben la respuesta de Ieshúa: "¡Ánimo! Yo soy". En otras palabras, "¡Ánimo! Yo soy la verdadera Salvación de Dios" de la cual habló Moisés hace más de mil quinientos años. Además, habrían recordado haber leído cómo Moisés gritó al pueblo: "Manténganse firmes y vean la Salvación (heb. Ieshuá) de Hashem" (Éx 14.13).
¿Qué estaba pensando Kéfa?
Después de revelarse Ieshúa a los discípulos y calmar sus temores, leemos que "Kéfa responde y dice: 'Maestro, si eres tú, mándame que vaya a ti sobre el agua'. Entonces Ieshúa respondió: 'Ven'. Y cuando Kéfa bajó de la barca, caminó sobre el agua para ir a Ieshúa." (Mt 14:28-29).
En este punto de la historia, podría pensarse de la valentía y fe de Kéfa. Es decir, ¿salir del barco? ¿Qué estaba pensando el judío Kéfa en ese momento? Paradójicamente, podría continuarse la lectura y concluir en que Kéfa dudó y tuvo poca fe para mantenerse parado sobre el agua, por lo que comenzó a hundirse. De hecho, Ieshúa le pregunta por qué había dudado, llamándole "Hombre de poca fe" (Mt 14.31). Pero solo porque a Kéfa le faltó algo de fe, ¿podemos deducir que esta fue la única razón por la que él se hunde?
"Pero cuando vio el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, gritó, diciendo:" ¡Maestro, sálvame! "E inmediatamente Ieshúa, extendiendo su mano, lo tomó y le dijo: “Oh, hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” (Mt 14.30-31).
Una lectura simple, sin contexto cultural, podría abordar a la conclusión de que Kéfa se bajó de la barca quizás porque se dejó llevar por la emoción y el ímpetu del momento; era una persona impulsiva. Pero a la luz del simbolismo que se ha presentado en esta lectura de todo este episodio, hay otra explicación para el comportamiento del judío Kéfa.
Un salto de Fe
Para comprender las acciones del judío Kéfa, es de tomar en consideración una vez más las tradiciones e historias de los rabinos. En el recuento rabínico de la historia del Mar Rojo, hay un personaje que ocupa un lugar destacado, y aunque la Escritura no lo menciona en este evento en particular, es un individuo muy respetado y de renombre en otros versículos de Sacra Escritura. Su nombre es Najshón ben Aminadav.
La Escritura describe a Najshón como el líder de la tribu de Judá, a menudo llamado el "príncipe de la tribu de Judá" (Nm 2.3, 1 Cr 2.10). Aquí, por el contexto, no es el mismo tipo de príncipe del que se habló anteriormente, pero se le tenía en muy alta estima y era uno de los doce líderes de la nación de Israel. La tribu de Judá misma era considerada de la más importantes de las tribus, porque Jacob (también conocido como Israel), el padre de todas las tribus, había bendecido a Judá y le había dado el derecho de reinar (Gn 49:8-12). Judá era oficialmente la tribu de la realeza. Najshón también fue el tatarabuelo del rey David, lo que pone a Najshón en el linaje directo de Ieshúa (Mt 1.4). De hecho, uno de los títulos tradicionales que los rabinos le dieron al Mesías venidero era "Ben Najshón" es decir, "Hijo de Najshón" (Midrash Bamidbar Rabá 13.12).
Según la tradición judía, Najshón se dio a conocer por primera vez en la orilla del Mar Rojo. Cuando Dios da la orden de entrar al mar, las aguas aún no se habían dividido ni solidificado, esto se puede verificar fácilmente leyendo la narrativa de la Escritura (Éx 14:15-16), y toda el pueblo temía de aventurarse. Pero en la la tradición judía (Sotá 37a, Midrash Bamidbar Rabá 13.4, 13.7), Najshón, escucha la orden de Dios, e inmediatamente corre hacia adelante y salta al mar. Sin embargo, como el mar todavía estaba en su estado natural, le resultó difícil mantenerse por encima del agua, y los rabinos citan el Salmo 69 como un versículo que cita las palabras de Najshón en ese momento: "¡Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta mi alma!" (Sal 69.2). Mientras Najshón clama a Dios por ayuda, Moisés recibe la orden de Dios de "extender su mano sobre el mar" (Éx 14.16), para que Najshón sea rescatado. El salto de Najshón se convirtió en el Judaísmo una expresión proverbial de valentía, fe, y obediencia a los mandamientos de Dios incluso arriesgando su vida.
