La Parashát Sheláj comienza con la narrativa de la exploración de la Tierra Santa por doce príncipes elegidos por Moshé, uno por cada tribu de Israel. El nombre de la parashá es Sheláj, porque este es el verbo con el que comienza la parashá: "él envío". Al ser enviados por Moshé, estos doce se convertían en sus representantes. De aquí nace el concepto de Mishjalát que significa "Delegación" y Shelijut: "Misión". En la Escritura un delegado es una persona que ha sido seleccionada o designada para actuar en representación de otra persona, de aquí que se le llame Shelíaj: Delegado. El griego para shelíaj (שליח) es ἀπόστολος (apóstolos), de donde proviene nuestra palabra "apóstol". Como el primer redentor, así será el último redentor (Midrash Kohelet 63.2). Esto significa que existen paralelos significativos entre Moshé y el Mashíaj, y estos paralelos sirven de señal para identificar al Mashíaj. Estos doce delegados de Moshé enviados a explorar y conquistar la Tierra Santa evocan a los doce Discípulos del último redentor: el Mashíaj. Ieshúa envío a Doce Discípulos como ovejas en medio de lobos, tipología midrásica cuando Moshé envío a los doce espías para explorar la tierra prometida. Evoca a los doce espías que fueron enviados por Moshé para explorar la tierra que habían de conquistar en medio de gigantes. Ahora Ieshúa envió a sus doce discípulos en medio de lobos rapaces (Mt 10.16). Los doce delegados (sheliajím; apóstoles) de Moshé fallaron, fracasaron, en traer las buenas noticias, pero los doce delegados (sheliajím; apóstoles) de Ieshúa, llenos del Espíritu de Elohím, vencieron, conquistaron y se convirtieron en pregoneros de las Buenas Noticias de la Gueulá (Redención) no solo en la Tierra Santa sino en todo el globo.
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