En la parashá Toldot Itzjaq experimenta un tiempo de hambruna, pero a diferencia de Abraham su padre, él no se dirige hacia Egipto sino se encuentra en la narrativa de la Torá "sembrando en la tierra". El texto de análisis dice:
Y hubo raáv ("hambre") en la tierra, además de raáv harishón ("la primera hambre") que hubo en los días de Abraham; y se fue Itzjaq a Avimelej mélej pelishtím ("rey de los filisteos" o también "palestinos"), en Guerar. ("extranjero" o "posos de agua" en árabe) Y IHVH se le hizo visible, y le dijo: No desciendas a Mitzraim ("Egipto"); habita en la tierra que yo te diré. Habita como extranjero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu zera ("simiente") daré todas estas tierras, y confirmaré la shevuá ("el juramento") que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu zera ("simiente") como las kojavím ("estrellas") del cielo, y daré a tu zera ("simiente") todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu zera ("simiente"), por cuanto obedeció Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mitzvot ("mandamientos"), mis juqot ("estatutos") y mis torót ("leyes"). Habitó, pues, Itzjaq en Guerar... Y el varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. (Gn 36.1-6, 13)
El primer dato del análisis de la narrativa de esta parashá, es que según la tradición judía, "Se nos ha enseñado que hay diez hambrunas principales que vinieron y vendrán al mundo en distintos puntos de la historia. Nueve de ellas se registran en la vida de: Adám, Leméj ("padre de Nóaj"), Abraham, Itzjaq, Iaaqov, Shoftim ("Los Jueces"), el Rey David, Eliáhu, Elisha. La décmia hambruna se dividirá entre muchas generaciones que conducirán a la venida del Mashíaj. Pero habrá todavía otra hambruna durante los días del Mashíaj – hambruna de escuchar las palabras de Dios (Estudio de Torá). Esta hambruna final, será tan fuerte como las otras diez combinadas. Pero será distinta a las otras porque será en todo buena, porque dará lugar a la época en que "la tierra será llena del conocimiento de IHVH, como las aguas cubren el mar" (Is 11:9). (Midrash Bereshit Rabá 64:2)
En la narrativa de la parashá, la prosperidad de la hacienda de Itzjaq suscitó la envidia de las tribus y poblaciones cercanas. También por anacronismo se llama a estas poblaciones filisteos (v.14). Esta anomalía histórica se debe a que el redactor posterior traslada a la época patriarcal la situación histórica de su tiempo, en que los “filisteos" eran los tradicionales enemigos de Israel. Así, los enemigos de los intereses de los patriarcas son llamados también “filisteos”; pero, en realidad, en tiempo de Itzjaq aún no estaban estos en Canaán. Para hacer la vida imposible al patriarca, se dedicaron a cegar los pozos. El propio rey Avimélej le ordena salir del territorio (v.16), y el patriarca se fue a acampar al valle de Guerar, identificado comúnmente con el Wady Gazé (1Cf. Abel, Géog. I 406.). Allí sus siervos cavaron pozos, y encontraron pozos de agua viva o corriente (v.19). Esto era un indicio de la protección divina. Muy pronto vinieron las querellas con los pastores de la región de Guerar, los cuales pretendían mantener su propiedad sobre esas aguas (v.20). Por eso Isaac llamó a aquel pozo Ezeq ("querella"). Como hombre pacífico, Itzjaq se marchó a otro lugar, e hizo cavar otro pozo, sobre el que también se entablaron discusiones; por eso le llamó Tzitná ("hostilidad"), quizá el actual Wady Sutne er-Rueheibe. Después excavó otro pozo, sobre el que no hubo disputa, y le llamó Rejobot ("amplitud de espacio"), diciendo: “Ahora nos ha dado IHVH holgura...”
La Torá describe en detalle cómo Itzjaq abrió fuentes y cómo ellas fueron cegadas. ¿Por qué la Torá nos dice esto?
Cada una de las tres fuentes que Itzjaq abrió simboliza un Beit Hamikdash ("Templo"), porque así como el agua de la fuente da vida, así también la presencia divina de Dios daba vida al mundo en el Beit Hamikdash (Templo).