Una vez más, ya sea que esto realmente haya sucedido como un hecho histórico o que sea una parábola interesante, lo importante es que los discípulos judíos inmersos en la cultura de su pueblo Israel conocían esta tradición, y verían paralelismos con los eventos por los que estaban pasando con Ieshúa.
Dicho todo esto. Es concebible que Kéfa al ver a Ieshúa caminando sobre el agua, inmediatamente recuerde en su mente el cruce del Mar Rojo. Kéfa dijo, "si eres tú, ordéname que vaya a ti sobre el agua." (Mt 14.28). En su mente, esta afirmación es clara: si Ieshúa es el "segundo Moisés", entonces debe ordenarnos que viajemos hacia las olas del mar. Ieshúa le ordena que venga a él, y Kéfa salta de la barca y comienza a caminar, sin darse cuenta que en ese preciso momento podía estar desempeñando el papel de Najshón pasado mil quinientos años atrás. Najshón se hunde antes de ser rescatado. Kéfa ve la tormenta, pero se aferra a su valor y presiona, y luego, atemorizado comienza a hundirse. En su terror y desesperación, clama a Ieshúa ("él es la salvación") pidiendo ayuda, e inmediatamente Ieshúa "extiende su mano" (Mt 14.31) y lo salva. A medida que la conmoción y el pánico desaparecen, Kéfa comienza a darse cuenta del papel que acaba de desempeñar, y sus propias palabras y acciones entran en perspectiva cuando se da cuenta de que su hundimiento fue parte del plan desde el principio. Oye que Ieshúa le dice: «¿Por qué dudaste?» (Mt 14.31).
Mientras subían juntos a la barca, el viento cesó, otro recordatorio del Mar Rojo. Los discípulos se inclinaron ante Ieshúa, al hacerlo, proclamando su creencia de que él era el Mesías hijo Dios, y el tan esperado segundo Moisés por el pueblo judío. Es de observación como paralelismo a esto, que después del cruce del Mar Rojo, la Escritura registra que "el pueblo creyó en Moisés" (Éx 14.31).
¿En qué época del año sucedió todo esto? Jn 6: 4 dice: "Y se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos". Cada vez que se acercaba una de las fiestas santas de Dios, todos estudiaban partes de la Escritura y tradiciones que trataban de esa fiesta en particular. Además, ha sido una tradición establecida durante miles de años que el paso de la travesía del Mar Rojo siempre se lee durante la temporada de Pascua, en ese mismo día, pero mil quinientos años después sucede todo esto como señal de que Ieshúa es el Mesías esperado por el pueblo judío ante los ojos de los discípulos.
Las Transportación
En Jn 6:21 dice, "Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban." Este es un evento extraño, sin embargo, escrito con la intención de recordar la Escritura, la tradición e historia de los judíos transmitida cada generación. Los rabinos, donde dice Dios: "los he levantado a ustedes sobre alas de águilas y los he traído a mí" (Éx 19.4), tienen una tradición que dice que Dios los transportó de manera sobrenatural (Rashí sobre Éx 12.37), y en un instante, de Egipto, fueron arrebatados en una fracción de segundos de distancia desde la ciudad egipcia de Ramsés hasta la zona de Sucot, (Éx 12.37, Nm 33:3-5), donde iniciaron su viaje a pie, por medios naturales, antes de cruzar el Mar Rojo.
Esta transportación inmediata y sobrenatural de los discípulos completa la comparación de Moisés y el Mesías de la manera más asombrosa. Les habrían dado la razón para proclamar audazmente a Ieshúa como el tan esperado "Profeta como Moisés", incluso al punto de renunciar a sus propias vidas por él, el Hijo unigénito de Dios, Mesías y Redentor final, aún mayor que Moisés (Heb 3.3) y los ángeles (Heb 1.4-14).
