Según la tradición judía (según consta en el Talmud Bavli, Shabát 21b), en el momento de la re-dedicación (en 25 de Kislev/9no mes), no quedaba muy poco aceite que no había sido profanado por los griegos-sirios. El aceite se necesita para que la menorá ("candelabro del templo") arda continuamente en el Templo, pero sólo había suficiente para una duración de un día. Milagrosamente, el aceite santificado que alcanzaba únicamente para un día ardió durante ocho días – el tiempo necesario para preparar una nueva provisión de aceite para el candelabro. De manera que una festividad de ocho días fue instituida para conmemorar este milagro. El milagro de la vasija de aceite. Este recipiente pequeño, que tenía suficiente aceite para encender la Menorá para un solo día, se las arregló para durar por un período adicional de siete días.
Esa pequeña embarcación es el núcleo de suprema santidad, que nunca puede ser afectada por las fuerzas de la impureza, y que es suficiente para iluminar el mundo entero durante siete días. El número siete siempre simboliza el mundo natural, que fue creado en siete días. El número ocho simboliza aquello que está más allá de la naturaleza. El envase de aceite es ese punto número ocho – el punto que está más allá de la naturaleza, y que ilumina nuestro mundo físico, material.
Como parte de la orden de su servicio en la solemnidad de Iom Kipur, el Kohén–Gadol–Sumo–Sacerdote tiene que rociar sangre sobre el Kodesh–Kodashim–Lugar–Santísimo – en la parte superior de la cortina y al pie de la misma – "una vez por encima y siete veces abajo" (véase Levítico 16.14 y Mishná tratado Iomá cap. 4.3). Esta aspersión, una vez más simboliza el mismo modelo: existe un punto por encima, que posee el poder de iluminar los siete puntos que están por debajo – es decir, todo el mundo de nuestra realidad.
Esta es la gran maravilla de Janucá. Según todas las apariencias, el mundo que nos rodea es material y físico. ¿Puede un poder santificado y puro descender a un mundo tan bajo y vulgar? En Janucá entendemos que esto es posible, y es sin duda un milagro maravilloso.
Janucá inicia el día 25 del 9no mes del calendario hebreo, llamado el mes de Kislev. La palabra hebrea número 25 de la Torá contando desde la primera palabra de la Torá en Génesis 1.1, es la palabra אור (Or), y la raíz del valor numérico de esta palabra es 9. La palabra אור (Or) significa y se traduce como "Luz".
Janucá es la fiesta que simboliza la Luz Oculta. Según algunas opiniones entre los exégetas judíos, el hombre fue creado el 1 del séptimo mes, el mes llamado Tíshri, de tal manera que el día en que se creó el mundo – "Y dijo Dios: Sea la luz" – fue el 25 del sexto mes, el mes llamado Elul. La "concepción" del mundo, entonces, es de diez meses antes de esta fecha (lunares – porque el embarazo es de 9 meses solares y 10 lunares, ya que el mes lunar consiste de 29-30 días) – el 25 de Kislev, que es el noveno mes del calendario hebreo – el primer día de Janucá – que es el día que simboliza la Luz que está oculta en lo más profundo, y que está destinada a convertirse en manifiesto sólo diez meses más tarde.
Esta alegoría de Genesis Cap. 1, sobre la concepcion y nacimiento de la Luz Oculta parece una ilustracion similar al prólogo del Libro de Jn, utilizada simbólicamente para describir la concepcion y nacimiento del Mesías. La narrativa del Libro de Jn (capítulo 1) inicia describiendo al Mesias como la Or Ha-Adám (Jn 1,4 – "Luz de los Hombres"), que es un nombre que se le otorga al Shamash (servidor) de la Januquía usada en la festividad de Jánuca, la vela central del candelabro de Janucá (la Januquía) que se utiliza para encender las otras velas del candelabro. Diez enunciados después –en alusión a los diez meses lunares de embarazo– Jn dice "La Palabra –que es la luz de los hombres– se hizo carne y puso su morada (o "su tabernáculo") entre nosotros y vimos su gloria" (Jn 1,14).