Luego de cavar donde Abraham había estado, los siervos de Itzjaq llegan a una fuente de agua viva ("maim jaim"). De todas las fuentes que habían sido cavadas hasta este punto, esta es la primera en la cual encontramos la expresión describiendo el agua (v. 26:19): "Pero cuando los siervos de Itzjaq cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de agua viva ("maim jaim")". Consideremos el proceso por el cual Itzjaq y sus siervos pasaron. Ya que ellos volvieron a cavar las mismas fuentes de aguas de Abraham, quienes simbólicamente reclamaron por la verdad. Las lecciones que ellos aprendieron de los testigos de Abraham les permitieron encontrar a la fuente dadora de vida de agua viva ("maim jaim"). Es fascinante que desde este punto en las Sacras Escrituras, la expresión maim jaim ("agua viva") será una referencia usada solo para referirse al Creador infinito, como está escrito: "Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva ("maim jaim"), y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua" (Gn 2:13) Y también, "!Oh Eterno, esperanza de Israel! todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a IHVH, fuente de agua viva ("maim jaim") (Jer 17:13). Ciertamente puede hacerse una conexión entre esta ‘agua viva’ (Mayim Jaim) y la enseñanza de Marán Ieshúa al identificarse así mismo como agua viva ("maim jaim"), al hablar con una mujer de Samaria delante de una fuente: "El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva ("maim jaim"). Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Ruaj Haqódesh (Espíritu de Santidad), porque Ieshúa no había sido aún glorificado (Jn 7.38, 39). Y esto también pertenece a: Makor jaim ("fuente de vida") es la boca del Justo (Pro 10.11). Esto pertenece al Mashíaj, el Justo, y la boca alude a la redención del cordero Pésaj ("Pe" "Saj" – "la boca habla"), que es Mashíaj.
El Desafío
La narrativa de la parashá indica que Itzjaq volvió a abrir las fuentes de su padre Abraham. Itzjaq no solo re-abrió las fuentes, sino que las llamó por los mismos nombres que Abraham las había llamado. A partir de la narrativa, se da por entendido que Itzjaq estaba nombrando a las fuentes sin un conocimiento previo de cómo su padre las había llamado. Pero en realidad, cada fuente, es una fuente que fue excavada por Abraham. Cada nombre es un nombre que fue originalmente dado por Abraham.
Aprendemos darle importancia de volver a la raíz, a lo original. Itzjaq pudo haber cavado nuevas fuentes. En lugar, él eligió restaurar las fuentes de Abraham. Itzjaq pudo haber escogido nuevos nombres. En lugar, él eligió nombrarlos por los mismos nombres que Abraham los había nombrado.
El desafío es tomar la misma actitud de Itzjaq. El camino en las raíces hebreas de la fe es similar al viaje de Itzjaq retornando a las fuentes de agua de su padre Abraham. Así como las fuentes fueron tapadas y escondidas de Itzjaq, así también cada hombre encuentra que sus fuentes originales fueron tapadas y escondidas de él. El Shabát fue ocultado de nuestra vista y forma de vivir. Las santas convocaciones o festividades fueron ocultas de nuestra vidas. La Torá misma por así decirlo, tapada y escondida de nosotros, para que nos viéramos privados de tomar de su agua. Así como Itzjaq, no debemos de crear nuevas fuentes o nuevos nombres, nuevas enseñanzas y nuevas religiones. Con esfuerzo y dedicación, buscando la fuente original, se hallará la raíz de la fuente profunda que está llena de agua. Y una vez que hemos encontrado la fuente original, nuestras raíces, no seamos como hacen los perros al estar echados con otros; ni come, ni deja comer, sino al contrario, demos de beber a aquellos que desean tomar de esta fuente de agua vida ("maim jaim").