Para el pueblo judío que vivía en la tierra de Israel, el tan esperado Mesías no solo sería alguien que vendría a restaurar a Israel a los días de gloria del Rey David, sino que sería alguien mucho más que sacudiría la tierra ... el segundo Moisés.
Moisés, el que desafió al Faraón y provocó la ira de Dios sobre la tierra de Egipto, de modo que todas las naciones del mundo temblaron al escucharlo; el gran profeta que habló con Dios cara a cara, y que ascendió a la cima del monte Sinaí para traer al pueblo la mismísima Palabra de Dios inscrita en piedra; el hombre que en varias ocasiones cuando el pueblo había pecado, intercedió ante Dios pidiendo perdón por todo Israel, y fue escuchada su solicitud; Moisés, quien dirigió al pueblo de Israel saliendo del exilio de Egipto y los trajo a la Tierra que Dios había prometido a sus padres. Moisés, de quien se dice que la rebelión contra su persona equivalía a la rebelión contra Dios mismo. ¿Cómo podría haber otro profeta como Moisés?
En el libro de Dt las palabras de Moisés al pueblo están registradas: "Hashem tu Dios levantará un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo; a él escucharán." (Dt 34.10). Esta profecía de uno quién vendría en el futuro, quién sería "como Moisés", fue uno de los cimientos de la creencia judía en la venida del Mesías. Aunque el libro de Dt concluye con las palabras, "no se ha levantado en Israel un profeta como Moisés" (Dt 34.10), el pueblo tenía la esperanza en la promesa de Dios de que tal profeta se levantaría algún día, y anhelaban su llegada.
En el Judaísmo surgieron muchas tradiciones sobre la venida del Mesías, su nacimiento, su vida, sus hechos, su enseñanza, y se estudiaron y aplicaron muchos versículos de la Sacra Escritura sobre la llegada del Mesías, pero en el fondo de todas las tradiciones y leyendas había una premisa fundamental: los hechos del Mesías serían similares a los de Moisés en cada forma imaginable. "El último redentor [el Mesías] será como el primer redentor [Moisés]" (Midrash Kohelet 63. 2) fue un axioma rabínico bastante común.
Por lo tanto, al observar los hechos de Ieshúa, debe tenerse en consideración que la expectativa del pueblo judío de la época era que la vida del Mesías sería similar a la de Moisés.
Las Similitudes
Justo después de la primera Pascua. El faraón finalmente deja a Israel salir de Egipto. El pueblo inmediatamente huye de Egipto. Se dirigen hacia el desierto, pero Dios les ordena ir hacia el Mar Rojo, que parece ser un callejón sin salida. Mientras tanto en Egipto, el faraón cambia de opinión y decide perseguir a Israel para exterminar al pueblo por completo. Reúne todos sus carros, jinetes y caballería y se dispone a atrapar y atacar a Israel a la orilla del mar, donde nadie podría escapar ante tal ejército. Más adelante, el mar obstaculiza el progreso de Israel. Por ambos lados, montañas intransitables les bloquean el camino, mientras que detrás de ellos se acerca el ejército del faraón. No hay salida.
El pueblo de Israel alza los ojos y ve a Egipto venir tras ellos, y se aterroriza. Algunos claman a Dios por ayuda, mientras que otros culpan a Moisés de ser la causa de sus inminentes muertes. Moisés le dice al pueblo que no tema, que permanezca firme y observe la salvación de Dios.
En este punto, Dios le dice a Moisés: "¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen". (Éx 14.15). ¿Por qué le dice Dios a Moisés que se abstenga en clamarle? La tradición judía cuenta que Moisés había estado orando a Dios durante mucho tiempo, mientras que la gente entraba en pánico cada vez más; y entonces Dios le responde a Moisés que es hora de decirle al pueblo que actúe cruzando el mar. Si bien este detalle puede no parecer importante, es importante tener en mente que antes del cruce del Mar Rojo, Moisés había estado orando a Dios durante algún tiempo.
