Tzedaqa “caridad” (en hebreo: צדקה) es el concepto de justicia social en el pueblo hebreo. Es uno de los preceptos más importantes del Judaísmo, a tal punto que la tradición indica que junto a la teshuvá (el arrepentimiento) y la tefilá (la oración), es una de las acciones humanas capaces de revertir los decretos divinos.
Tzedaqá proviene de la palabra hebrea Tzédeq, que significa justicia. La caridad es una práctica religiosa especialmente recomendada en la Escritura. (Pr 2.27; Pr 19.17; Pr 21.13; Pr 28.27; Tob 4.7, etc.), y hasta tal punto se la considera característica del hombre “justo,” que se llega a llamar a la caridad “justicia” (Ec 3.32; Ec 7.10; Tob 12.3, etc.). En la literatura talmúdica la caridad ocupa un lugar preferente (cf. Dt 15.11).
Justicia significa hacer lo justo en el momento justo.
Tzedaqá (Caridad) es solidaridad y justicia social. La Escritura no incentiva a necesitar de la Tzedaqá (Caridad) ni a depender de las personas. Pero cuando no existe otra opción la sociedad debe colaborar. Cada individuo en particular y la comunidad en general debe ocuparse de la Tzedaqá (Caridad).
Pero no basta dar materialmente caridad para que sea un acto religioso. Ieshúa hace ver el espíritu que ha de informar la práctica de la misma. Y lo hace ver en contraste con la práctica de los “hipócritas”.
Enseña el Amo y Señor que la caridad debe de darse de tal manera que refleje la caridad donativa que hizo patriarca Ioséf /José en sus tiempos: Cuando ayudes a un necesitado, ni siquiera tu mano izquierda debe saber lo que hace la derecha: la tzedaqá (“caridad”) que tú darás quedará en secreto. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará» (Mt 6.3-4).
En Gn 42 el patriarca José dio a sus hermanos una donación caritativa. Sabía que las condiciones de la hambruna en Canaán seguramente estaban creando dificultades financieras. En lugar de anunciar la caridad con una fanfarria de trompetas, él en secreto puso el dinero en sus bolsas (Gn 42.27-28 y 42.27-28).
Esta se había convertido una prácita en algunos grupos rabínicos. Un rabino llamado Ianái una vez vio a alguien dando públicamente caridad a un pobre en el mercado. Y comentó: "Hubiése sido mejor que no le diera nada y no avergonzarlo." Y es que nuestro dar debe ser en secreto, pero, por supuesto, es mejor dar de cualquier manera que podamos en lugar de no dar nada.
Niveles de Caridad
Maimónides, en su obra Mishné Torá, estableces ocho niveles de tzedaqá (caridad), en orden decreciente:
1. El nivel más alto es aquel en que un hombre ofrece trabajo a otro, le propone ser su socio o le da un préstamo. Así el necesitado no precisará recibir Tzedaqá (Caridad).
2. Cuando un hombre da Tzedaqá (Caridad) en forma anónima.
3. El que da Tzedaqá (Caridad) sabe a quién le dió, pero quien la recibe no sabe de quién proviene.
4. Quien da Tzedaqá (Caridad) no sabe a quién le da, pero quien la recibe sabe de quién proviene.
5. Dar Tzedaqá (Caridad) antes de que le sea pedida.
6. Cuando un hombre da Tzedaqá (Caridad) de buena voluntad, después que se le piden.
7. Cuando un hombre da menos Tzedaqá (Caridad) de lo que puede.
8. Cuando un hombre da Tzedaqá (Caridad) de mala voluntad.
Maimónides, explica que existen diferentes niveles para dar caridad (hebreo: tzedaqá צדקה). Uno de los niveles bajos para donar caridad es cuando el hecho se conoce tanto por el donante como por el receptor. Pero el nivel más alto de caridad es el amor secreto. La persona que da caridad en secreto lo hace sólo por el bien del amor. Nadie podrá darle las gracias. No será elogiado. No será alabado por nadie.
En los Evangelios el Señor deja en claro que la caridad no es opcional, es una responsabilidad que todos debemos asumir. Según la legislación que él nos ha dado, todo individuo, aún quien vive de la beneficencia, tiene el deber de contribuir, de acuerdo a sus posibilidades, para obras sociales y educativas, ayudar a los necesitados, enfermos, etc.
Como mencionamos arriba, Tzedaqa “caridad” (en hebreo: צדקה) proviene de la palabra hebrea Tzédeq, que significa justicia. Tzedaqá (Caridad) es solidaridad y justicia social. Tzédeq (justicia) es hacer lo justo en el momento justo.
"El pobre hace más por el dador que el dador por el pobre."
Los sabios judíos enseñan: "El pobre hace más por el dador que el dador por el pobre." Pero ¿Por qué? Porque el pobre da al donante la oportunidad de realizar un mandamiento. Cuando nos encontramos con aquellos que lo necesitan, nuestros corazones deben saltar de alegría porque nos han dado la oportunidad de cumplir con un mandamiento. De repente, tenemos la oportunidad de volver a Dios parte de la riqueza que él nos ha dado.
