Autor: D. Thomas Lancaster.
Traducción: Iejezquel A. Azcarreta.
¿En qué día de la semana qué Ieshúa?
La tradición cristiana dice que murió un viernes, y los cristianos conmemoran su sufrimiento y su muerte cada año el viernes antes de Pascua. Pero la tradición del Viernes Santo es difícil de conciliar con Mt 12.40 que dice: "Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del monstruo marino, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en la corazón de la tierra." Si Ieshúa resucitó en el primer día de la semana como los Evangelios sostienen, entonces ¿cómo podemos dar cuenta de tres días y tres noches entre el viernes por la tarde y domingo por la mañana? A lo sumo, podríamos tener treinta y seis horas: dos días y dos noches.
En este artículo vamos a tratar de resolver esta aparente contradicción.
Una generación mala y adúltera
Cuando un grupo de líderes religiosos cínicos pidió a Ieshúa una señal milagrosa que pudiera verificar sus advertencias apocalípticas, él ignoró sus peticiones por insinceras, por ser más una desviación que una solicitud sincera. Si eran sinceros, no habrían desestimado los milagros que le siguían. Él dijo: "La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás"(Mt 12.39).
La última generación antes de la destrucción de Jerusalén fue una generación "malvada". Fuentes rabínicas apuntan al odio gratuito de cada día, que estalló en la calumnia, el asesinato y la guerra entre los judíos. Las historias del historiador judío Flavio Josefo confirman los sentimientos de Ieshúa. La corrupción política y religiosa desenfrenada había provocado la decadencia de la sociedad, que adoptó los valores romanos y se ocupó en el derramamiento de sangre, la intriga y la codicia. La denuncia exasperada del Señor a la generación alude directamente a la Canción de Moisés, que describe a la generación condenada al exilio como "una generación torcida y perversa" (Dt 32.5). El Señor sabía que su generación se situaba en una importante encrucijada. Ellos tenían el potencial para creer, arrepentirse y entrar en el reino, pero también tenían la posibilidad de perder la oportunidad e ir al exilio como se advertía en la Canción de Moisés.
Una serie de declaraciones similares revela que el Cielo mantuvo a la generación del Señor responsable de la culminación de los pecados cometidos en la época del segundo Templo. Si ellos se hubieran arrepentido bajo la enseñanza de la redención de Juan el Bautista y el Señor, ellos quizás habrían encontrado la redención, escapar de la fatalidad que se cernía sobre ellos, y entrar a la Era Mesiánica. Sin arrepentimiento nacional, sin embargo, la presencia del Señor sólo exaspera su culpabilidad.[1]
Juan el Bautista llamó al arrepentimiento y terminó en la cárcel de Herodes Antipas. Ieshúa dio un llamado al arrepentimiento y fue acusado de brujería. Incluso los malvados asirios de Nínive se arrepintieron cuando Jonás les predicó. Hasta la reina gentil de Saba se arrepintió cuando escuchó la sabiduría de Salomón.
La Señal de Jonás
El Señor desestimó la solicitud de una señal, diciendo: "La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás."¿Cuál es la señal de Jonás?
| Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Señor, deseamos ver de ti señal. Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar. (Mt 12.38–42)
Parece obvio, sobretodo basado en Mt 12.40, que la "señal de Jonás" a la que hace referencia Ieshúa fue a sus tres días y tres noches de estancia en la tumba. Así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, Ieshúa debía pasar tres días y tres noches en el vientre de la tierra, es decir, en la tumba:
| Y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches. (Jonás 2.1 [1.17])
Jueves Santo
Cuando tuve mi primer contacto con el movimiento de Raíces Hebreas, se utilizó este versículo para desacreditar la tradición cristiana del Viernes Santo. No importa qué tan creativo uno sea, es imposible hacer el ajuste, no se pueden exprimir tres días y tres noches del viernes por la tarde al domingo por la mañana.
Esto crea un problema. De acuerdo con Mt 12.40, la única señal que Ieshúa ofreció a toda su generación era que el Hijo del hombre estaría en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Se suponía que iba a ser la señal definitiva.
Para resolver esta contradicción, el movimiento de Raíces Hebreas comúnmente enseña que él no murió un viernes. Aunque los Evangelios establecen claramente que cuando a él lo sepultaron "era el día de preparación, y el Shabát estaba a punto de comenzar" (Lc 23.54), ¿cómo sabemos que era un viernes? El primer día de los panes sin levadura es un día de fiesta especial que impone muchas de las mismas prohibiciones que aquel del día de Shabát:
| El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer. (Éx 12.16)
| El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. (Lv 23.7)
Tal vez los Evangelios se refieren al día de preparación para el primer día de los panes sin levadura en lugar de referirse al Shabát semanal. En ese caso, si el primer día de los panes sin levadura cayó en viernes ese año, Ieshúa podría haber muerto en un jueves. Esto permitiría el ajuste de tres días y tres noches en la tumba:
Esta explicación me atrajo en gran manera. Tenía mucho sentido para mí, y yo enseñé la cronología de la Pasión según esta explicación por varios años. La llamaba el "Modelo del Jueves Santo." Parecía atar todos los cabos sueltos, pero cuando empecé a enseñar este modelo, descubrí nuevos problemas.