Luego, Dios envía un poderoso viento del oriente que sopla durante toda la noche. Está claro que aquí se está realizando un milagro: el viento no afecta a Israel cuando cruzan el mar de occidente al oriente. Si se tratara de un viento natural, nadie podría resistirlo, y mucho menos viajar en su dirección.
El mar se divide y la gente comienza a cruzar. El mar no es una extensión plana de arena. Hay colinas y valles, rocas y grietas, acantilados y cañones, que harían muy difícil, si no imposible, caminar por el fondo del mar. ¿Cómo Israel cruzó el mar junto con todos sus hijos, animales y posesiones?
"Tierra Seca"
Éx 14:22 nos dice que "los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda". Sin ninguna adición de algún traductor, el versículo dice que "Israel entró en medio del mar en seco". En ninguna parte el texto dice que Dios dividió las aguas hasta el fondo del mar y luego secó "el suelo" del fondo del mar para permitirle a Israel cruzar. El Salmo 66 relata la historia del Éxodo y dice con respecto a la travesía del mar Dios, "Cambió el mar en sequedad", (Sal 66.6). No dice que Dios dividió el mar para "revelar la tierra seca", sino que en realidad "transformó" (הפך, "convirtió") el agua del mar en "sequedad". La palabra hebrea "iabashá" (יבשׁה), a veces traducida como "seco", se traduce como "sólido" en este versículo en particular.
Basado en el análisis anterior, el famoso comentarista judío Or HaJaim enseñó una explicación del cruce del Mar Rojo. Dijo que para evitar que Israel tuviera que navegar por el camino rocoso del mar, Dios separó las aguas en dos capas. La capa superior la dividió, haciendo de las aguas una pared "solidificada" de cada lado, e hizo que la capa inferior de agua (las profundidades) se solidificara bajo los pies, para que Israel pudiera caminar sobre la superficie de las profundidades, con protección en ambos lados por paredes onduladas y "solidificadas". Esta interpretación también explicaría por qué la Escritura con frecuencia se refiere a Israel como caminando "sobre el medio del mar" (Éx 14:16, 14:22, 14:29, 15:19, Nm 33:8, Sal 136:14, Ne 9:11). Sobre esto dice Éx 15, durante la Canción que se canta por el pueblo inmediatamente después de la travesía sobre el mar: "Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; se juntaron las corrientes como en un montón; los abismos se cuajaron en medio del mar." (Éx 15.8). La palabra hebrea "kafá" (קפא), traducida como "cuajar", significa literalmente "espesar; para ser cuajado; volverse denso". Textualmente dice la Escritura que las aguas profundas se "cuajaron", en otras palabras, se solidificaron. Es de notar que la palabra hebrea "kafá" (קפא), puede leerse también como Kéfa (קפא), el nombre hebreo de Pedro, la persona que camina sobre el agua con Ieshúa.
"La Salvación de Hashem"
Israel cruza el mar, caminando sobre el agua, con imponentes paredes de agua a cada lado, sin obstáculos por los fuertes vientos. Según la narrativa del Éxodo, Israel procede a cruzar el mar durante toda la noche, pero a medida que se acerca la mañana, Egipto todavía persigue a Israel, y sus carros y caballería avanzan con rapidez.
A la "vigilia de la mañana" (Éx 14.24), que se refiere al último turno de vigilia durante la noche que corresponde a las 2:00-6:00 AM, Dios arroja a la confusión a todo Egipto, el mar se derrumba sobre ellos, mientras corrían tras Israel adentro hacia el mar, en lugar de huir de él. A este punto, Egipto está condenado. Moisés extiende su mano una vez más, y el agua sobre la que caminaba con Israel se volvió "en toda su fuerza" (Éx 14.27), y los egipcios se hundían como piedras. Las paredes de agua se derrumban, cubriendo cualquier rastro del ejército egipcio. El pueblo de Israel se queda mirando hacia atrás a las aguas ahora pacíficas, mientras el viento pierde su fuerza, hasta llegar a la calma del mar. A partir de este momento, después de la travesía milagrosa, el pueblo de Israel tiene una plena y completa fe en Dios, y en su siervo Moisés: "Y vio Israel aquel grande hecho que Hashem ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Hashem, y creyeron a Hashem y a Moisés su siervo." (Éx 14.31).