Y hubo raáv ("hambre") en la tierra, además de raáv harishón ("la primera hambre") que hubo en los días de Abraham; y se fue Itzjaq a Avimelej mélej pelishtím ("rey de los filisteos" o también "palestinos"), en Guerar. ("extranjero" o "posos de agua" en árabe) Y IHVH se le hizo visible, y le dijo: No desciendas a Mitzraim ("Egipto"); habita en la tierra que yo te diré. Habita como extranjero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu zera ("simiente") daré todas estas tierras, y confirmaré la shevuá ("el juramento") que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu zera ("simiente") como las kojavím ("estrellas") del cielo, y daré a tu zera ("simiente") todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu zera ("simiente"), por cuanto obedeció Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mitzvot ("mandamientos"), mis juqot ("estatutos") y mis torót ("leyes"). Habitó, pues, Itzjaq en Guerar... Y el varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. (Gn 36.1-6, 13)
El primer dato del análisis de la narrativa de esta parashá, es que según la tradición judía, "Se nos ha enseñado que hay diez hambrunas principales que vinieron y vendrán al mundo en distintos puntos de la historia. Nueve de ellas se registran en la vida de: Adám, Leméj ("padre de Nóaj"), Abraham, Itzjaq, Iaaqov, Shoftim ("Los Jueces"), el Rey David, Eliáhu, Elisha. La décmia hambruna se dividirá entre muchas generaciones que conducirán a la venida del Mashíaj. Pero habrá todavía otra hambruna durante los días del Mashíaj – hambruna de escuchar las palabras de Dios (Estudio de Torá). Esta hambruna final, será tan fuerte como las otras diez combinadas. Pero será distinta a las otras porque será en todo buena, porque dará lugar a la época en que "la tierra será llena del conocimiento de IHVH, como las aguas cubren el mar" (Is 11:9). (Midrash Bereshit Rabá 64:2)
En la narrativa de la parashá, la prosperidad de la hacienda de Itzjaq suscitó la envidia de las tribus y poblaciones cercanas. También por anacronismo se llama a estas poblaciones filisteos (v.14). Esta anomalía histórica se debe a que el redactor posterior traslada a la época patriarcal la situación histórica de su tiempo, en que los “filisteos" eran los tradicionales enemigos de Israel. Así, los enemigos de los intereses de los patriarcas son llamados también “filisteos”; pero, en realidad, en tiempo de Itzjaq aún no estaban estos en Canaán. Para hacer la vida imposible al patriarca, se dedicaron a cegar los pozos. El propio rey Avimélej le ordena salir del territorio (v.16), y el patriarca se fue a acampar al valle de Guerar, identificado comúnmente con el Wady Gazé (1Cf. Abel, Géog. I 406.). Allí sus siervos cavaron pozos, y encontraron pozos de agua viva o corriente (v.19). Esto era un indicio de la protección divina. Muy pronto vinieron las querellas con los pastores de la región de Guerar, los cuales pretendían mantener su propiedad sobre esas aguas (v.20). Por eso Isaac llamó a aquel pozo Ezeq ("querella"). Como hombre pacífico, Itzjaq se marchó a otro lugar, e hizo cavar otro pozo, sobre el que también se entablaron discusiones; por eso le llamó Tzitná ("hostilidad"), quizá el actual Wady Sutne er-Rueheibe. Después excavó otro pozo, sobre el que no hubo disputa, y le llamó Rejobot ("amplitud de espacio"), diciendo: “Ahora nos ha dado IHVH holgura...”
La Torá describe en detalle cómo Itzjaq abrió fuentes y cómo ellas fueron cegadas. ¿Por qué la Torá nos dice esto?
Cada una de las tres fuentes que Itzjaq abrió simboliza un Beit Hamikdash ("Templo"), porque así como el agua de la fuente da vida, así también la presencia divina de Dios daba vida al mundo en el Beit Hamikdash (Templo).
- La primera fuente, Ezeq (literalmente "argumento") pertenece al primer Beit Hamikdash que fue atacado por las naciones no israelitas y finalmente fue destruido.
- La segunda fuente, Tzitná (literalmente "odio") pertenece al segundo Beit Hamikdash. Durante ese tiempo las naciones tenían un gran odio hacia los judíos, y finalmente destruyeron el Beit Hamikdash.
- La tercera fuente, Rejovót (literalmente "amplitud" "holgura") pertenece al tercer Beit Hamikdash. Cuando el Mashíaj fue revelado él construyó el tercer Beit Hamikdash, en el cual hay paz, es luz a las naciones y pertenece a la gran alegría del hombre porque la nación de Israel ha obtenido la redención. Esta tercer fuente tenía que ser revelada después de las primeras dos, cuando viniera la redención, como está escrito (Zac 24.9), "En ese día, agua viva saldrá de Ierushaláim/Jerusalén". De manera que las primeras dos fuentes que fueron cubiertas por las naciones aluden a los primeros dos templos, que fueron destruidos por los enemigos de Israel. La tercera fuente simboliza al tercer Templo, el templo que construye el Mashíaj, ese templo es el hombre. Cuando el Rúaj Haqódesh /Espíritu de Santidad habita en el hombre, éste se convierte en templo de Dios. Hablando de la tercera fuente, la Torá concluye, (v. 22) "Porque ahora IHVH nos ha hecho espaciosos, y fructificaremos en la tierra". Esto pertenece a la creación de un espacio consagrado para que el Rúaj Haqódesh /Espíritu de Santidad habite en el hombre y pueda dar buenos frutos de amor y justicia. La tercera fuente, también es el Mashíaj, Abraham la llamó Beer-Sheva (באר שׁבע, Pozo de la Plenitud), pero no leas Beer Shéva, sino Bar Shéva (בר שׁבע), esto es, "Hijo de la Plenitud".