La Tradición de la Iglesia
Una cosa acerca de esta explicación me incomodaba. Cualquiera que esté familiarizado con la tenacidad de la tradición religiosa tendrá dificultades para explicar cómo la iglesia pudo haber olvidado el día de la semana en el que el Señor murió, sobre todo cuando la iglesia primitiva hizo una cosa muy importante sobre el día de la semana en que resucitó.[2] La enseñanza del Jueves Santo desafía una memoria histórica fuerte y bien atestiguada en la antigua tradición de la iglesia que dice que el Señor murió un viernes. Los primeros cristianos del siglo segundo consideraban el viernes como el día en que ocurrió la crucifixión. Para aceptar el modelo del Jueves Santo, tendríamos que aceptar la idea de que todos los cristianos olvidaron inexplicablemente el día de la semana en que murió el Señor.
El Día de la Preparación
Otro problema con el Jueves Santo es que la enseñanza contradice la lectura literal de los Evangelios de Mc 15.42 y Lc 23.54. Mc dice: "Era el día de preparación, es decir, un día antes del Shabát." En contra de la explicación que ofrecí anteriormente, Mc lo identifica explícitamente como el día antes del Shabát. Él no dijo "El día antes de la Pascua" ni dijo: "El día antes de la Fiesta" ni tampoco dijo "El día antes de la Santa Convocación". De la misma manera, Lc dice: "Era el día de preparación, y el Shabát estaba a punto de empezar" (Lc 23.54). Lc no dice, "La Pascua estaba a punto de comenzar," tampoco dice, "La fiesta estaba por comenzar", él dijo que "El Shabát estaba a punto de comenzar".
Debido a que la Torá o la Ley prohíbe el trabajo en Shabat, los viernes son un día de preparación para todo aquel que observa el Shabát. La frase "El Dïa de la Preparación (Paraskeue, παρασκευή)" es un término técnico en judeo-griego para ערב שבת - Érev Shabat,[3] es decir, "Viernes".[4] La Didajé se refiere al viernes como "La Preparación" y recomienda ayunar en ese día, presumiblemente en conmemoración a la crucifixión.[5] El historiador judío Flavio Josefo llama al Viernes "el día de la preparación (paraskooe) para el Shabát."[6] Mc y Lc sabían que no todos sus lectores sabrían lo que significaba la palabra judeo-griega παρασκευή (paraskeue), así que ofrecieron una explicación. Una vez más, Mc dice: "Era el Paraskeue ("La Preparación"), es decir, la víspera del Shabát" (Mc 15.42).
El cuarto día
Otro problema con el Jueves Santo se presenta si se toma al pie de la letra la señal de Jonás en Mt 12.40, donde se requiere que el Señor resucitara de entre los muertos en el cuarto día después de su muerte, no al tercer día. Esto presenta un problema porque once textos en el Nuevo Testamento informan que él resucitó "al tercer día", no al cuarto.[7]
Ieshúa dijo:
| El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; y le matarán, y resucitará al tercer día. (Mt 17. 22-23)
Los dos en el camino a Emaús dijeron:
| Es el tercer día que esto ha acontecido. (Lc 24.21)
Pedro dijo:
| Dios le resucitó al tercer día (Hch 10.40)
Pablo dijo:
| Él que sepultado, y que resucitó al tercer día según las Escrituras. (1 Cor 15.4)
Si insistimos en tres días literales y tres noches literales en la tumba, todos estos pasajes están equivocados. Deberían decir que él resucitó al cuarto día. Si él murió en el quinto día de la semana (jueves) y resucitó en el primer día de la semana, después de tres días completos y tres noches completas, eso significa que él resucitó al cuarto día y no al tercero. Mt 12.40 es el único texto en el Nuevo Testamento que sitúa el tiempo en la tumba como tres días y tres noches. Por lo tanto, el Jueves Santo se basa en un versículo del Nuevo Testamento en contra posición a once. En su comentario sobre Mt, John Nolland señala que Mt utiliza los tres días y tres noches de Jonás vagamente: "Mt repite ‘tres días y tres noches’ en relación con la muerte de Jesús a pesar de su falta de precisión literal."
Apareció a sólo unos pocos
Ieshúa dijo que la señal de Jonás se supone que es la señal definitiva para la "generación mala y adúltera." De acuerdo con Mt 12.40, la señal de Jonás son los tres días y tres noches que pasó en la tumba antes de su resurrección. Eso significa que la señal de Jonás se refiere a la resurrección de entre los muertos, pero en realidad, el Mesías ya resucitado no se le apareció a la generación mala y adúltera. Él se le apareció sólo a sus discípulos. ¿Cómo puede su resurrección ser una señal para toda la generación si no se le apareció a la gente de su generación?
