El Discípulo Amado de Ieshúa, autor del Cuarto Evangelio, judío completamente inmerso en la cultura de su pueblo, aludiendo a Gn 1.1, dice, que en el Principio el Habla que estaba con Dios, ya era con Dios, y que todo fue creado por éste Habla.
“En el principio era el Habla, y el Habla era con Dios, y el Habla era Dios.” (Jn 1.1)
Hay algo extraño en este texto. Uno no puede sino sentir a lo largo de la lectura que este pasaje no está enunciando la doctrina que se trata como si fuera por primera vez, sino que apunta a algo ya existente. Parece que las expresiones dichas están relacionadas de alguna manera con la teología judía de la época. La manera en que Jn trata sobre el tema del Habla / Logos muestra muy claramente que su intención no era dar a conocer esta doctrina por primera vez, sino simplemente mostrar la relación en la que Ieshúa, se encontraba en línea con la doctrina aludida.
En el tratado del Pirké Avot 5.1, los judíos enseñan que Dios hizo su creación en seis días mediante su Habla. El Pirké Avot 5.1 dice: “Con diez enunciados fue creado el mundo.”
Estos diez enunciados son los diez “Y dijo Dios” de Gn 1 y 2, como actos de creación. Una palabra de mando creativa, introducida por el hebreo vaiómer (“Y dijo”), se emite diez veces, de la cual Gn 1.3 da la primera y Gn 2.12 el noveno.
El mundo fue creado en diez dichos. Y estos son:
- Gn 1.3 (Dios dijo) Hágase la luz
- Gn 1.6 (Dios dijo) Que haya un firmamento
- Gn 1.9 (Dios dijo) Que se junten las aguas
- Gn 1.11 (Dios dijo) Deja que la tierra produzca hierba
- Gn 1.14 (Dios dijo) Que haya luces (en el firmamento de los cielos)
- Gn 1.20 (Dios dijo) Deja que las aguas pululan
- Gn 1.24 (Dios dijo) Produzca la tierra (la criatura viviente)
- Gn 1.26 (Dios dijo) Hagamos al hombre.
En la lectura de todo el capítulo de Gn 1, vemos solo 8 enunciados creadores (Dijo Dios), pero en el recuento de la creación de Gn 2, según la opinión del Taná Menajem ben Iosi, en la creación de la mujer, aparece el otro “Y Dios dijo” que pertenecería al evento de Gn 1.26-7 en la creación de la mujer: “Y Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” (Gn 2.18). Con esto sabemos que hubo 9 enunciados creadores (Dijo Dios) durante el relato de la creación.
Pero aún así, la enseñanza tradicional judía señala que son diez enunciados creativos, pero leemos únicamente nueve enunciados (Dios dijo) en el relato de la creación de Gn. Los judíos conscientes de esto, señalan en el Talmud, Meguilá 21b, en la Guemará, que solo hay nueve enunciados y no diez. ¿Por qué la tradición judía de sus sabios enseña que eran diez enunciados creativos? Los judíos responden en la Guemará lo siguiente: “La expresión: “En el principio” (Gn 1.1) también se considera una como expresión, como está escrito: “Por el Habla de Hashem fueron hechos los cielos; y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.” (Sal 33.6), lo que indica que la primera expresión de la creación fue la creación general de todo el universo.”
Esto quiere decir lo siguiente. Así como la expresión de la creación de la mujer: “Y Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” No aparece en Gn capítulo 1, así tampoco, la creación del Cielo y la Tierra, hecha también por el Habla de Dios (Sal 33.6), no aparece en el relato de Gn capítulo 1. Y así es como lo entendían los antiguos, de entre los cuales podría citarse el Séfer Ezrá Bet: "Señor mío, mi dueño, el primer día dije, que en el comienzo de tus decretos, dijiste: Que el cielo y la tierra sean; tu Habla ejecutaba" (II Esdras 6:38)
Ya en conocimiento de la enseñanza judía, el autor del Cuarto Evangelio, como judío, completamente inmerso en la cultura y enseñanzas de su pueblo, enseña lo mismo que los maestros judíos, que “En el Principio” de Gn 1.1, era el Habla, por la cual fue hecha la creación, los cielos y la tierra, y que este Habla, por la cual fue hecho todo, estaba con Dios en el Principio de todo, y por lo tanto es antes que todo.
Con el término "Habla" debe de entenderse que la revelación de Dios dentro de esta finita creación es llamada "Habla" únicamente a efectos ilustrativos de su cualidad de revelación: tal como el habla de una persona revela a quienes escuchan lo que estaba escondido y oculto en sus pensamientos, así también a la revelación de Dios, dentro de esta creación se le llama "Habla".
Que las palabras "en el principio" son equivalentes a "cuando todavía no había nada creado", y que "era el Habla" de Jn 1.1 aquí está en el sentido enfático de, en el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, el Habla ya era —es clara sólo en comparación con las palabras iniciales del Génesis. Y si el Habla de Dios ya existía al principio de la creación, no puede ser parte de lo creado; y siendo esto así, debe ser desde la eternidad y, por tanto, Dios. Porque no hay nada intermedio entre la existencia antes del principio, o desde el principio, y la existencia eterna, entre la criatura y Dios. Con esto corresponde lo que Ieshúa declara de sí mismo: “Antes que el mundo existiera”, Jn 17.5; "Antes de la fundación del mundo" Jn 17.24. Algo existía antes del mundo y de la creación de todas las cosas, y ese debe ser Dios ”.