La Filosofía de la Tzedaqá
Jesed (realizar actos de bondad; entrega bondadosa) es uno de los fundamentos de la vida del discípulo de Ieshúa que permite la continuidad misma de la humanidad y del mundo (Avot 1.2).
La mitzvá /norma de otorgar tzedaqá / caridad es una de las principales expresiones de jesed / actos de bondad / compasión. Como tal, también constituye el cumplimiento del mandamiento de seguir los caminos de Dios (Dt 10.12) así como de "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Lv 19.18) – todo lo que quisieras que hagan por ti, debes hacerlo por los demás (Mt 7.12).
Hay diversas maneras de llevar a cabo actos de bondad: invitar y acompañar a los huéspedes, visitar al enfermo, alegrar a los novios, enterrar al muerto, así como dar tzedaqá / caridad. La caridad es una forma de jesed / misericordia que se cumple exclusivamente entregando dinero. Dado que los mandamientos de la Torá tienen el objetivo de forjar nuestra relación con Dios y refinar el carácter del ser humano, podemos preguntarnos de qué manera estos objetivos se relacionan con la utilización del dinero.
Avraham Edelstein, en la Serie sobre el Jumash de Ner LeElef, Devarim, Parashat Reé, página 143 señala –
El dinero es una de las principales pasiones en el mundo, en el Monte Sinaí, Moshé /Moisés no pudo entender la naturaleza del medio shekel (moneda bíblica) que se le ordenó contribuir al pueblo de Israel para el mantenimiento de los sacrificios en el Templo. ¿Por qué una simple moneda podía resultarle tan misteriosa a Moshé /Moisés? Sin embargo, el hecho de que la Torá misma introduzca al dinero como una parte de nuestro paquete de mandamientos, de la manera en la cual servimos a Dios, parecería indicar que el dinero es algo que tiene sus raíces (de alguna manera) en la Torá original en el Cielo, en el más elevado de los niveles espirituales. Fue precisamente esta idea, que una fuerza celestial de alguna manera pueda llegar a traducirse en simple dinero, lo que le costaba comprender a Moshé / Moisés.
La moneda que Dios le mostró a Moshé /Moisés, según la tradición judía, estaba hecha de fuego para mostrar que el dinero es una de las principales pasiones de este mundo. El dinero es una aspiración tan general porque la gente lo ve como un medio para obtener todos sus otros deseos. En Dt 6.4 se refiere al dinero diciendo: "בכל מאדך", literalmente "con todo nuestro mucho". La palabra hebrea מאד (dinero) tiene las mismas letras que la palabra hebrea אדם (adám/hombre), pero las letras están en otro orden (en אדם/adám/hombre el orden es ascendiente (según el alfabeto hebreo) y en מאד/dinero no hay ningún orden). El dinero, como el hombre mismo, se presta a sí mismo a más y más sin ningún fin. Sin embargo, mientras que el potencial infinito del hombre está enraizado en la espiritualidad, el dinero lo atrae al incremento del materialismo
Pero, sorprendentemente, ¡hay personas que aman más a su dinero que a sus propias vidas!
El Objetivo del Mandamiento de la Caridad
La Escritura no incentiva a necesitar de la Tzedaqá (Caridad) ni a depender de las personas. Pero cuando no existe otra opción la sociedad debe colaborar. Cada individuo en particular y la comunidad en general debe ocuparse de la Tzedaqá (Caridad).
Dado que Dios tiene la capacidad de nutrir y mantener a toda la humanidad sin ayuda, ¿por qué entonces Dios creó un mundo con gente pobre? La razón es que él desea que nosotros nos volvamos mejores personas a través de los actos de caridad.
Abraham Jaim Feuer, en The Tzedakah Treasury (El Tesoro de la Tzedaká), ArtScroll Publications, página 109 – La intención de Dios fue crear un mundo lleno de oportunidades para dar tzedaqá (caridad dice lo siguiente:
A Dios no le faltan recursos. Él fácilmente habría podido crear un mundo de riqueza universal, en el cual todos fueran ricos y nadie fuera pobre. ¿Por qué no lo hizo de esta manera? Ésta pregunta la hizo el Rey David a Dios. El Midrash registra el siguiente diálogo basado en un versículo de Salmos 61.8. David le dijo a Dios: "¡Equipara Tu mundo! ¿Por qué debe existir una disparidad económica tan marcada entre los ricos y los pobres?" Dios le respondió: "Si yo hago que todas las personas económicamente se encuentren en la misma situación, ¿quién practicará la bondad y la caridad?"
Ierujam Levovitz de Mir explicó que Dios no creó el precepto de la caridad porque vio que en el mundo había personas pobres que necesitaban ayuda. La verdad es exactamente la contraria. Dios creó a propósito gente pobre para darles a las personas adineradas una oportunidad para cumplir con el mandamiento de la Caridad. Es inconcebible un mundo que carezca de las oportunidades necesarias para manifestar bondad hacia los demás; la compasión es el propósito de este mundo.