Esto nos deja con un rompecabezas difícil. Si la señal de Jonás no son los tres días y tres noches, como Mt 12.40 indica, y si no es la resurrección de Ieshúa, ¿qué se supone que es?
Paralelos en los Evangelios
Afortunadamente, la misma enseñanza aparece en dos textos de los sinópticos:
Señales de los Tiempos
| Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, mas las señales de los tiempos no podéis! La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue. (Mt 16. 3-4)
Una señal para los ninivitas
| Y apiñándose las multitudes, comenzó a decir: Esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás. Porque así como Jonás fue señal a los ninivitas, también lo será el Hijo del Hombre a esta generación. La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar. (Lc 11.29-32)
Los "tres días y tres noches" de Mt 12.40 no aparecen en la versión de Mt 16, donde Ieshúa declara que la "señal de Jonás" es algo actualmente observable en su ministerio -una señal de los tiempos- antes de su muerte y resurrección. Tampoco aparece en Lc 11 donde la señal de Jonás consiste en el hecho de que "Jonás fue señal a los ninivitas". En la versión de Lc la señal de Jonás no es la muerte ni la resurrección del Señor en lo absoluto, en cambio, la señal de Jonás es el llamado de Ieshúa al arrepentimiento. Del mismo modo que los ninivitas se arrepintieron cuando escucharon la predicación de Jonás, y al igual que la reina de Saba se arrepintió cuando oyó la sabiduría de Salomón, la generación del Señor debía de arrepentirse porque algo más que Jonás y Salomón estaba presente. En ese caso, la señal de Jonás alude a la consecuencia extrema que caería sobre su generación, en caso de no prestar atención a su mensaje. Así como Jonás predijo la caída de Nínive dentro de cuarenta días, nuestro Señor predijo la caída de Jerusalén en una generación (cuarenta años). En el momento de la resurrección final, los hombres de Nínive condenarán a la generación del Señor, porque los habitantes de Nínive hicieron caso a Jonás y se arrepintieron, mientras que los hombres de Galilea y Judea no pusieron atención al llamado de uno más grande que Jonás.
Tenga en cuenta que la versión de Mt "tres días y tres noches" es casi idéntica a la de Lc si no fuera por las palabras: "Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del monstruo marino, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra" (Mt 12.40). Estas palabras no aparecen en la versión de Lc. De hecho, en un tiempo, tampoco aparecieron en las versiones de Mt.
La versión judía
Tenemos muy buena evidencia de que Mt 12.40 no era parte de la enseñanza original que Iehsúa dio ese día. En uno de nuestros manuscritos de Mt, un escriba temprano copiando el manuscrito griego de Mt dejó una nota en Mt 12.40 que dice, "El evangelio judío no tiene las palabras, 'Tres días y tres noches’." [8]
Esto significa que el escriba que copió nuestro Evangelio de Mt también tenía otra versión que había obtenido de la comunidad judía, tal vez una versión del Evangelio escrita en hebreo o arameo. El escriba la consultó mientras trabajaba, y observó que en la versión judía del texto, las palabras "tres días y tres noches" no aparecen en Mt 12.40.
Una expansión Midrásica
Ya que la frase "tres días y tres noches" no parecen ser esenciales para el significado de la "señal de Jonás", que aparece en sólo una de cada tres casos en los Evangelios y ni siquiera en la "versión judía" de Mt, debemos entender Mt 12.40 como una expansión de la enseñanza original del Señor, pero no relacionada con ella. La "señal de Jonás" no impone literalmente un total de tres días y tres noches en la tumba, ni siquiera requiere la resurrección del Señor para cumplirla. En su lugar, requiere de su llamado profético al arrepentimiento ante un juicio inminente de Dios. Así como Jonás fue una señal para los ninivitas y les advirtió acerca de la ira venidera, Ieshúa fue una señal para su generación.
Donald Hagner llega a la misma conclusión en su comentario sobre Mt:
| Una alusión como ésta, a la muerte de Jesús, al entierro, y a la resurrección (implícita), no habría tenido mucho sentido para los fariseos (ni siquiera para los discípulos) en este momento, pero en retrospectiva las palabras se habrían llenado de significado. La analogía con Jonás bien pudo en un principio ocupar sólo la predicación de Jesús y Jonás, y luego, más tarde, la elaboración por la Iglesia post-resurrección como una referencia a la sepultura (y resurrección) de Jesús.
En otras palabras, Hagner sugiere que Mt 12.40 era la interpretación de algún escriba del evangelio a la palabra original del Señor – una visión adicional suministrada por algún seguidor de Ieshúa.
