Esav no fue el único en las Escrituras que nace con un aspecto rojo / rojizo. David quien se convirtió en rey de Israel también tenía cabello rojo (1 Sa 16.12; lit. דְמֹונִי utilizado para denotar el color rojizo del cabello). Esto quizás nos indica que ambos hombres nacieron con un violento y fuerte ietzer hará ("inclinación al mal"; "concupiscencia"). Mientras que David aprendió a canalizar esta energía en el uso divino, a través del Rúaj Haqódesh (Espíritu de Santidad), Esav le permitió a su ietzer hará (inclinación al mal) gobernar sobre él.
Dos niños dentro del cuerpo de un ser humano; Esav y Iaacov. Esav es el ietzer hará (inclinación al mal), Iaacov es el ietzer hatov (inclinación al bien). Dos caminos; Esav es la esclavitud, Iaacov es la libertad. La lucha interna del ser humano se desarrolla en el momento de tomar decisiones, cuando el hombre es estimulado por deseos de las variantes opciones que presenta la vida.
De estos niños, Esav emergió primero del vientre de su madre, denominado por ende como "el mayor" y Iaacov emergió segundo, denominado como "el menor". Cuenta la narrativa de esta parashá que, cuando estos dos hombres luchaban dentro de su madre, Dios dijo "el mayor servirá al menor" (Gn 25.23). Esav es el cuerpo, Iaacov es el alma divina. El cuerpo quiere gobernar sobre el alma. El cuerpo trabaja a través de instintos y solo quiere recibir, y cuando Esav, el cuerpo, consigue gobernar sobre Iaacov, el alma se debilita de tal manera que el hombre se transforma o deforma en un ente que está esclavizado por sus instintos y deseos egoístas, similar a un éseb (עֶשֶׂב), la hierba sin fruto, de donde proviene el nombre Esav.
En cada hombre hay un Esav y un Iaacov interno. Cuando el hombre a través del Rúaj Haqódesh /Espíritu de Santidad es capaz equilibrar a estos dos gemelos, los instintos y el intelecto, gobernando el intelecto a los instintos, entonces se ha alcanza la verdadera libertad, la libertad del alma.
La Torá identifica a Esav como un hombre del campo, su profesión: cazador de animales. Iaacov en contraste se mantenía dentro de las tiendas, y él era un pastor de ovejas. Esav trabaja matando animales, Iaacov trabaja sosteniendo y cuidando a sus ovejas y manteniéndolas con vida. Cuando el hombre es cautivado por el poder de los instintos egoístas del cuerpo, Esav, el alcance del hombre es la muerte. Pero cuando el hombre gobierna sus instintos, su egoísmo y su ietzer hará (inclinación al mal), entonces alcanza la verdadera libertad al ser una vasija pura para que el Rúaj Haqódesh/ Espíritu de Santidad resida en ella. Esta libertad que está en el altruismo se obtiene por medio de la sangre del sacrificio de Marán Ieshúa, como dijo "Si el Hijo los hace libres, serán verdaderamente libres" (Jn 7.36).
Marán Ieshúa también dijo: "En verdad les digo: El que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna; ya no habrá juicio para él, porque ha pasado de muerte a vida" (Jn 5:24). En hebreo esto pertenece a כי־עבר ממות לחיים,(ki-avar mimavet la-jáim, porque ha pasado de muerte a vida). De modo similar, Abraham fue llamado Ivrí (העברי, ha-ivrí) - el Hebreo - porque él pasó (avar, עבר) el río Eufrates, de Caldea ("Babilonia") a la Tierra de Canaán, la Tierra Prometida. Así también, todos los que creen en el Mashíaj /Mesías / Ungido Ieshúa son Ivrim (עברים, hebreos), que han pasado (avar, עבר) de muerte a vida. No por nuestros propios méritos, sino por los méritos de Ieshúa, por la vida, sacrificio, muerte y resurrección de Ieshúa el Mashíaj / Mesías / Ungido: «No depende del que quiere, ni depende del que se esfuerza, sino depende de Dios el Compasivo» (Carta de Shaúl /Pablo a la Comunidad en Roma 9.16)
Dos niños dentro del cuerpo de un ser humano; Esav y Iaacov. Esav es el ietzer hará (inclinación al mal), Iaacov es el ietzer hatov (inclinación al bien). Dos caminos; Esav es la esclavitud, Iaacov es la libertad. La lucha interna del ser humano se desarrolla en el momento de tomar decisiones, cuando el hombre es estimulado por deseos de las variantes opciones que presenta la vida.
De estos niños, Esav emergió primero del vientre de su madre, denominado por ende como "el mayor" y Iaacov emergió segundo, denominado como "el menor". Cuenta la narrativa de esta parashá que, cuando estos dos hombres luchaban dentro de su madre, Dios dijo "el mayor servirá al menor" (Gn 25.23). Esav es el cuerpo, Iaacov es el alma divina. El cuerpo quiere gobernar sobre el alma. El cuerpo trabaja a través de instintos y solo quiere recibir, y cuando Esav, el cuerpo, consigue gobernar sobre Iaacov, el alma se debilita de tal manera que el hombre se transforma o deforma en un ente que está esclavizado por sus instintos y deseos egoístas, similar a un éseb (עֶשֶׂב), la hierba sin fruto, de donde proviene el nombre Esav.
En cada hombre hay un Esav y un Iaacov interno. Cuando el hombre a través del Rúaj Haqódesh /Espíritu de Santidad es capaz equilibrar a estos dos gemelos, los instintos y el intelecto, gobernando el intelecto a los instintos, entonces se ha alcanza la verdadera libertad, la libertad del alma.
La Torá identifica a Esav como un hombre del campo, su profesión: cazador de animales. Iaacov en contraste se mantenía dentro de las tiendas, y él era un pastor de ovejas. Esav trabaja matando animales, Iaacov trabaja sosteniendo y cuidando a sus ovejas y manteniéndolas con vida. Cuando el hombre es cautivado por el poder de los instintos egoístas del cuerpo, Esav, el alcance del hombre es la muerte. Pero cuando el hombre gobierna sus instintos, su egoísmo y su ietzer hará (inclinación al mal), entonces alcanza la verdadera libertad al ser una vasija pura para que el Rúaj Haqódesh/ Espíritu de Santidad resida en ella. Esta libertad que está en el altruismo se obtiene por medio de la sangre del sacrificio de Marán Ieshúa, como dijo "Si el Hijo los hace libres, serán verdaderamente libres" (Jn 7.36).
Marán Ieshúa también dijo: "En verdad les digo: El que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna; ya no habrá juicio para él, porque ha pasado de muerte a vida" (Jn 5:24). En hebreo esto pertenece a כי־עבר ממות לחיים,(ki-avar mimavet la-jáim, porque ha pasado de muerte a vida). De modo similar, Abraham fue llamado Ivrí (העברי, ha-ivrí) - el Hebreo - porque él pasó (avar, עבר) el río Eufrates, de Caldea ("Babilonia") a la Tierra de Canaán, la Tierra Prometida. Así también, todos los que creen en el Mashíaj /Mesías / Ungido Ieshúa son Ivrim (עברים, hebreos), que han pasado (avar, עבר) de muerte a vida. No por nuestros propios méritos, sino por los méritos de Ieshúa, por la vida, sacrificio, muerte y resurrección de Ieshúa el Mashíaj / Mesías / Ungido: «No depende del que quiere, ni depende del que se esfuerza, sino depende de Dios el Compasivo» (Carta de Shaúl /Pablo a la Comunidad en Roma 9.16)