Según la narrativa que se encuentra en Mt 14, "Ieshúa hizo que sus discípulos subieran a la barca y fueran delante de él al otro lado ... y subió al monte solo para orar. Cuando llegó la noche, estaba solo allí. . Pero la barca estaba ahora en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario [es decir, un viento del oriente]." (Mt 14.22-24).
Es tarde en la noche, hay un fuerte viento del oriente que sopla sobre el agua, los discípulos están cada vez más atemorizados y Ieshúa ha estado pasando algún tiempo solo, orando.
La narrativa continúa: "A la cuarta vigilia de la noche, Ieshúa se acerca a ellos caminando sobre el mar. Y cuando los discípulos lo ven caminar sobre el mar, se turbaron y dijeron: "¡Es un espíritu!" Y gritaron de miedo, pero enseguida Ieshúa les habló, diciendo: "¡Ánimo! Yo soy, no temáis". (Mt 14.25-27).
La hora de la noche que Ieshúa elige para caminar sobre el agua es la cuarta vigilia de la noche. La cuarta vigilia nocturna tenía otro nombre: "la vigilia de la mañana", llamada así porque era la vigilia que terminaba cuando amanecía; era entre las 3:00-6:00 AM. Originalmente, la noche estaba dividida en tres vigilias, con la última, la 'vigilia de la mañana', entre las 2:00-6: 00 AM. Para la época del Segundo Templo, se había instituido una cuarta vigilia nocturna debido al gobierno romano, y la cuarta o 'vigilia matutina' ahora era de 3:00-6: 00 AM.
Ahora, ¿Qué hay de la reacción de los discípulos al ver a Ieshúa de lejos sobre las aguas? ¿Por qué el terror? En un primer momento pensaron en un fantasma. ¿Cómo pensar que una persona humana caminase sobre el agua? Ellos gritaron por el miedo. Los apóstoles se muestran fáciles a estas creencias (Lc 24:37; Hch 12:15) en casos de apariciones del Mesías. Además, la creencia popular era rica en estas historias (véase Strack-B., Kommtiitar,. I ρ,691, donde se recogen muchas de estas leyendas), y hasta eran consideradas de mal agüero (Sab 17:4-14). Dado que ese es el caso, ¿de qué nos sirve saber que los discípulos pensaron que vieron un espíritu venir tras ellos? ¿Podría ser algo parecido a algún hecho de la historia del Mar Rojo?
¿Quién era Egipto?
A menudo, el hebreo contiene aspectos ocultos de la historia. Resulta que hay un par de oraciones en la historia del Mar Rojo que no parecen extrañas en el idioma español, pero parecen francamente extrañas en hebreo. Primeramente, antes de que el mar se partiera: "los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que Egipto venía tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Hashem." (Éx 14.10). ¿Qué tiene de inusual esto? Los israelitas ven que se acercan enormes ejércitos de carros y están aterrorizados. Pero el texto no dice que vieron al ejército, los carros, la caballería o a los egipcios. El texto hebreo dice que vieron a Egipto. ¿Es una simple referencia al ejército egipcio en su conjunto, como una unidad? La redacción en hebreo es singular, no plural, y el hebreo es muy específico sobre este tipo de cosas. El texto dice literalmente que el pueblo de Israel vio una cosa individual llamada "Egipto" que venía detrás de ellos. Más adelante en la historia, cuando Dios destruye los carros de los egipcios, el texto hebreo se refiere a un individuo cuando dice: "Entonces Egipto dijo: Huiré de delante de Israel, porque Hashem pelea por ellos contra Egipto.”(Éx 14.25). ¿Quién está hablando aquí? Si hubiera sido un grupo de personas, ¿no habrían dicho: "Huiremos"?
Los rabinos judíos sabiendo que Dios se refirió a "Egipto" como un individuo, enseñaron que había un representante individual de Egipto. Basados en otros lugares de la Escritura, los rabinos creen que todas y cada una de las naciones de la tierra tienen un representante espiritual, un ángel o espíritu que representa a esa nación y es conocido como su "príncipe". Por lo tanto, dedujeron, Israel "alzó los ojos" y vio al ser espiritual que es Egipto, el "príncipe de Egipto", que venía detrás de ellos. Pero Moisés les dice que no teman ni siquiera a esta criatura, sino que "permanezcan firmes y vean la salvación de Hashem".