Después de la resurrección, los discípulos de Ieshúa podrían haber hecho varias asociaciones entre la muerte y la resurrección de Ieshúa y la historia de Jonás. En el Judaísmo, Jonás tiene otras asociaciones con la resurrección. Según la tradición judía, Jonás era el hijo de la viuda de Sarepta, el joven que el profeta Elías resucitó de entre los muertos. El Midrash Shojer Tov dice: "El hijo de la viuda de Sarepta era Jonás, hijo de Amitai. Él era justo en perfección, habiendo sido purificado dentro del pez en las profundidades de los mares. No murió [de nuevo], sino entró en el Paraíso en vida" (Shojer Tov 26.7). Según también el Zohar, cuando Jonás fue arrojado al mar, su alma voló fuera de su cuerpo. Ya estaba muerto cuando el pez se lo tragó, pero resucitó en la boca del pez.
Quizá Ieshúa sólo implicaba una conexión entre su propio ministerio y el de ministerio profético de Jonás, pero después de la resurrección, los discípulos dieron la tarea de añadir una interpretación midrásica, por así decirlo, con las palabras de Mt 12.40, para enfatizar otro paralelo que veían entre Ieshúa y el profeta Jonás.
La interpretación de la resurrección de la señal de Jonás en Mt 12.40 tiene un paralelo interesante en el Midrash Rabá respecto a la resurrección de los muertos:
| Está escrito [en Oseas 6.2]: "Él nos dará vida después de dos días; él nos resucitará al tercer día, para que podamos vivir delante de él"... al tercer día de Jonás, [como dice en Jonás 2.1.] "Y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches." (Midrash Bereshit Rabá 66.1)
Observe que el autor del Midrash Rabá no tuvo ningún conflicto entre las palabras "tres días y tres noches" y "al tercer día". Asimismo, el autor apostólico de Mt 12.40 no estaba preocupado por una contradicción entre el tercero y cuarto día, sino que aprovechó el elemento común, la asociación de "tres días y tres noches" con "al tercer día", tal como lo hicieron los sabios en el Midrash.
A pesar de estas asociaciones sobre la resurrección, cuando Ieshúa dijo: "No será dada señal, sino la señal del profeta Jonás", no se refería al día de su resurrección. Para Ieshúa, la señal de Jonás era la llamada urgente de arrepentimiento delante de una catástrofe inminente que se cernía sobre la generación. Ese mensaje no requiere ninguna señal para verificarse. Tampoco Jonás ofrece una señal a los ninivitas. Él únicamente entregó el mensaje, y eso era suficiente.
¿Qué día murió?
Al comienzo de este artículo, se hizo la pregunta: "¿En qué día de la semana qué murió Ieshúa?" Todos los Evangelios están de acuerdo que su muerte tuvo lugar un viernes, y toda la evidencia apoya esa conclusión. La única objeción a esa conclusión surge de Mt 12.40, un texto que no debe de considerarse como original.
Notas:
[1] Mt 11.16, 16.4, 23.36, 24.34; Mc 8.38; Lc 17.5; Hch 2.40; Flp 2.15; Heb 3.7ff. Cf. Mt 23.37; Lc 13.34, 19.41–44.
[2] Ej. Los escritos de Ignacio; Barnabas.
[3] Mt 27.62; Mc 15.42; Lc 23.54; Jn 19.14, 31, 42.
[4] Nolland, The Gospel of Matthew, 1235; Raymond Brown, The Death of the Messiah from Gethsemane to the Grave: A Commentary on the Passion Narratives in the Four Gospels, vol. 2 (The Anchor Bible Reference Library; New York: Doubleday, 1994), 1173–1174; Lachs, A Rabbinic Commentary on the New Testament: The Gospels of Matthew, Mark, and Luke, 437. Paraskeue permite cierta ambigüedad antes de festividades: "La frase 'día de la preparación' podría significar la víspera del Shabát o el día antes de la Pascua; dada la siguiente cláusula [en Lc 23.54: "Era el día de preparación, y el Shabát estaba a punto de comenzar"], Lc se refiere en en el primer sentido". (Joseph Fitzmeyer, The Gospel According to Luke X-XXIV: A New Translation with Introduction and Commentary [The Anchor Bible; Garden City, NY: Doubleday, 1985], 1529).
[5] Didajé 8.1. Cf. Ignacio a los Tralianos 9.2; Martirio de Policarpo 7.1.
[6] Josefo, Antigüedades 16.163/vi.2.
[7] Mt 16.21, 17.23, 20.19, 27.64; Lc 9.22, 18.33, 24.7, 24.21, 24.26; Hch 10.40; 1 Cor 15.4.
[8] MS 899. Bart D. Ehrman, Lost Scriptures: Books that Did Not Make It into the New Testament (Oxford University Press, 2003), 11.
Traducción: Iejezquel A. Azcarreta.
¿En qué día de la semana qué Ieshúa?