Todas las pequeñas empresas que conforman el mundo empresarial, es como si fuera el organo de un gran cuerpo, y cada organo tiene células. Nosotros vemos en el cuerpo humano cuando una célula trabaja para sí misma en lugar de trabajar para el órgano al cual pertenece, se llama cáncer. De la misma manera, cuando los órganos de ese gran cuerpo, que es el mundo social y empresarial, en lugar de trabajar para construir algo positivo, altruista y justo, trabajan para sí mismos, al principio parece funcionar bien, porque "yo me enriquezco a costa del otro", a corto plazo funciona, pero a largo plazo, me destruyo, porque nadie puede ser feliz, rodeado de infelices, debo generar felicidad para yo también ser feliz.
La lógica cartesiana nos dice "quiero recibir, le tengo que dar al mundo", pero la realidad espiritual es contraria a la lógica cartesiana, la realidad espiritual es "dando yo recibo". El secreto está en el dar, y en ese dar yo no tengo que pensar en recibir. ¿Quién se siente más completo, el que da o el que recibe? El que da, porque el que da está actuando como su origen, como el Dios infinito, mientras que el que recibe siente vergüenza que está recibiendo. Por eso cuando damos, recibimos, pero cuando hay egoísmo, como lo es la lógica cartesiana, nadie recibe.
Todo acto creativo es, por lo tanto, esencialmente cualitativo. Recordemos el encuentro entre Jacob y Esaú. Esaú poseía muchísimas riquezas, mucho más que Jacob. Cuando se reencuentran los dos hermanos, el que tenía mucho le dice al otro, tengo mucho (Gn 33.9 lit. יש לי רב lit. “tengo mucho”), y el que tenía menos le respondió, tengo todo (Gn 33.11 lit. “Dios me ha favorecido, y lo tengo todo”). Tener mucho significa que puedo tener más y me falta, pero tener todo, quiere decir que con lo que yo tengo, lo tengo todo. Mucho es cuantitativo, todo es cualitativo. La felicidad no depende de lo que poseemos sino de lo que hacemos con lo que tenemos. ¿Quién es rico? El que está satisfecho con lo que tiene, y cuando está satisfecho con lo que tiene podrá amarse así mismo y entonces será capaz de ayudar a otros, y de esta manera generará amor y felicidad.
La raíz de todos los males es el egoísmo, el fin la anulación de ese ego.
Ieshúa y el Jóven Rico
Hablando de todo esto, ¿qué significado tiene que sea más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico al Reino de los Cielos, como enseñó Ieshúa? Las acciones hablan más que las palabras. Dice el Evangelio de Mt que, "a Ieshúa se le acercó una persona y le dijo: –Rabí, ¿qué obras buenas debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Ieshúa respondió con lo siguiente:
| ¿Por qué me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el bueno. Si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos. Entonces el joven le preguntó:–¿Cuáles? Ieshúa le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no perjurarás, honra al padre y a la madre, y amarás al prójimo como a ti mismo. El joven entonces le dijo:–Todo eso lo he cumplido, ¿qué me queda por hacer? Ieshúa le contestó:– Si quieres ser perfecto, vende todo lo que posees y reparte el dinero entre los pobres, para que tengas un tesoro en el Cielo. Entonces ven y sígueme. Al oírlo, el joven se fue triste, porque era muy rico. Y Ieshúa dijo a sus discípulos:–Les digo, ¡que difícil es para un rico entrar en el reino de los cielos! Verdad es que, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios." (Mt 19.16-24)
¿Camello o Cuerda?
La lectura “camello” es genuina. Pero algunos autores, sorprendidos por esta desproporción entre aguja y camello, pensaron que, en lugar de “camello” (kámelos), hubiese estado primitivamente otra palabra semejante (kámilos), que significa cable, soga gruesa, maroma de navio, con lo que se lograría no sólo menos desproporción, sino también una mayor homogeneidad conceptual entre aguja y soga.
Tzedaqá proviene de la palabra hebrea Tzédeq, que significa justicia. La caridad es una práctica religiosa especialmente recomendada en la Escritura. (Pr 2.27; Pr 19.17; Pr 21.13; Pr 28.27; Tob 4.7, etc.), y hasta tal punto se la considera característica del hombre “justo,” que se llega a llamar a la caridad “justicia” (Ec 3.32; Ec 7.10; Tob 12.3, etc.). En la literatura talmúdica la caridad ocupa un lugar preferente (cf. Dt 15.11).
Justicia significa hacer lo justo en el momento justo.
Tzedaqá (Caridad) es solidaridad y justicia social. La Escritura no incentiva a necesitar de la Tzedaqá (Caridad) ni a depender de las personas. Pero cuando no existe otra opción la sociedad debe colaborar. Cada individuo en particular y la comunidad en general debe ocuparse de la Tzedaqá (Caridad).
Pero no basta dar materialmente caridad para que sea un acto religioso. Ieshúa hace ver el espíritu que ha de informar la práctica de la misma. Y lo hace ver en contraste con la práctica de los “hipócritas”.
Enseña el Amo y Señor que la caridad debe de darse de tal manera que refleje la caridad donativa que hizo patriarca Ioséf /José en sus tiempos: Cuando ayudes a un necesitado, ni siquiera tu mano izquierda debe saber lo que hace la derecha: la tzedaqá (“caridad”) que tú darás quedará en secreto. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará» (Mt 6.3-4).
