Ante el pedido de un extranjero idólatra acerca de cómo se podrían resumir todos los contenidos de la Torá (Ley; el Pentateuco), Hilel le responde:
דעלך סני לחברך לא תעביד. זו היא כל התורה כולה, ואידך פירושה הוא: זיל גמור
"Lo que no quieres que te hagan, no lo hagas a tu prójimo [literalmente lejaverjá לחברך ("a tu amigo")]. Esto es toda la Torá. El resto es puro comentario. Ve y estúdialo." (Talmud de B. Shabat 31a)
"Lo que no quieres que te hagan, no lo hagas a tu prójimo [literalmente lejaverjá לחברך ("a tu amigo")]. Esto es toda la Torá. El resto es puro comentario. Ve y estúdialo." (Talmud de B. Shabat 31a)
En una ocasión, como se registra en el Libro de Mt, nuestro Redentor Ieshúa enseñó a sus discípulos:
כֻּל מָא דּצָבֵין אנתּוּן דּנֵעבּדוּן לכוּן בּנַי אנָשָׁא הָכַנָא אָפ אַנתּוּן עבֵדו להוּן הָנַו גֵּיר נָמוּסָא וַנבִיֵא
"Tratad a todos los hombres de la manera como queréis que os traten a vosotros; porque esto es la Torá y los Profetas." (Mt 7.12)
"Tratad a todos los hombres de la manera como queréis que os traten a vosotros; porque esto es la Torá y los Profetas." (Mt 7.12)
Algunos comentaristas bíblicos asumen que Ieshúa tomó de Hilel esta enseñanza, conocida como la regla de oro. Otros incluso fantasean que Ieshúa fue un aprendíz de Hilel.
En respuesta a esta idea, es un error pensar que Ieshúa tomó de Hilel estas palabras. No existe una sola evidencia para asumir que Ieshúa toma de Hilel este principio. Hilel lo presenta en un aspecto negativo, Ieshúa en un aspecto positivo. Tampoco sabemos desde donde se remonta esta enseñanza o proverbio, no necesariamente tiene que venir de Hilel. En el libro de Tobías que antecede a Hilel por más de un siglo, se lee: "No hagas a nadie lo que no te agrada a ti." (Tobías 4.15). Aristóteles (384 a.C - 322 a.C) también dijo: "Debemos de comportarnos hacia nuestros amigos como nosotros deseamos que nuestros amigos se comporten con nosotros." Esto tampoco significa que Ieshúa o Hilel lo hayan tomado del libro de Tobías o de Aristóteles. Además, en el aspecto rabínico "prójimo" es otro judío, y nada más. Y Hilel se redujo a decir literalmente לחברך ("a tu amigo"), mientras que Ieshúa dijo "a todos los hombres". La regla de Ieshúa alcanza a "todos los hombres" sin excepción, mientras que la de Hilel "a tu amigo".
Pero esto no es todo. Aunque la expresión tiene verdad, Hilel la usó en un momento que no tenía que usarla. A Hilel se le presentó un idólatra. Un idólatra no necesita únicamente de reglas morales sino del conocimiento del Dios verdadero. Hilel en lugar de enseñarle el mandamiento más importante, que es conocer y amar a IHVH como el único Dios, le enseña que la Torá es un libro moral, y que lo demás no es nada más que comentario. Proclamando con esto la mitad de la verdad. ¿Acaso el código entregado en el Sinaí era solamente moral? De acuerdo al fundamento máximo que encontramos en Dt 6.4, el mandamiento principal es conocer que IHVH es el único Dios, que no hay nadie fuera de él, que se debe amarle con todo el corazón, con toda el alma, y con todas las fuerzas. Esta es la verdad y la vida eterna.
¿Se justificaba Hilel entonces en negar este precepto al idólatra interrogador, cuya necesidad más urgente era el conocimiento del Dios viviente? A juzgar por su propia respuesta, parecería que el primer mandamiento de la Santa Torá (conocer y amar a IHVH) es menos vinculante e importante que el segundo (amar al prójimo). La moralidad nunca puede ser divorciada de la Divinidad. Esto, sin embargo, es lo que hace Hilel con el idólatra, representa la Torá revelada como un código de moralidad e ignora su fundamento y sus requisitos divinos.
En respuesta a esta idea, es un error pensar que Ieshúa tomó de Hilel estas palabras. No existe una sola evidencia para asumir que Ieshúa toma de Hilel este principio. Hilel lo presenta en un aspecto negativo, Ieshúa en un aspecto positivo. Tampoco sabemos desde donde se remonta esta enseñanza o proverbio, no necesariamente tiene que venir de Hilel. En el libro de Tobías que antecede a Hilel por más de un siglo, se lee: "No hagas a nadie lo que no te agrada a ti." (Tobías 4.15). Aristóteles (384 a.C - 322 a.C) también dijo: "Debemos de comportarnos hacia nuestros amigos como nosotros deseamos que nuestros amigos se comporten con nosotros." Esto tampoco significa que Ieshúa o Hilel lo hayan tomado del libro de Tobías o de Aristóteles. Además, en el aspecto rabínico "prójimo" es otro judío, y nada más. Y Hilel se redujo a decir literalmente לחברך ("a tu amigo"), mientras que Ieshúa dijo "a todos los hombres". La regla de Ieshúa alcanza a "todos los hombres" sin excepción, mientras que la de Hilel "a tu amigo".
Pero esto no es todo. Aunque la expresión tiene verdad, Hilel la usó en un momento que no tenía que usarla. A Hilel se le presentó un idólatra. Un idólatra no necesita únicamente de reglas morales sino del conocimiento del Dios verdadero. Hilel en lugar de enseñarle el mandamiento más importante, que es conocer y amar a IHVH como el único Dios, le enseña que la Torá es un libro moral, y que lo demás no es nada más que comentario. Proclamando con esto la mitad de la verdad. ¿Acaso el código entregado en el Sinaí era solamente moral? De acuerdo al fundamento máximo que encontramos en Dt 6.4, el mandamiento principal es conocer que IHVH es el único Dios, que no hay nadie fuera de él, que se debe amarle con todo el corazón, con toda el alma, y con todas las fuerzas. Esta es la verdad y la vida eterna.
¿Se justificaba Hilel entonces en negar este precepto al idólatra interrogador, cuya necesidad más urgente era el conocimiento del Dios viviente? A juzgar por su propia respuesta, parecería que el primer mandamiento de la Santa Torá (conocer y amar a IHVH) es menos vinculante e importante que el segundo (amar al prójimo). La moralidad nunca puede ser divorciada de la Divinidad. Esto, sin embargo, es lo que hace Hilel con el idólatra, representa la Torá revelada como un código de moralidad e ignora su fundamento y sus requisitos divinos.