La tradición cristiana dice que murió un viernes, y los cristianos conmemoran su sufrimiento y su muerte cada año el viernes antes de Pascua. Pero la tradición del Viernes Santo es difícil de conciliar con Mt 12.40 que dice: "Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del monstruo marino, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en la corazón de la tierra." Si Ieshúa resucitó en el primer día de la semana como los Evangelios sostienen, entonces ¿cómo podemos dar cuenta de tres días y tres noches entre el viernes por la tarde y domingo por la mañana? A lo sumo, podríamos tener treinta y seis horas: dos días y dos noches.
En este artículo vamos a tratar de resolver esta aparente contradicción.
Una generación mala y adúltera
Cuando un grupo de líderes religiosos cínicos pidió a Ieshúa una señal milagrosa que pudiera verificar sus advertencias apocalípticas, él ignoró sus peticiones por insinceras, por ser más una desviación que una solicitud sincera. Si eran sinceros, no habrían desestimado los milagros que le siguían. Él dijo: "La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás"(Mt 12.39).
La última generación antes de la destrucción de Jerusalén fue una generación "malvada". Fuentes rabínicas apuntan al odio gratuito de cada día, que estalló en la calumnia, el asesinato y la guerra entre los judíos. Las historias del historiador judío Flavio Josefo confirman los sentimientos de Ieshúa. La corrupción política y religiosa desenfrenada había provocado la decadencia de la sociedad, que adoptó los valores romanos y se ocupó en el derramamiento de sangre, la intriga y la codicia. La denuncia exasperada del Señor a la generación alude directamente a la Canción de Moisés, que describe a la generación condenada al exilio como "una generación torcida y perversa" (Dt 32.5). El Señor sabía que su generación se situaba en una importante encrucijada. Ellos tenían el potencial para creer, arrepentirse y entrar en el reino, pero también tenían la posibilidad de perder la oportunidad e ir al exilio como se advertía en la Canción de Moisés.
Una serie de declaraciones similares revela que el Cielo mantuvo a la generación del Señor responsable de la culminación de los pecados cometidos en la época del segundo Templo. Si ellos se hubieran arrepentido bajo la enseñanza de la redención de Juan el Bautista y el Señor, ellos quizás habrían encontrado la redención, escapar de la fatalidad que se cernía sobre ellos, y entrar a la Era Mesiánica. Sin arrepentimiento nacional, sin embargo, la presencia del Señor sólo exaspera su culpabilidad.[1]
Juan el Bautista llamó al arrepentimiento y terminó en la cárcel de Herodes Antipas. Ieshúa dio un llamado al arrepentimiento y fue acusado de brujería. Incluso los malvados asirios de Nínive se arrepintieron cuando Jonás les predicó. Hasta la reina gentil de Saba se arrepintió cuando escuchó la sabiduría de Salomón.
La Señal de Jonás
El Señor desestimó la solicitud de una señal, diciendo: "La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás."¿Cuál es la señal de Jonás?
| Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Señor, deseamos ver de ti señal. Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar. (Mt 12.38–42)
Parece obvio, sobretodo basado en Mt 12.40, que la "señal de Jonás" a la que hace referencia Ieshúa fue a sus tres días y tres noches de estancia en la tumba. Así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, Ieshúa debía pasar tres días y tres noches en el vientre de la tierra, es decir, en la tumba:
| Y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches. (Jonás 2.1 [1.17])
Jueves Santo
Cuando tuve mi primer contacto con el movimiento de Raíces Hebreas, se utilizó este versículo para desacreditar la tradición cristiana del Viernes Santo. No importa qué tan creativo uno sea, es imposible hacer el ajuste, no se pueden exprimir tres días y tres noches del viernes por la tarde al domingo por la mañana.
Esto crea un problema. De acuerdo con Mt 12.40, la única señal que Ieshúa ofreció a toda su generación era que el Hijo del hombre estaría en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Se suponía que iba a ser la señal definitiva.
Para resolver esta contradicción, el movimiento de Raíces Hebreas comúnmente enseña que él no murió un viernes. Aunque los Evangelios establecen claramente que cuando a él lo sepultaron "era el día de preparación, y el Shabát estaba a punto de comenzar" (Lc 23.54), ¿cómo sabemos que era un viernes? El primer día de los panes sin levadura es un día de fiesta especial que impone muchas de las mismas prohibiciones que aquel del día de Shabát:
| El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer. (Éx 12.16)
| El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. (Lv 23.7)
Tal vez los Evangelios se refieren al día de preparación para el primer día de los panes sin levadura en lugar de referirse al Shabát semanal. En ese caso, si el primer día de los panes sin levadura cayó en viernes ese año, Ieshúa podría haber muerto en un jueves. Esto permitiría el ajuste de tres días y tres noches en la tumba:
- Jueves por el Día: Un día
- Por la Noche: Una noche
- Viernes por el Día: Dos días
- Por la Noche: Dos noches
- Sábado por el Día: Tres días
- Sábado por la Noche: Tres Noches
Esta explicación me atrajo en gran manera. Tenía mucho sentido para mí, y yo enseñé la cronología de la Pasión según esta explicación por varios años. La llamaba el "Modelo del Jueves Santo." Parecía atar todos los cabos sueltos, pero cuando empecé a enseñar este modelo, descubrí nuevos problemas.