En Gn 42 el patriarca José dio a sus hermanos una donación caritativa. Sabía que las condiciones de la hambruna en Canaán seguramente estaban creando dificultades financieras. En lugar de anunciar la caridad con una fanfarria de trompetas, él en secreto puso el dinero en sus bolsas (Gn 42.27-28 y 42.27-28).
Esta se había convertido una prácita en algunos grupos rabínicos. Un rabino llamado Ianái una vez vio a alguien dando públicamente caridad a un pobre en el mercado. Y comentó: "Hubiése sido mejor que no le diera nada y no avergonzarlo." Y es que nuestro dar debe ser en secreto, pero, por supuesto, es mejor dar de cualquier manera que podamos en lugar de no dar nada.
Niveles de Caridad
Maimónides, en su obra Mishné Torá, estableces ocho niveles de tzedaqá (caridad), en orden decreciente:
1. El nivel más alto es aquel en que un hombre ofrece trabajo a otro, le propone ser su socio o le da un préstamo. Así el necesitado no precisará recibir Tzedaqá (Caridad).
2. Cuando un hombre da Tzedaqá (Caridad) en forma anónima.
3. El que da Tzedaqá (Caridad) sabe a quién le dió, pero quien la recibe no sabe de quién proviene.
4. Quien da Tzedaqá (Caridad) no sabe a quién le da, pero quien la recibe sabe de quién proviene.
5. Dar Tzedaqá (Caridad) antes de que le sea pedida.
6. Cuando un hombre da Tzedaqá (Caridad) de buena voluntad, después que se le piden.
7. Cuando un hombre da menos Tzedaqá (Caridad) de lo que puede.
8. Cuando un hombre da Tzedaqá (Caridad) de mala voluntad.
Maimónides, explica que existen diferentes niveles para dar caridad (hebreo: tzedaqá צדקה). Uno de los niveles bajos para donar caridad es cuando el hecho se conoce tanto por el donante como por el receptor. Pero el nivel más alto de caridad es el amor secreto. La persona que da caridad en secreto lo hace sólo por el bien del amor. Nadie podrá darle las gracias. No será elogiado. No será alabado por nadie.
En los Evangelios el Señor deja en claro que la caridad no es opcional, es una responsabilidad que todos debemos asumir. Según la legislación que él nos ha dado, todo individuo, aún quien vive de la beneficencia, tiene el deber de contribuir, de acuerdo a sus posibilidades, para obras sociales y educativas, ayudar a los necesitados, enfermos, etc.
Como mencionamos arriba, Tzedaqa “caridad” (en hebreo: צדקה) proviene de la palabra hebrea Tzédeq, que significa justicia. Tzedaqá (Caridad) es solidaridad y justicia social. Tzédeq (justicia) es hacer lo justo en el momento justo.
"El pobre hace más por el dador que el dador por el pobre."
Los sabios judíos enseñan: "El pobre hace más por el dador que el dador por el pobre." Pero ¿Por qué? Porque el pobre da al donante la oportunidad de realizar un mandamiento. Cuando nos encontramos con aquellos que lo necesitan, nuestros corazones deben saltar de alegría porque nos han dado la oportunidad de cumplir con un mandamiento. De repente, tenemos la oportunidad de volver a Dios parte de la riqueza que él nos ha dado.
La Filosofía de la Tzedaqá
Jesed (realizar actos de bondad; entrega bondadosa) es uno de los fundamentos de la vida del discípulo de Ieshúa que permite la continuidad misma de la humanidad y del mundo (Avot 1.2).
La mitzvá /norma de otorgar tzedaqá / caridad es una de las principales expresiones de jesed / actos de bondad / compasión. Como tal, también constituye el cumplimiento del mandamiento de seguir los caminos de Dios (Dt 10.12) así como de "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Lv 19.18) – todo lo que quisieras que hagan por ti, debes hacerlo por los demás (Mt 7.12).
Hay diversas maneras de llevar a cabo actos de bondad: invitar y acompañar a los huéspedes, visitar al enfermo, alegrar a los novios, enterrar al muerto, así como dar tzedaqá / caridad. La caridad es una forma de jesed / misericordia que se cumple exclusivamente entregando dinero. Dado que los mandamientos de la Torá tienen el objetivo de forjar nuestra relación con Dios y refinar el carácter del ser humano, podemos preguntarnos de qué manera estos objetivos se relacionan con la utilización del dinero.
Avraham Edelstein, en la Serie sobre el Jumash de Ner LeElef, Devarim, Parashat Reé, página 143 señala –
El dinero es una de las principales pasiones en el mundo, en el Monte Sinaí, Moshé /Moisés no pudo entender la naturaleza del medio shekel (moneda bíblica) que se le ordenó contribuir al pueblo de Israel para el mantenimiento de los sacrificios en el Templo. ¿Por qué una simple moneda podía resultarle tan misteriosa a Moshé /Moisés? Sin embargo, el hecho de que la Torá misma introduzca al dinero como una parte de nuestro paquete de mandamientos, de la manera en la cual servimos a Dios, parecería indicar que el dinero es algo que tiene sus raíces (de alguna manera) en la Torá original en el Cielo, en el más elevado de los niveles espirituales. Fue precisamente esta idea, que una fuerza celestial de alguna manera pueda llegar a traducirse en simple dinero, lo que le costaba comprender a Moshé / Moisés.