Antes de poner los ojos en blanco y etiquetar lo dicho como una fábula, es de importancia tomar en consideración que la idea de "príncipes espirituales" sobre diferentes naciones se menciona por primera vez no en el Talmud, ni en la tradición judía, sino en la Escritura, en el libro de Daniel. En el capítulo 10, Daniel le habla a un ser angelical que ha luchado contra el "príncipe del reino de Persia" durante veintiún días, y fue auxiliado por Mijael / Miguel, otro ángel (Dan 10.13). El ángel dice que una vez que regrese para luchar contra el "príncipe de Persia", llegará el "príncipe de Grecia" (Daniel 10.20-21). Más adelante, en el capítulo 12, se menciona de nuevo a Mijael / Miguel, con las palabras: "Mijael / Miguel, el gran príncipe que está de lado de los hijos de Israel" (Dan 12.1). En otras palabras, Mijael / Miguel es el príncipe de Israel.
Según el entendimiento rabínico, este poder fue finalmente arrojado al Mar Rojo por Dios mismo cuando el ejército egipcio se ahogó. La Escritura dice claramente que el ejército egipcio estaba cubierto por el mar: "volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército del Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno." (Éx 14.28), sin embargo, en la Canción del Mar, dice claramente que Dios "es exaltado sobre los soberbios, habiendo arrojado al mar el caballo con su jinete" (Éx 15.1). De nuevo, la redacción en hebreo es singular. Ya sea que se tome esta tradición como literal o como una parábola, puede observarse un presagio en el lanzamiento de este príncipe al mar, en relación un presagio del juicio final sobre el Satán y sus demonios cuando son arrojados al lago de fuego (Ap 20.10).
Los discípulos de Ieshúa como judíos inmersos completamente en la cultura de su pueblo conocían muy bien de estas historias y tradiciones. Y bien habrían recordado la respuesta de Ieshúa a sus propios temores: "¡Ánimo!" (Mt 14.27). Los discípulos de Ieshúa habían leído el relato del Éxodo en hebreo, pero la versión griega, la Septuaginta, que es la versión traducida del hebreo al griego por Setenta Judíos, traduce al griego las palabras hebreas de consuelo de Moisés al pueblo : "¡Ánimo! Manténganse firmes y vean la salvación de Hashem" (Éx 14.13 de la Septuaginta).
¿Qué pasa con el término, "la salvación de Hashem"? Muchas personas leen el nombre "Ieshúa" (una forma alterada del griego 'Iesous') en sus biblias en español, y no se dan cuenta que sus discípulos, su familia, e incluso sus detractores habrían usado su nombre hebreo, "Ieshúa", que tiene un significado literal. Significa "Él es la salvación". En la Escritura, los nombres hebreos tenían un significado importante. Representan la personalidad, misión y destino de una persona, y esta es la razón por la que algunas personas tenían varios nombres o cambiaron sus nombres después de un cambio trascendental en el enfoque de sus vidas. Pero cuando los traductores de la Escritura optaron por no traducir los nombres, eligiendo en cambio transliterar las palabras hebreas para escuchar cómo sonaban en el idioma traducido, se impidió conocer el significado de los nombres y, por lo tanto, se perdió la importancia del propósito de esa persona.
Esto ayuda a explicar el versículo de Mt antes de que nazca Ieshua, donde el ángel le habla a José, su padre adoptivo. El ángel dice: "Llamarás su nombre Ieshúa ("él es la salvación"), porque él salvará a su pueblo de sus pecados." (Mt 1.21). Al no comprender el significado del nombre, se pierde el significado de la proclamación del ángel. Pero al comprender el significado del nombre, "llamarás su nombre Ieshúa ("él será la salvación"), porque él salvará a su pueblo de sus pecados", tiene sentido perfecto.
