Algunos códices y manuscritos en lugar de leer "unigénito hijo" leen μονογενὴς Θεός (unigénito Dios). Esta es la lectura del אBC1L 33 (el mejor de los cursivos), la Peshita, Clem. Alej., Orígenes, Epifanio, etc., mientras que la lectura ὁ μονογενὴς υἱός (el unigénito hijo) se encuentra en todos los otros unciales (en D se omite desde el v. 16 al 3.26) y cursivos (excepto el 33), la Latina vss. y Siríaca cur. (Sir. sin. se omite), Crisóstomo y los Padres latinos en general. Ninguna autoridad antigua apoya la lectura ὁ μον. υἱος (el unigénito hijo), mientras que la lectura μονογενὴς Θεός (unigénito Dios) se encuentra en tres grandes autoridades B, א, CL. Las autoridades más antiguos para ὁ μονογενὴς υἱός (el unigénito hijo), son la Lat. vet. y la Siríaca vet.
A pesar que las autoridades más antiguas apoyan la lectura μονογενὴς Θεός (unigénito Dios), yo propongo que hubo una confusión en los copistas, y la traducción correcta es "unigénito de Dios," y no "unigénito Dios". Después de todo, siendo él el unigénito hijo de Dios, tiene que ser Dios, porque la relación de un hijo con su padre es ésta, que la descendencia es de la misma naturaleza con la del progenitor.
Paso ahora a explicar porqué creo que la traducción aquí podría haber sido "unigénito de Dios" y no "unigénito Dios."
Mi conclusión en cuanto a la lengua en la que se escribió el original del Evangelio de Jn, es que este Evangelio fue originalmente escrito en lengua aramea, y después pasó al griego y a otros idiomas. Si esto es así, podemos conocer porqué en Jn 1.18 existen distintas lecturas en los manuscritos griegos. La explicación en la que nos apoyamos y que es la explicación de Charles Fox Burney (1868 – 1925), es que la frase "el unigénito de Dios," que en arameo se lee יְחִיד אֱלָהָא (iejid Eláha) pudo haber sido confundida, con facilidad, con el arameo יָחִיד אֱלָהָא (iajid Eláha), que es el absoluto para el estado constructo,[1] y que se traduce como "el unigénito Dios." Como puede observar el lector, en las letras hebreas de esta expresión leída en lengua aramea, la única diferencia es el primer grafema o punto vocal, pero las letras son exactamente las mismas.
A pesar que las autoridades más antiguas apoyan la lectura μονογενὴς Θεός (unigénito Dios), yo propongo que hubo una confusión en los copistas, y la traducción correcta es "unigénito de Dios," y no "unigénito Dios". Después de todo, siendo él el unigénito hijo de Dios, tiene que ser Dios, porque la relación de un hijo con su padre es ésta, que la descendencia es de la misma naturaleza con la del progenitor.
Paso ahora a explicar porqué creo que la traducción aquí podría haber sido "unigénito de Dios" y no "unigénito Dios."
Mi conclusión en cuanto a la lengua en la que se escribió el original del Evangelio de Jn, es que este Evangelio fue originalmente escrito en lengua aramea, y después pasó al griego y a otros idiomas. Si esto es así, podemos conocer porqué en Jn 1.18 existen distintas lecturas en los manuscritos griegos. La explicación en la que nos apoyamos y que es la explicación de Charles Fox Burney (1868 – 1925), es que la frase "el unigénito de Dios," que en arameo se lee יְחִיד אֱלָהָא (iejid Eláha) pudo haber sido confundida, con facilidad, con el arameo יָחִיד אֱלָהָא (iajid Eláha), que es el absoluto para el estado constructo,[1] y que se traduce como "el unigénito Dios." Como puede observar el lector, en las letras hebreas de esta expresión leída en lengua aramea, la única diferencia es el primer grafema o punto vocal, pero las letras son exactamente las mismas.
יְחִיד אֱלָהָא
Iejid Eláha
Unigénito de Dios
יָחִיד אֱלָהָא
Iajid Eláha
Unigénito Dios
Iejid Eláha
Unigénito de Dios
יָחִיד אֱלָהָא
Iajid Eláha
Unigénito Dios
Según C. F Burney, el Evangelio de Jn habiendo sido escrito en arameo, y sin puntos vocales o niqudot (que son los puntos colocados por debajo y por encima de las consonantes hebreas y arameas), los copistas fácilmente podían confundir la lectura de Jn 1.18, al no estar seguros qué era lo que el autor del Evangelio quería decir. Otra probabilidad es, que el autor del Evangelio al hacer uso de la lengua aramea, formó un juego de palabras, y al no usar las vocales o niqudot, con intención formó las dos lecturas para el lector de habla aramea.
Notas:
[1] Charles Fox Burney, The Aramaic Origin of the Fourth Gospel, pg. 40.
Referencias
The Aramaic Origin of the Fourth Gospel, Charles Fox Burney.
[1] Charles Fox Burney, The Aramaic Origin of the Fourth Gospel, pg. 40.
Referencias
The Aramaic Origin of the Fourth Gospel, Charles Fox Burney.