La moneda que Dios le mostró a Moshé /Moisés, según la tradición judía, estaba hecha de fuego para mostrar que el dinero es una de las principales pasiones de este mundo. El dinero es una aspiración tan general porque la gente lo ve como un medio para obtener todos sus otros deseos. En Dt 6.4 se refiere al dinero diciendo: "בכל מאדך", literalmente "con todo nuestro mucho". La palabra hebrea מאד (dinero) tiene las mismas letras que la palabra hebrea אדם (adám/hombre), pero las letras están en otro orden (en אדם/adám/hombre el orden es ascendiente (según el alfabeto hebreo) y en מאד/dinero no hay ningún orden). El dinero, como el hombre mismo, se presta a sí mismo a más y más sin ningún fin. Sin embargo, mientras que el potencial infinito del hombre está enraizado en la espiritualidad, el dinero lo atrae al incremento del materialismo
Pero, sorprendentemente, ¡hay personas que aman más a su dinero que a sus propias vidas!
El Objetivo del Mandamiento de la Caridad
La Escritura no incentiva a necesitar de la Tzedaqá (Caridad) ni a depender de las personas. Pero cuando no existe otra opción la sociedad debe colaborar. Cada individuo en particular y la comunidad en general debe ocuparse de la Tzedaqá (Caridad).
Dado que Dios tiene la capacidad de nutrir y mantener a toda la humanidad sin ayuda, ¿por qué entonces Dios creó un mundo con gente pobre? La razón es que él desea que nosotros nos volvamos mejores personas a través de los actos de caridad.
Abraham Jaim Feuer, en The Tzedakah Treasury (El Tesoro de la Tzedaká), ArtScroll Publications, página 109 – La intención de Dios fue crear un mundo lleno de oportunidades para dar tzedaqá (caridad dice lo siguiente:
A Dios no le faltan recursos. Él fácilmente habría podido crear un mundo de riqueza universal, en el cual todos fueran ricos y nadie fuera pobre. ¿Por qué no lo hizo de esta manera? Ésta pregunta la hizo el Rey David a Dios. El Midrash registra el siguiente diálogo basado en un versículo de Salmos 61.8. David le dijo a Dios: "¡Equipara Tu mundo! ¿Por qué debe existir una disparidad económica tan marcada entre los ricos y los pobres?" Dios le respondió: "Si yo hago que todas las personas económicamente se encuentren en la misma situación, ¿quién practicará la bondad y la caridad?"
Ierujam Levovitz de Mir explicó que Dios no creó el precepto de la caridad porque vio que en el mundo había personas pobres que necesitaban ayuda. La verdad es exactamente la contraria. Dios creó a propósito gente pobre para darles a las personas adineradas una oportunidad para cumplir con el mandamiento de la Caridad. Es inconcebible un mundo que carezca de las oportunidades necesarias para manifestar bondad hacia los demás; la compasión es el propósito de este mundo.
Todas las pequeñas empresas que conforman el mundo empresarial, es como si fuera el organo de un gran cuerpo, y cada organo tiene células. Nosotros vemos en el cuerpo humano cuando una célula trabaja para sí misma en lugar de trabajar para el órgano al cual pertenece, se llama cáncer. De la misma manera, cuando los órganos de ese gran cuerpo, que es el mundo social y empresarial, en lugar de trabajar para construir algo positivo, altruista y justo, trabajan para sí mismos, al principio parece funcionar bien, porque "yo me enriquezco a costa del otro", a corto plazo funciona, pero a largo plazo, me destruyo, porque nadie puede ser feliz, rodeado de infelices, debo generar felicidad para yo también ser feliz.
La lógica cartesiana nos dice "quiero recibir, le tengo que dar al mundo", pero la realidad espiritual es contraria a la lógica cartesiana, la realidad espiritual es "dando yo recibo". El secreto está en el dar, y en ese dar yo no tengo que pensar en recibir. ¿Quién se siente más completo, el que da o el que recibe? El que da, porque el que da está actuando como su origen, como el Dios infinito, mientras que el que recibe siente vergüenza que está recibiendo. Por eso cuando damos, recibimos, pero cuando hay egoísmo, como lo es la lógica cartesiana, nadie recibe.
Todo acto creativo es, por lo tanto, esencialmente cualitativo. Recordemos el encuentro entre Jacob y Esaú. Esaú poseía muchísimas riquezas, mucho más que Jacob. Cuando se reencuentran los dos hermanos, el que tenía mucho le dice al otro, tengo mucho (Gn 33.9 lit. יש לי רב lit. “tengo mucho”), y el que tenía menos le respondió, tengo todo (Gn 33.11 lit. “Dios me ha favorecido, y lo tengo todo”). Tener mucho significa que puedo tener más y me falta, pero tener todo, quiere decir que con lo que yo tengo, lo tengo todo. Mucho es cuantitativo, todo es cualitativo. La felicidad no depende de lo que poseemos sino de lo que hacemos con lo que tenemos. ¿Quién es rico? El que está satisfecho con lo que tiene, y cuando está satisfecho con lo que tiene podrá amarse así mismo y entonces será capaz de ayudar a otros, y de esta manera generará amor y felicidad.
