La mayoría de críticos adoptan la interpretación de esta escena, que según Pedro, una higuera fue maldecida por Ieshúa (Mc 11.21), declarando sobre ella “Nunca jamás coma nadie de ti fruto” como una ilustración simbólica de una higuera sin frutos representando a Israel sin obras de justicia, y sobretodo una representación ilustrativa de la generación judía de aquella época, ya que en el tiempo de la visitación del Mesías a la tierra y su pueblo, el pueblo de Israel carecía de obras de justicia, entiéndase por los frutos ausentes de la higuera. Sin embargo, basado en los elementos y detalles de la condenación o declaración de Ieshúa sobre la higuera, voy a demostrar en breve que en esta escena, la higuera no representa a Israel.
En primer lugar vamos a abordar al tema gramatical. Esta escena es narrada sólo por Mt-Mc, Lc la omite. En Mc 11.14 Ieshúa declara sobre la higuera “Nunca jamás coma nadie de ti fruto” mientras que en Mt 21.18 Ieshúa declara sobre la higuera: “Nunca jamás nazca de ti fruto.” Ambas narrativas tienen un significado totalmente diferente. Por un lado, en la escena narrada por Mc 11.14 no se condena a la higuera por su ausencia de frutos, Mc aún resalta: “porque no era tiempo de higos.” (Mc 11.13). En Mc Ieshúa declara únicamente que nadie volverá a comer frutos de esta higuera. Mientras que en la narrativa de Mt, parece haber una condenación directa sobre la higuera, y en consecuencia de buscar en ella frutos, y no encontrar, fue maldecida y condenada a su destrucción. A esta contradicción aparente, H. W. Bartsch explica que Mt 21.19b (= Mc 1.14ss) era originariamente una enseñanza escatológica: “Nadie comerá de tu fruto.” Y que la mala traducción de un imperfecto arameo por el optativo en Mt 21.19 fue la ocasión de que se entendiese la enseñanza como una maldición y se le uniese con una expresión correspondiente.” Y qué, según su explicación de Mt 21.19, la traducción correcta tiene que ser similar a la de Mc 11.14 “Nadie volverá a comer de ti fruto”.
Dicho esto, según la narrativa de Mt-Mc, Ieshúa sale de Betania ”por la mañana” para dirigirse a Jerusalén. En el camino sintió hambre. Desde “lejos” (Mc) vio una higuera plantada “junto al camino” (Mt). Estaba “llena de hojas” (Mc) y fue “por si encontraba en ella algún fruto que comer” (Mc). Pero “no encontró en ella más que hojas” (Mt-Mc). Pero Mc tendrá buen cuidado en resaltar: “porque no era tiempo de higos.” Al verla sin frutos, dirá Ieshúa: “Nunca jamás coma nadie de ti fruto.” Y la higuera se secó “al instante.” Al ver esto los discípulos se maravillaron. En Mc los discípulos se aperciben al tercer día que la higuera se había secado. Pero acaso en Mt haya un caso de paráfrasis que produzca el espejismo literario de un hecho instantáneo. Lagrange nota que este se secó “en seguida” (παραχρήμα), como en el v.19, “no es por oposición a la duración de un día, sino por oposición a un desecarse natural, que sería progresivo y lento.”
¿Cuál es el significado de esta maldición a un árbol de higuera?
La primera observación sobre la historia son los elementos y detalles de la escena, elementos de importancia. Todos los elementos que aparecen en la narración, aparecen como elementos bastante ordinarios en la literatura bíblica, rabínica, targúmica y apocalíptica. Es en este ambiente, y bajo el contexto de la escena, donde se ha de buscar y ubicar el núcleo histórico y los valores didácticos que lo expresan.
En la literatura judía el árbol del conocimiento de la bendición y la maldición era un árbol de higuera:
En primer lugar vamos a abordar al tema gramatical. Esta escena es narrada sólo por Mt-Mc, Lc la omite. En Mc 11.14 Ieshúa declara sobre la higuera “Nunca jamás coma nadie de ti fruto” mientras que en Mt 21.18 Ieshúa declara sobre la higuera: “Nunca jamás nazca de ti fruto.” Ambas narrativas tienen un significado totalmente diferente. Por un lado, en la escena narrada por Mc 11.14 no se condena a la higuera por su ausencia de frutos, Mc aún resalta: “porque no era tiempo de higos.” (Mc 11.13). En Mc Ieshúa declara únicamente que nadie volverá a comer frutos de esta higuera. Mientras que en la narrativa de Mt, parece haber una condenación directa sobre la higuera, y en consecuencia de buscar en ella frutos, y no encontrar, fue maldecida y condenada a su destrucción. A esta contradicción aparente, H. W. Bartsch explica que Mt 21.19b (= Mc 1.14ss) era originariamente una enseñanza escatológica: “Nadie comerá de tu fruto.” Y que la mala traducción de un imperfecto arameo por el optativo en Mt 21.19 fue la ocasión de que se entendiese la enseñanza como una maldición y se le uniese con una expresión correspondiente.” Y qué, según su explicación de Mt 21.19, la traducción correcta tiene que ser similar a la de Mc 11.14 “Nadie volverá a comer de ti fruto”.
