Durante la festividad de Matzot, también conocida como la fiesta de los panes sin levadura, los israelitas tienen la obligación de eliminar todo rastro de levadura de sus hogares. Esta tradición se encuentra en la mitzvá / mandamiento, que textualmente dice: "Siete días comerán panes sin levadura; y así el primer día harán que no haya levadura en sus casas; porque cualquiera que coma leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel" (Éxodo 12:15).
Según los Evangelios, en el décimo día de Aviv, justo antes de la festividad de Matzot, Ieshúa ingresó al Templo, que se consideraba la Casa de Dios (Ieshúa es el hijo de Dios, por lo tanto es también su Casa), y eliminó toda la levadura presente en él, expulsando a todos aquellos que vendían y compraban en el Templo, volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los vendedores de palomas, y declaró que la Casa de Dios debería ser un lugar de oración en lugar de un lugar de comercio.
"Y entró Ieshúa en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas ustedes la han hecho una cueva de ladrones" (Mt 21.12-13).
De acuerdo con los relatos bíblicos, Ieshúa reprochó a los vendedores y cambistas por haber convertido el Templo en cueva de ladrones, en lugar de casa de oración. Con su acto de expulsión y limpieza del Templo,, Ieshúa simbolizó el deber que tienen los israelitas de eliminar toda levadura de sus hogares antes de la festividad de Matzot. Este evento se menciona en el libro de Mateo, capítulo 21, versículos 12 y 13.
Esta narrativa de la expulsión de la levadura del Templo por parte de Ieshúa es significativa, ya que representa la importancia de purificar nuestras vidas de la influencia del pecado.
Según los Evangelios, en el décimo día de Aviv, justo antes de la festividad de Matzot, Ieshúa ingresó al Templo, que se consideraba la Casa de Dios (Ieshúa es el hijo de Dios, por lo tanto es también su Casa), y eliminó toda la levadura presente en él, expulsando a todos aquellos que vendían y compraban en el Templo, volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los vendedores de palomas, y declaró que la Casa de Dios debería ser un lugar de oración en lugar de un lugar de comercio.
"Y entró Ieshúa en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas ustedes la han hecho una cueva de ladrones" (Mt 21.12-13).
De acuerdo con los relatos bíblicos, Ieshúa reprochó a los vendedores y cambistas por haber convertido el Templo en cueva de ladrones, en lugar de casa de oración. Con su acto de expulsión y limpieza del Templo,, Ieshúa simbolizó el deber que tienen los israelitas de eliminar toda levadura de sus hogares antes de la festividad de Matzot. Este evento se menciona en el libro de Mateo, capítulo 21, versículos 12 y 13.
Esta narrativa de la expulsión de la levadura del Templo por parte de Ieshúa es significativa, ya que representa la importancia de purificar nuestras vidas de la influencia del pecado.