La raíz de todos los males es el egoísmo, el fin la anulación de ese ego.
Ieshúa y el Jóven Rico
Hablando de todo esto, ¿qué significado tiene que sea más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico al Reino de los Cielos, como enseñó Ieshúa? Las acciones hablan más que las palabras. Dice el Evangelio de Mt que, "a Ieshúa se le acercó una persona y le dijo: –Rabí, ¿qué obras buenas debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Ieshúa respondió con lo siguiente:
| ¿Por qué me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el bueno. Si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos. Entonces el joven le preguntó:–¿Cuáles? Ieshúa le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no perjurarás, honra al padre y a la madre, y amarás al prójimo como a ti mismo. El joven entonces le dijo:–Todo eso lo he cumplido, ¿qué me queda por hacer? Ieshúa le contestó:– Si quieres ser perfecto, vende todo lo que posees y reparte el dinero entre los pobres, para que tengas un tesoro en el Cielo. Entonces ven y sígueme. Al oírlo, el joven se fue triste, porque era muy rico. Y Ieshúa dijo a sus discípulos:–Les digo, ¡que difícil es para un rico entrar en el reino de los cielos! Verdad es que, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios." (Mt 19.16-24)
¿Camello o Cuerda?
La lectura “camello” es genuina. Pero algunos autores, sorprendidos por esta desproporción entre aguja y camello, pensaron que, en lugar de “camello” (kámelos), hubiese estado primitivamente otra palabra semejante (kámilos), que significa cable, soga gruesa, maroma de navio, con lo que se lograría no sólo menos desproporción, sino también una mayor homogeneidad conceptual entre aguja y soga.
Las puertas conocidas como “Ojo de una Aguja”
Otros dicen que unas puertas de Jerusalén se llamaban entonces “Ojo de aguja,” lo cual es muy probable, como veremos a continuación.
Una glosa en Anselmo (1033-1109 d.C.), dada en Aquino, dice que "en Jerusalén había una cierta puerta llamada el ojo de la aguja, a través de la cual no podía pasar un camello, a menos que fuera arrodillado y después de que su carga fuera descargada, y así los ricos”.
Hace muchos años Lord Nugent (citado en Morison, desde Kitto) escuchó en Hebrón una estrecha entrada para los peatones, a lado de la gran puerta, llamada "el ojo de una aguja". Fish (Pág. 165), hablando sobre la puerta de Yafa, en Jerusalén, dice: "Hay aquí una pequeña puerta en la grande, teniendo el nombre de El Ojo de una Aguja. Mi dragomán me informó de esto, y dijo que siempre había sido llamada así. Yo después pregunté a un Judio cristiano, que era un residente en Jerusalén desde hace treinta años, quien verificó la declaración, y me dijo que cualquier puerta pequeña como esta, en una grande, tanto en Judea como en Egipto, era llamada “el ojo de una aguja” (un hecho que desde entonces he comprobado de otras fuentes)".”
Hoy en día cuando una persona viaja a Israel, los guías mostrarán una sub-puerta que se encuentran entre y debajo de una puerta. Y dirán que que la pequeña sub-puerta era llamada el ojo de una aguja, que las puertas de la ciudad siempre tenían estas sub-puertas, que eran llamadas el ojo de una aguja. Por lo tanto, había en Jerusalén estas puertas llamadas “agujero de la aguja” u “ojo de la aguja” por la que no podían pasar los camellos, a no ser que se los descargase y se los pusiese de rodillas. Y en este pasaje, aludiendo a esta puerta, se da a entender la imposibilidad en que se encuentran los ricos de pasar por el camino estrecho que conduce a la vida, a no ser que antes no se despojen, al menos con el corazón, de las inmundicias, de los pecados, de todo lo mundano y de las riquezas.
Otros dicen que unas puertas de Jerusalén se llamaban entonces “Ojo de aguja,” lo cual es muy probable, como veremos a continuación.
Una glosa en Anselmo (1033-1109 d.C.), dada en Aquino, dice que "en Jerusalén había una cierta puerta llamada el ojo de la aguja, a través de la cual no podía pasar un camello, a menos que fuera arrodillado y después de que su carga fuera descargada, y así los ricos”.
Hace muchos años Lord Nugent (citado en Morison, desde Kitto) escuchó en Hebrón una estrecha entrada para los peatones, a lado de la gran puerta, llamada "el ojo de una aguja". Fish (Pág. 165), hablando sobre la puerta de Yafa, en Jerusalén, dice: "Hay aquí una pequeña puerta en la grande, teniendo el nombre de El Ojo de una Aguja. Mi dragomán me informó de esto, y dijo que siempre había sido llamada así. Yo después pregunté a un Judio cristiano, que era un residente en Jerusalén desde hace treinta años, quien verificó la declaración, y me dijo que cualquier puerta pequeña como esta, en una grande, tanto en Judea como en Egipto, era llamada “el ojo de una aguja” (un hecho que desde entonces he comprobado de otras fuentes)".”