Por lo tanto, los discípulos ven lo que consideran un espíritu y se asustan. Inmediatamente reciben la respuesta de Ieshúa: "¡Ánimo! Yo soy". En otras palabras, "¡Ánimo! Yo soy la verdadera Salvación de Dios" de la cual habló Moisés hace más de mil quinientos años. Además, habrían recordado haber leído cómo Moisés gritó al pueblo: "Manténganse firmes y vean la Salvación (heb. Ieshuá) de Hashem" (Éx 14.13).
¿Qué estaba pensando Kéfa?
Después de revelarse Ieshúa a los discípulos y calmar sus temores, leemos que "Kéfa responde y dice: 'Maestro, si eres tú, mándame que vaya a ti sobre el agua'. Entonces Ieshúa respondió: 'Ven'. Y cuando Kéfa bajó de la barca, caminó sobre el agua para ir a Ieshúa." (Mt 14:28-29).
En este punto de la historia, podría pensarse de la valentía y fe de Kéfa. Es decir, ¿salir del barco? ¿Qué estaba pensando el judío Kéfa en ese momento? Paradójicamente, podría continuarse la lectura y concluir en que Kéfa dudó y tuvo poca fe para mantenerse parado sobre el agua, por lo que comenzó a hundirse. De hecho, Ieshúa le pregunta por qué había dudado, llamándole "Hombre de poca fe" (Mt 14.31). Pero solo porque a Kéfa le faltó algo de fe, ¿podemos deducir que esta fue la única razón por la que él se hunde?
"Pero cuando vio el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, gritó, diciendo:" ¡Maestro, sálvame! "E inmediatamente Ieshúa, extendiendo su mano, lo tomó y le dijo: “Oh, hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” (Mt 14.30-31).
Una lectura simple, sin contexto cultural, podría abordar a la conclusión de que Kéfa se bajó de la barca quizás porque se dejó llevar por la emoción y el ímpetu del momento; era una persona impulsiva. Pero a la luz del simbolismo que se ha presentado en esta lectura de todo este episodio, hay otra explicación para el comportamiento del judío Kéfa.
Un salto de Fe
Para comprender las acciones del judío Kéfa, es de tomar en consideración una vez más las tradiciones e historias de los rabinos. En el recuento rabínico de la historia del Mar Rojo, hay un personaje que ocupa un lugar destacado, y aunque la Escritura no lo menciona en este evento en particular, es un individuo muy respetado y de renombre en otros versículos de Sacra Escritura. Su nombre es Najshón ben Aminadav.
La Escritura describe a Najshón como el líder de la tribu de Judá, a menudo llamado el "príncipe de la tribu de Judá" (Nm 2.3, 1 Cr 2.10). Aquí, por el contexto, no es el mismo tipo de príncipe del que se habló anteriormente, pero se le tenía en muy alta estima y era uno de los doce líderes de la nación de Israel. La tribu de Judá misma era considerada de la más importantes de las tribus, porque Jacob (también conocido como Israel), el padre de todas las tribus, había bendecido a Judá y le había dado el derecho de reinar (Gn 49:8-12). Judá era oficialmente la tribu de la realeza. Najshón también fue el tatarabuelo del rey David, lo que pone a Najshón en el linaje directo de Ieshúa (Mt 1.4). De hecho, uno de los títulos tradicionales que los rabinos le dieron al Mesías venidero era "Ben Najshón" es decir, "Hijo de Najshón" (Midrash Bamidbar Rabá 13.12).
Según la tradición judía, Najshón se dio a conocer por primera vez en la orilla del Mar Rojo. Cuando Dios da la orden de entrar al mar, las aguas aún no se habían dividido ni solidificado, esto se puede verificar fácilmente leyendo la narrativa de la Escritura (Éx 14:15-16), y toda el pueblo temía de aventurarse. Pero en la la tradición judía (Sotá 37a, Midrash Bamidbar Rabá 13.4, 13.7), Najshón, escucha la orden de Dios, e inmediatamente corre hacia adelante y salta al mar. Sin embargo, como el mar todavía estaba en su estado natural, le resultó difícil mantenerse por encima del agua, y los rabinos citan el Salmo 69 como un versículo que cita las palabras de Najshón en ese momento: "¡Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta mi alma!" (Sal 69.2). Mientras Najshón clama a Dios por ayuda, Moisés recibe la orden de Dios de "extender su mano sobre el mar" (Éx 14.16), para que Najshón sea rescatado. El salto de Najshón se convirtió en el Judaísmo una expresión proverbial de valentía, fe, y obediencia a los mandamientos de Dios incluso arriesgando su vida.