La Tradición de la Iglesia
Una cosa acerca de esta explicación me incomodaba. Cualquiera que esté familiarizado con la tenacidad de la tradición religiosa tendrá dificultades para explicar cómo la iglesia pudo haber olvidado el día de la semana en el que el Señor murió, sobre todo cuando la iglesia primitiva hizo una cosa muy importante sobre el día de la semana en que resucitó.[2] La enseñanza del Jueves Santo desafía una memoria histórica fuerte y bien atestiguada en la antigua tradición de la iglesia que dice que el Señor murió un viernes. Los primeros cristianos del siglo segundo consideraban el viernes como el día en que ocurrió la crucifixión. Para aceptar el modelo del Jueves Santo, tendríamos que aceptar la idea de que todos los cristianos olvidaron inexplicablemente el día de la semana en que murió el Señor.
El Día de la Preparación
Otro problema con el Jueves Santo es que la enseñanza contradice la lectura literal de los Evangelios de Mc 15.42 y Lc 23.54. Mc dice: "Era el día de preparación, es decir, un día antes del Shabát." En contra de la explicación que ofrecí anteriormente, Mc lo identifica explícitamente como el día antes del Shabát. Él no dijo "El día antes de la Pascua" ni dijo: "El día antes de la Fiesta" ni tampoco dijo "El día antes de la Santa Convocación". De la misma manera, Lc dice: "Era el día de preparación, y el Shabát estaba a punto de empezar" (Lc 23.54). Lc no dice, "La Pascua estaba a punto de comenzar," tampoco dice, "La fiesta estaba por comenzar", él dijo que "El Shabát estaba a punto de comenzar".
Debido a que la Torá o la Ley prohíbe el trabajo en Shabat, los viernes son un día de preparación para todo aquel que observa el Shabát. La frase "El Dïa de la Preparación (Paraskeue, παρασκευή)" es un término técnico en judeo-griego para ערב שבת - Érev Shabat,[3] es decir, "Viernes".[4] La Didajé se refiere al viernes como "La Preparación" y recomienda ayunar en ese día, presumiblemente en conmemoración a la crucifixión.[5] El historiador judío Flavio Josefo llama al Viernes "el día de la preparación (paraskooe) para el Shabát."[6] Mc y Lc sabían que no todos sus lectores sabrían lo que significaba la palabra judeo-griega παρασκευή (paraskeue), así que ofrecieron una explicación. Una vez más, Mc dice: "Era el Paraskeue ("La Preparación"), es decir, la víspera del Shabát" (Mc 15.42).
El cuarto día
Otro problema con el Jueves Santo se presenta si se toma al pie de la letra la señal de Jonás en Mt 12.40, donde se requiere que el Señor resucitara de entre los muertos en el cuarto día después de su muerte, no al tercer día. Esto presenta un problema porque once textos en el Nuevo Testamento informan que él resucitó "al tercer día", no al cuarto.[7]
Ieshúa dijo:
| El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; y le matarán, y resucitará al tercer día. (Mt 17. 22-23)
Los dos en el camino a Emaús dijeron:
| Es el tercer día que esto ha acontecido. (Lc 24.21)
Pedro dijo:
| Dios le resucitó al tercer día (Hch 10.40)
Pablo dijo:
| Él que sepultado, y que resucitó al tercer día según las Escrituras. (1 Cor 15.4)
Si insistimos en tres días literales y tres noches literales en la tumba, todos estos pasajes están equivocados. Deberían decir que él resucitó al cuarto día. Si él murió en el quinto día de la semana (jueves) y resucitó en el primer día de la semana, después de tres días completos y tres noches completas, eso significa que él resucitó al cuarto día y no al tercero. Mt 12.40 es el único texto en el Nuevo Testamento que sitúa el tiempo en la tumba como tres días y tres noches. Por lo tanto, el Jueves Santo se basa en un versículo del Nuevo Testamento en contra posición a once. En su comentario sobre Mt, John Nolland señala que Mt utiliza los tres días y tres noches de Jonás vagamente: "Mt repite ‘tres días y tres noches’ en relación con la muerte de Jesús a pesar de su falta de precisión literal."