Hoy en día cuando una persona viaja a Israel, los guías mostrarán una sub-puerta que se encuentran entre y debajo de una puerta. Y dirán que que la pequeña sub-puerta era llamada el ojo de una aguja, que las puertas de la ciudad siempre tenían estas sub-puertas, que eran llamadas el ojo de una aguja. Por lo tanto, había en Jerusalén estas puertas llamadas “agujero de la aguja” u “ojo de la aguja” por la que no podían pasar los camellos, a no ser que se los descargase y se los pusiese de rodillas. Y en este pasaje, aludiendo a esta puerta, se da a entender la imposibilidad en que se encuentran los ricos de pasar por el camino estrecho que conduce a la vida, a no ser que antes no se despojen, al menos con el corazón, de las inmundicias, de los pecados, de todo lo mundano y de las riquezas.
El Símbolo del Camello para los Judíos
El camello era uno de los animals más grandes conocidos para los judíos de Judea en los días de Ieshúa y vino a representar las riquezas.
Ieshúa utiliza esta expresión para explciar ilustrativamente lo difícil que es para una persona con problemas de ambición y amor al dinero entrar al Reino de Dios.
Cuando los judíos quieren expresar cualquier cosa rara o poco común, difícil o imposible, utilizaban dichos como este. Por ejemplo, hablando de la interpretación de los sueños ellos dicen:
“Dice Rabá, es sabido que a un hombre no le muestran una palmera dorada,” que como la glosa lo dice, es algo que no está acostumbrado a ver, sobre lo que nunca se imaginó, “ni a un elefante pasando por el ojo de una aguja (דעייל בקופא דמחטא ולא פילא).” (Talmud Bavli, Berajot fol. 55. 2)
Los autores de una edición del Zohar, para exponer la dificultad del trabajo en el que participan, se expresaron de esta manera (Prefat. ad Zohar, Ed. Zultzbaj.): “En nombre de nuestro Dios, hemos creído que es conveniente, בקופא דמחטא להכניס פילא, pasar un elefante por el ojo de una aguja.” Una vez más, de un hombre que había entregado algo que se creía que era bastante absurdo, difícil o imposible, dice: “Quizás tú eres uno de Pombedita (una escuela judía en Babilonia) דמעיילין פילא בקופא דמחטא, de los que hacen pasar a un elefante por el ojo de una aguja”. Esto es, como el Arúj lo interpreta, “aquel que habla cosas que son realmente imposibles.” (Talmud Bavli, tratado Bava Metziá, fol. 38. 2).
Bien, los judíos en este caso quieren ilustrar algo realmente imposible. Pasar a un elefante entre estas pequeñas puertas llamadas “ojo de una aguja” era una misión imposible. En el caso de la enseñanza del Señor Ieshúa la ilustración se utiliza de manera similar pero no exacta, pues enseña el Maestro lo difícil que es lograr pasar a un camello por el ojo de una aguja, más no que era cosa imposible, ya que si el camello era descaragdo esta misión podía facilitarse.
El Significado Doble de la Frase
En arameo, el idioma que Ieshúa usó como vehículo para transmitir varias de sus enseñanzas, la palabra gamla (גמלא) significa tanto camello como cuerda gruesa, dependiendo de un sistema que consiste en colocar signos sobre y bajo las letras hebreas y arameas para que cumplan la función de indicar al lector la vocalización y prolongación original del texto sacro. A éste sistema se le llama "niqudot". Y dependiendo del cambio de las "niqudot" el significado de la palabra puede variar aunque la palabra y las letras sean las mismas.
Cuando Ieshúa utiliza esta palabra, él alude tanto a un camello pasando por una de las puertas llamadas el ojo de una aguja como también a una soga pasando por el ojo de una pequeña aguja. Les está diciendo a los ricos que para poder convertirse en sus discípulos, tienen que deshacerse de sus riquezas: “vende todo lo que posees y reparte el dinero entre los pobres, para que tengas un tesoro en el Cielo. Entonces ven y sígueme”.
El primer significado es ya el mencionado, que había en Jerusalén estas puertas llamadas “agujero de la aguja” u “ojo de la aguja” por la que no podían pasar los camellos, a no ser que se los descargase y se los pusiese de rodillas. Y en este pasaje, aludiendo a esta puerta, se da a entender la imposibilidad en que se encuentran los ricos de pasar por el camino estrecho que conduce a la vida, a no ser que antes no se despojen, al menos con el corazón, de las inmundicias, de los pecados y del egoísmo. El segundo significado, sin anular el primer significado, es que en arameo para deshacerse del dinero se utiliza la frase "descose" o "deshila tu dinero". De modo que tomando una cuerda de bastante grosor, y descosiéndola o deshilándola, haciendo de ella un hilo bastante fino, eliminando de ella los hilos que la limitan a entrar en el ojo de la aguja, podrá hacerla pasar por el ojo de la aguja.