Una vez más, ya sea que esto realmente haya sucedido como un hecho histórico o que sea una parábola interesante, lo importante es que los discípulos judíos inmersos en la cultura de su pueblo Israel conocían esta tradición, y verían paralelismos con los eventos por los que estaban pasando con Ieshúa.
Dicho todo esto. Es concebible que Kéfa al ver a Ieshúa caminando sobre el agua, inmediatamente recuerde en su mente el cruce del Mar Rojo. Kéfa dijo, "si eres tú, ordéname que vaya a ti sobre el agua." (Mt 14.28). En su mente, esta afirmación es clara: si Ieshúa es el "segundo Moisés", entonces debe ordenarnos que viajemos hacia las olas del mar. Ieshúa le ordena que venga a él, y Kéfa salta de la barca y comienza a caminar, sin darse cuenta que en ese preciso momento podía estar desempeñando el papel de Najshón pasado mil quinientos años atrás. Najshón se hunde antes de ser rescatado. Kéfa ve la tormenta, pero se aferra a su valor y presiona, y luego, atemorizado comienza a hundirse. En su terror y desesperación, clama a Ieshúa ("él es la salvación") pidiendo ayuda, e inmediatamente Ieshúa "extiende su mano" (Mt 14.31) y lo salva. A medida que la conmoción y el pánico desaparecen, Kéfa comienza a darse cuenta del papel que acaba de desempeñar, y sus propias palabras y acciones entran en perspectiva cuando se da cuenta de que su hundimiento fue parte del plan desde el principio. Oye que Ieshúa le dice: «¿Por qué dudaste?» (Mt 14.31).
Mientras subían juntos a la barca, el viento cesó, otro recordatorio del Mar Rojo. Los discípulos se inclinaron ante Ieshúa, al hacerlo, proclamando su creencia de que él era el Mesías hijo Dios, y el tan esperado segundo Moisés por el pueblo judío. Es de observación como paralelismo a esto, que después del cruce del Mar Rojo, la Escritura registra que "el pueblo creyó en Moisés" (Éx 14.31).
¿En qué época del año sucedió todo esto? Jn 6: 4 dice: "Y se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos". Cada vez que se acercaba una de las fiestas santas de Dios, todos estudiaban partes de la Escritura y tradiciones que trataban de esa fiesta en particular. Además, ha sido una tradición establecida durante miles de años que el paso de la travesía del Mar Rojo siempre se lee durante la temporada de Pascua, en ese mismo día, pero mil quinientos años después sucede todo esto como señal de que Ieshúa es el Mesías esperado por el pueblo judío ante los ojos de los discípulos.
Las Transportación
En Jn 6:21 dice, "Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban." Este es un evento extraño, sin embargo, escrito con la intención de recordar la Escritura, la tradición e historia de los judíos transmitida cada generación. Los rabinos, donde dice Dios: "los he levantado a ustedes sobre alas de águilas y los he traído a mí" (Éx 19.4), tienen una tradición que dice que Dios los transportó de manera sobrenatural (Rashí sobre Éx 12.37), y en un instante, de Egipto, fueron arrebatados en una fracción de segundos de distancia desde la ciudad egipcia de Ramsés hasta la zona de Sucot, (Éx 12.37, Nm 33:3-5), donde iniciaron su viaje a pie, por medios naturales, antes de cruzar el Mar Rojo.
Esta transportación inmediata y sobrenatural de los discípulos completa la comparación de Moisés y el Mesías de la manera más asombrosa. Les habrían dado la razón para proclamar audazmente a Ieshúa como el tan esperado "Profeta como Moisés", incluso al punto de renunciar a sus propias vidas por él, el Hijo unigénito de Dios, Mesías y Redentor final, aún mayor que Moisés (Heb 3.3) y los ángeles (Heb 1.4-14).