Apareció a sólo unos pocos
Ieshúa dijo que la señal de Jonás se supone que es la señal definitiva para la "generación mala y adúltera." De acuerdo con Mt 12.40, la señal de Jonás son los tres días y tres noches que pasó en la tumba antes de su resurrección. Eso significa que la señal de Jonás se refiere a la resurrección de entre los muertos, pero en realidad, el Mesías ya resucitado no se le apareció a la generación mala y adúltera. Él se le apareció sólo a sus discípulos. ¿Cómo puede su resurrección ser una señal para toda la generación si no se le apareció a la gente de su generación?
Esto nos deja con un rompecabezas difícil. Si la señal de Jonás no son los tres días y tres noches, como Mt 12.40 indica, y si no es la resurrección de Ieshúa, ¿qué se supone que es?
Paralelos en los Evangelios
Afortunadamente, la misma enseñanza aparece en dos textos de los sinópticos:
Señales de los Tiempos
| Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, mas las señales de los tiempos no podéis! La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue. (Mt 16. 3-4)
Una señal para los ninivitas
| Y apiñándose las multitudes, comenzó a decir: Esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás. Porque así como Jonás fue señal a los ninivitas, también lo será el Hijo del Hombre a esta generación. La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar. (Lc 11.29-32)
Los "tres días y tres noches" de Mt 12.40 no aparecen en la versión de Mt 16, donde Ieshúa declara que la "señal de Jonás" es algo actualmente observable en su ministerio -una señal de los tiempos- antes de su muerte y resurrección. Tampoco aparece en Lc 11 donde la señal de Jonás consiste en el hecho de que "Jonás fue señal a los ninivitas". En la versión de Lc la señal de Jonás no es la muerte ni la resurrección del Señor en lo absoluto, en cambio, la señal de Jonás es el llamado de Ieshúa al arrepentimiento. Del mismo modo que los ninivitas se arrepintieron cuando escucharon la predicación de Jonás, y al igual que la reina de Saba se arrepintió cuando oyó la sabiduría de Salomón, la generación del Señor debía de arrepentirse porque algo más que Jonás y Salomón estaba presente. En ese caso, la señal de Jonás alude a la consecuencia extrema que caería sobre su generación, en caso de no prestar atención a su mensaje. Así como Jonás predijo la caída de Nínive dentro de cuarenta días, nuestro Señor predijo la caída de Jerusalén en una generación (cuarenta años). En el momento de la resurrección final, los hombres de Nínive condenarán a la generación del Señor, porque los habitantes de Nínive hicieron caso a Jonás y se arrepintieron, mientras que los hombres de Galilea y Judea no pusieron atención al llamado de uno más grande que Jonás.
Tenga en cuenta que la versión de Mt "tres días y tres noches" es casi idéntica a la de Lc si no fuera por las palabras: "Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del monstruo marino, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra" (Mt 12.40). Estas palabras no aparecen en la versión de Lc. De hecho, en un tiempo, tampoco aparecieron en las versiones de Mt.
La versión judía
Tenemos muy buena evidencia de que Mt 12.40 no era parte de la enseñanza original que Iehsúa dio ese día. En uno de nuestros manuscritos de Mt, un escriba temprano copiando el manuscrito griego de Mt dejó una nota en Mt 12.40 que dice, "El evangelio judío no tiene las palabras, 'Tres días y tres noches’." [8]
Esto significa que el escriba que copió nuestro Evangelio de Mt también tenía otra versión que había obtenido de la comunidad judía, tal vez una versión del Evangelio escrita en hebreo o arameo. El escriba la consultó mientras trabajaba, y observó que en la versión judía del texto, las palabras "tres días y tres noches" no aparecen en Mt 12.40.
Una expansión Midrásica
Ya que la frase "tres días y tres noches" no parecen ser esenciales para el significado de la "señal de Jonás", que aparece en sólo una de cada tres casos en los Evangelios y ni siquiera en la "versión judía" de Mt, debemos entender Mt 12.40 como una expansión de la enseñanza original del Señor, pero no relacionada con ella. La "señal de Jonás" no impone literalmente un total de tres días y tres noches en la tumba, ni siquiera requiere la resurrección del Señor para cumplirla. En su lugar, requiere de su llamado profético al arrepentimiento ante un juicio inminente de Dios. Así como Jonás fue una señal para los ninivitas y les advirtió acerca de la ira venidera, Ieshúa fue una señal para su generación.
Donald Hagner llega a la misma conclusión en su comentario sobre Mt:
| Una alusión como ésta, a la muerte de Jesús, al entierro, y a la resurrección (implícita), no habría tenido mucho sentido para los fariseos (ni siquiera para los discípulos) en este momento, pero en retrospectiva las palabras se habrían llenado de significado. La analogía con Jonás bien pudo en un principio ocupar sólo la predicación de Jesús y Jonás, y luego, más tarde, la elaboración por la Iglesia post-resurrección como una referencia a la sepultura (y resurrección) de Jesús.
En otras palabras, Hagner sugiere que Mt 12.40 era la interpretación de algún escriba del evangelio a la palabra original del Señor – una visión adicional suministrada por algún seguidor de Ieshúa.