Dicho esto, según la narrativa de Mt-Mc, Ieshúa sale de Betania ”por la mañana” para dirigirse a Jerusalén. En el camino sintió hambre. Desde “lejos” (Mc) vio una higuera plantada “junto al camino” (Mt). Estaba “llena de hojas” (Mc) y fue “por si encontraba en ella algún fruto que comer” (Mc). Pero “no encontró en ella más que hojas” (Mt-Mc). Pero Mc tendrá buen cuidado en resaltar: “porque no era tiempo de higos.” Al verla sin frutos, dirá Ieshúa: “Nunca jamás coma nadie de ti fruto.” Y la higuera se secó “al instante.” Al ver esto los discípulos se maravillaron. En Mc los discípulos se aperciben al tercer día que la higuera se había secado. Pero acaso en Mt haya un caso de paráfrasis que produzca el espejismo literario de un hecho instantáneo. Lagrange nota que este se secó “en seguida” (παραχρήμα), como en el v.19, “no es por oposición a la duración de un día, sino por oposición a un desecarse natural, que sería progresivo y lento.”
¿Cuál es el significado de esta maldición a un árbol de higuera?
La primera observación sobre la historia son los elementos y detalles de la escena, elementos de importancia. Todos los elementos que aparecen en la narración, aparecen como elementos bastante ordinarios en la literatura bíblica, rabínica, targúmica y apocalíptica. Es en este ambiente, y bajo el contexto de la escena, donde se ha de buscar y ubicar el núcleo histórico y los valores didácticos que lo expresan.
En la literatura judía el árbol del conocimiento de la bendición y la maldición era un árbol de higuera:
"¿Cuál fue el árbol del cual comieron Adám y Eva?" Rabi Yosi enseñó: "Era el árbol de la Higuera ... la Higuera de la cual comió de su fruto (Midrash, Bereshit Raba, 15, mismo dato en Talmud Bavli Berahot 40a)
De acuerdo a la literatura judía, esta es la razón por la que inmediatamente después de comer de este fruto, y que sus ojos fueron abiertos, y vieron su desnudez, cubrieron la desnudez con las hojas de la higuera (Gn 3.7). Y preguntó Dios a Adám “¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?” (Gn 3.10).
Con los elementos contraseña “un árbol de higuera”, “sin fruto”, “solamente con hojas”, y la pronunciación de Ieshúa “Nunca jamás coma nadie de ti fruto”, que fue, según ambos Evangelios (Mc-Mt), después de su entrada triunfal, y próximo a su sacrificio para condenar al pecado, es inevitable pensar en la primera historia de la humanidad y en el árbol del conocimiento de la bendición y la maldición del cual ellos comieron y en consecuencia trajeron la maldición a la tierra, y que luego de haber comido de este árbol, tomaron hojas de higuera con las que cubrieron su desnudez. Cuando Ieshúa pronuncia sobre el árbol de la Higuera, “Nunca jamás coma nadie de ti fruto” parece haber una alusión al árbol del conocimiento de la bendición y la maldición, anunciando el fin del pecado, a través de su muerte y resurrección.
Para concluir, copio textualmente la interpretación de Cirilio de Jerusalén sobre este capítulo:
"¿Recuerdan conque se vistieron Adám y Eva en el momento del pecado? Hojas de la higuera. Ese fue su primer acto después de la caída. Así que ahora Ieshúa / Jesús hizo del árbol de la higuera lo último de su señales maravillosas. Justo cuando se dirigía hacia la cruz, condena a la higuera, no a cada higuera, sino a esa sola por su significado simbólico, diciendo: "Que nadie vuelva a comer fruto de ti". Es decir, que la condenación sea cancelada, haciendo así que la maldición figurativa aplicara únicamente a las hojas de la higuera." (Cirilio de Jerusalén, Las obras de Cirilio de Jerusalén, Volumen 2).