El recipiente pequeño, que tenía suficiente aceite para encender la Menorá-Candelabro para un solo día, se las arregló para durar por un período adicional de siete días. El número ocho, como fue dicho arriba, simboliza aquello que está más allá de la naturaleza. Ese recipiente pequeño simboliza a Ieshúa y su poder, concebido en Janucá y nacido en Sucot-Tabernáculos, y cuyo nombre según la raíz en guematría es también ocho (Ieshúa = 386 = 3+8+6 = 17 = 1+7 = 8), que es el núcleo de suprema santidad, que nunca puede ser afectado por las fuerzas de la impureza, y que es suficiente para iluminar el mundo entero durante los siete días – siete mil años.
Esa pequeña embarcación es el núcleo de suprema santidad, que nunca puede ser afectada por las fuerzas de la impureza, y que es suficiente para iluminar el mundo entero durante siete días. El número siete siempre simboliza el mundo natural, que fue creado en siete días. El número ocho simboliza aquello que está más allá de la naturaleza. El envase de aceite es ese punto número ocho – el punto que está más allá de la naturaleza, y que ilumina nuestro mundo físico, material.
Como parte de la orden de su servicio en la solemnidad de Iom Kipur, el Kohén–Gadol–Sumo–Sacerdote tiene que rociar sangre sobre el Kodesh–Kodashim–Lugar–Santísimo – en la parte superior de la cortina y al pie de la misma – "una vez por encima y siete veces abajo" (véase Levítico 16.14 y Mishná tratado Iomá cap. 4.3). Esta aspersión, una vez más simboliza el mismo modelo: existe un punto por encima, que posee el poder de iluminar los siete puntos que están por debajo – es decir, todo el mundo de nuestra realidad.
Esta es la gran maravilla de Janucá. Según todas las apariencias, el mundo que nos rodea es material y físico. ¿Puede un poder santificado y puro descender a un mundo tan bajo y vulgar? En Janucá entendemos que esto es posible, y es sin duda un milagro maravilloso.
Janucá inicia el día 25 del 9no mes del calendario hebreo, llamado el mes de Kislev. La palabra hebrea número 25 de la Torá contando desde la primera palabra de la Torá en Génesis 1.1, es la palabra אור (Or), y la raíz del valor numérico de esta palabra es 9. La palabra אור (Or) significa y se traduce como "Luz".
Janucá es la fiesta que simboliza la Luz Oculta. Según algunas opiniones entre los exégetas judíos, el hombre fue creado el 1 del séptimo mes, el mes llamado Tíshri, de tal manera que el día en que se creó el mundo – "Y dijo Dios: Sea la luz" – fue el 25 del sexto mes, el mes llamado Elul. La "concepción" del mundo, entonces, es de diez meses antes de esta fecha (lunares – porque el embarazo es de 9 meses solares y 10 lunares, ya que el mes lunar consiste de 29-30 días) – el 25 de Kislev, que es el noveno mes del calendario hebreo – el primer día de Janucá – que es el día que simboliza la Luz que está oculta en lo más profundo, y que está destinada a convertirse en manifiesto sólo diez meses más tarde.
Esta alegoría de Genesis Cap. 1, sobre la concepcion y nacimiento de la Luz Oculta parece una ilustracion similar al prólogo del Libro de Jn, utilizada simbólicamente para describir la concepcion y nacimiento del Mesías. La narrativa del Libro de Jn (capítulo 1) inicia describiendo al Mesias como la Or Ha-Adám (Jn 1,4 – "Luz de los Hombres"), que es un nombre que se le otorga al Shamash (servidor) de la Januquía usada en la festividad de Jánuca, la vela central del candelabro de Janucá (la Januquía) que se utiliza para encender las otras velas del candelabro. Diez enunciados después –en alusión a los diez meses lunares de embarazo– Jn dice "La Palabra –que es la luz de los hombres– se hizo carne y puso su morada (o "su tabernáculo") entre nosotros y vimos su gloria" (Jn 1,14).
El recipiente pequeño, que tenía suficiente aceite para encender la Menorá-Candelabro para un solo día, se las arregló para durar por un período adicional de siete días. El número ocho, como fue dicho arriba, simboliza aquello que está más allá de la naturaleza. Ese recipiente pequeño simboliza a Ieshúa y su poder, concebido en Janucá y nacido en Sucot-Tabernáculos, y cuyo nombre según la raíz en guematría es también ocho (Ieshúa = 386 = 3+8+6 = 17 = 1+7 = 8), que es el núcleo de suprema santidad, que nunca puede ser afectado por las fuerzas de la impureza, y que es suficiente para iluminar el mundo entero durante los siete días – siete mil años.