Después de la resurrección, los discípulos de Ieshúa podrían haber hecho varias asociaciones entre la muerte y la resurrección de Ieshúa y la historia de Jonás. En el Judaísmo, Jonás tiene otras asociaciones con la resurrección. Según la tradición judía, Jonás era el hijo de la viuda de Sarepta, el joven que el profeta Elías resucitó de entre los muertos. El Midrash Shojer Tov dice: "El hijo de la viuda de Sarepta era Jonás, hijo de Amitai. Él era justo en perfección, habiendo sido purificado dentro del pez en las profundidades de los mares. No murió [de nuevo], sino entró en el Paraíso en vida" (Shojer Tov 26.7). Según también el Zohar, cuando Jonás fue arrojado al mar, su alma voló fuera de su cuerpo. Ya estaba muerto cuando el pez se lo tragó, pero resucitó en la boca del pez.
Quizá Ieshúa sólo implicaba una conexión entre su propio ministerio y el de ministerio profético de Jonás, pero después de la resurrección, los discípulos dieron la tarea de añadir una interpretación midrásica, por así decirlo, con las palabras de Mt 12.40, para enfatizar otro paralelo que veían entre Ieshúa y el profeta Jonás.
La interpretación de la resurrección de la señal de Jonás en Mt 12.40 tiene un paralelo interesante en el Midrash Rabá respecto a la resurrección de los muertos:
| Está escrito [en Oseas 6.2]: "Él nos dará vida después de dos días; él nos resucitará al tercer día, para que podamos vivir delante de él"... al tercer día de Jonás, [como dice en Jonás 2.1.] "Y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches." (Midrash Bereshit Rabá 66.1)
Observe que el autor del Midrash Rabá no tuvo ningún conflicto entre las palabras "tres días y tres noches" y "al tercer día". Asimismo, el autor apostólico de Mt 12.40 no estaba preocupado por una contradicción entre el tercero y cuarto día, sino que aprovechó el elemento común, la asociación de "tres días y tres noches" con "al tercer día", tal como lo hicieron los sabios en el Midrash.
A pesar de estas asociaciones sobre la resurrección, cuando Ieshúa dijo: "No será dada señal, sino la señal del profeta Jonás", no se refería al día de su resurrección. Para Ieshúa, la señal de Jonás era la llamada urgente de arrepentimiento delante de una catástrofe inminente que se cernía sobre la generación. Ese mensaje no requiere ninguna señal para verificarse. Tampoco Jonás ofrece una señal a los ninivitas. Él únicamente entregó el mensaje, y eso era suficiente.
¿Qué día murió?
Al comienzo de este artículo, se hizo la pregunta: "¿En qué día de la semana qué murió Ieshúa?" Todos los Evangelios están de acuerdo que su muerte tuvo lugar un viernes, y toda la evidencia apoya esa conclusión. La única objeción a esa conclusión surge de Mt 12.40, un texto que no debe de considerarse como original.
Notas:
[1] Mt 11.16, 16.4, 23.36, 24.34; Mc 8.38; Lc 17.5; Hch 2.40; Flp 2.15; Heb 3.7ff. Cf. Mt 23.37; Lc 13.34, 19.41–44.
[2] Ej. Los escritos de Ignacio; Barnabas.
[3] Mt 27.62; Mc 15.42; Lc 23.54; Jn 19.14, 31, 42.
[4] Nolland, The Gospel of Matthew, 1235; Raymond Brown, The Death of the Messiah from Gethsemane to the Grave: A Commentary on the Passion Narratives in the Four Gospels, vol. 2 (The Anchor Bible Reference Library; New York: Doubleday, 1994), 1173–1174; Lachs, A Rabbinic Commentary on the New Testament: The Gospels of Matthew, Mark, and Luke, 437. Paraskeue permite cierta ambigüedad antes de festividades: "La frase 'día de la preparación' podría significar la víspera del Shabát o el día antes de la Pascua; dada la siguiente cláusula [en Lc 23.54: "Era el día de preparación, y el Shabát estaba a punto de comenzar"], Lc se refiere en en el primer sentido". (Joseph Fitzmeyer, The Gospel According to Luke X-XXIV: A New Translation with Introduction and Commentary [The Anchor Bible; Garden City, NY: Doubleday, 1985], 1529).
[5] Didajé 8.1. Cf. Ignacio a los Tralianos 9.2; Martirio de Policarpo 7.1.
[6] Josefo, Antigüedades 16.163/vi.2.
[7] Mt 16.21, 17.23, 20.19, 27.64; Lc 9.22, 18.33, 24.7, 24.21, 24.26; Hch 10.40; 1 Cor 15.4.
[8] MS 899. Bart D. Ehrman, Lost Scriptures: Books that Did Not Make It into the New Testament (Oxford University Press, 2003), 11.