Luego de cavar donde Abraham había estado, los siervos de Itzjaq llegan a una fuente de agua viva ("maim jaim"). De todas las fuentes que habían sido cavadas hasta este punto, esta es la primera en la cual encontramos la expresión describiendo el agua (v. 26:19): "Pero cuando los siervos de Itzjaq cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de agua viva ("maim jaim")". Consideremos el proceso por el cual Itzjaq y sus siervos pasaron. Ya que ellos volvieron a cavar las mismas fuentes de aguas de Abraham, quienes simbólicamente reclamaron por la verdad. Las lecciones que ellos aprendieron de los testigos de Abraham les permitieron encontrar a la fuente dadora de vida de agua viva ("maim jaim"). Es fascinante que desde este punto en las Sacras Escrituras, la expresión maim jaim ("agua viva") será una referencia usada solo para referirse al Creador infinito, como está escrito: "Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva ("maim jaim"), y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua" (Gn 2:13) Y también, "!Oh Eterno, esperanza de Israel! todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a IHVH, fuente de agua viva ("maim jaim") (Jer 17:13). Ciertamente puede hacerse una conexión entre esta ‘agua viva’ (Mayim Jaim) y la enseñanza de Marán Ieshúa al identificarse así mismo como agua viva ("maim jaim"), al hablar con una mujer de Samaria delante de una fuente: "El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva ("maim jaim"). Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Ruaj Haqódesh (Espíritu de Santidad), porque Ieshúa no había sido aún glorificado (Jn 7.38, 39). Y esto también pertenece a: Makor jaim ("fuente de vida") es la boca del Justo (Pro 10.11). Esto pertenece al Mashíaj, el Justo, y la boca alude a la redención del cordero Pésaj ("Pe" "Saj" – "la boca habla"), que es Mashíaj.
El Desafío
La narrativa de la parashá indica que Itzjaq volvió a abrir las fuentes de su padre Abraham. Itzjaq no solo re-abrió las fuentes, sino que las llamó por los mismos nombres que Abraham las había llamado. A partir de la narrativa, se da por entendido que Itzjaq estaba nombrando a las fuentes sin un conocimiento previo de cómo su padre las había llamado. Pero en realidad, cada fuente, es una fuente que fue excavada por Abraham. Cada nombre es un nombre que fue originalmente dado por Abraham.
Aprendemos darle importancia de volver a la raíz, a lo original. Itzjaq pudo haber cavado nuevas fuentes. En lugar, él eligió restaurar las fuentes de Abraham. Itzjaq pudo haber escogido nuevos nombres. En lugar, él eligió nombrarlos por los mismos nombres que Abraham los había nombrado.
El desafío es tomar la misma actitud de Itzjaq. El camino en las raíces hebreas de la fe es similar al viaje de Itzjaq retornando a las fuentes de agua de su padre Abraham. Así como las fuentes fueron tapadas y escondidas de Itzjaq, así también cada hombre encuentra que sus fuentes originales fueron tapadas y escondidas de él. El Shabát fue ocultado de nuestra vista y forma de vivir. Las santas convocaciones o festividades fueron ocultas de nuestra vidas. La Torá misma por así decirlo, tapada y escondida de nosotros, para que nos viéramos privados de tomar de su agua. Así como Itzjaq, no debemos de crear nuevas fuentes o nuevos nombres, nuevas enseñanzas y nuevas religiones. Con esfuerzo y dedicación, buscando la fuente original, se hallará la raíz de la fuente profunda que está llena de agua. Y una vez que hemos encontrado la fuente original, nuestras raíces, no seamos como hacen los perros al estar echados con otros; ni come, ni deja comer, sino al contrario, demos de beber a aquellos que desean tomar de esta fuente de agua vida ("maim jaim").