El Desafío
Nuestro desafío consiste en abandonar el egoísmo, que es la causa de todos los males, y que es causado muchas veces por amor a las riquezas. Pablo enseñó: “…raíz de todos estos males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Tim 6.10). Ese apego al dinero ahoga en el alma cualquier anhelo de cosas más altas. Descargar el camello o deshilar la cuerda, es parte de eliminar el apego incontrolable que cierta persona pueda tener hacia dinero. De modo que haciéndolo podrá pasar por el camino angosto del reino de Dios. Difícil, más no imposible.
El camello era uno de los animals más grandes conocidos para los judíos de Judea en los días de Ieshúa y vino a representar las riquezas.
Ieshúa utiliza esta expresión para explciar ilustrativamente lo difícil que es para una persona con problemas de ambición y amor al dinero entrar al Reino de Dios.
Cuando los judíos quieren expresar cualquier cosa rara o poco común, difícil o imposible, utilizaban dichos como este. Por ejemplo, hablando de la interpretación de los sueños ellos dicen:
“Dice Rabá, es sabido que a un hombre no le muestran una palmera dorada,” que como la glosa lo dice, es algo que no está acostumbrado a ver, sobre lo que nunca se imaginó, “ni a un elefante pasando por el ojo de una aguja (דעייל בקופא דמחטא ולא פילא).” (Talmud Bavli, Berajot fol. 55. 2)
Los autores de una edición del Zohar, para exponer la dificultad del trabajo en el que participan, se expresaron de esta manera (Prefat. ad Zohar, Ed. Zultzbaj.): “En nombre de nuestro Dios, hemos creído que es conveniente, בקופא דמחטא להכניס פילא, pasar un elefante por el ojo de una aguja.” Una vez más, de un hombre que había entregado algo que se creía que era bastante absurdo, difícil o imposible, dice: “Quizás tú eres uno de Pombedita (una escuela judía en Babilonia) דמעיילין פילא בקופא דמחטא, de los que hacen pasar a un elefante por el ojo de una aguja”. Esto es, como el Arúj lo interpreta, “aquel que habla cosas que son realmente imposibles.” (Talmud Bavli, tratado Bava Metziá, fol. 38. 2).
Bien, los judíos en este caso quieren ilustrar algo realmente imposible. Pasar a un elefante entre estas pequeñas puertas llamadas “ojo de una aguja” era una misión imposible. En el caso de la enseñanza del Señor Ieshúa la ilustración se utiliza de manera similar pero no exacta, pues enseña el Maestro lo difícil que es lograr pasar a un camello por el ojo de una aguja, más no que era cosa imposible, ya que si el camello era descaragdo esta misión podía facilitarse.
El Significado Doble de la Frase
En arameo, el idioma que Ieshúa usó como vehículo para transmitir varias de sus enseñanzas, la palabra gamla (גמלא) significa tanto camello como cuerda gruesa, dependiendo de un sistema que consiste en colocar signos sobre y bajo las letras hebreas y arameas para que cumplan la función de indicar al lector la vocalización y prolongación original del texto sacro. A éste sistema se le llama "niqudot". Y dependiendo del cambio de las "niqudot" el significado de la palabra puede variar aunque la palabra y las letras sean las mismas.
Cuando Ieshúa utiliza esta palabra, él alude tanto a un camello pasando por una de las puertas llamadas el ojo de una aguja como también a una soga pasando por el ojo de una pequeña aguja. Les está diciendo a los ricos que para poder convertirse en sus discípulos, tienen que deshacerse de sus riquezas: “vende todo lo que posees y reparte el dinero entre los pobres, para que tengas un tesoro en el Cielo. Entonces ven y sígueme”.
El primer significado es ya el mencionado, que había en Jerusalén estas puertas llamadas “agujero de la aguja” u “ojo de la aguja” por la que no podían pasar los camellos, a no ser que se los descargase y se los pusiese de rodillas. Y en este pasaje, aludiendo a esta puerta, se da a entender la imposibilidad en que se encuentran los ricos de pasar por el camino estrecho que conduce a la vida, a no ser que antes no se despojen, al menos con el corazón, de las inmundicias, de los pecados y del egoísmo. El segundo significado, sin anular el primer significado, es que en arameo para deshacerse del dinero se utiliza la frase "descose" o "deshila tu dinero". De modo que tomando una cuerda de bastante grosor, y descosiéndola o deshilándola, haciendo de ella un hilo bastante fino, eliminando de ella los hilos que la limitan a entrar en el ojo de la aguja, podrá hacerla pasar por el ojo de la aguja.
El Desafío
Nuestro desafío consiste en abandonar el egoísmo, que es la causa de todos los males, y que es causado muchas veces por amor a las riquezas. Pablo enseñó: “…raíz de todos estos males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Tim 6.10). Ese apego al dinero ahoga en el alma cualquier anhelo de cosas más altas. Descargar el camello o deshilar la cuerda, es parte de eliminar el apego incontrolable que cierta persona pueda tener hacia dinero. De modo que haciéndolo podrá pasar por el camino angosto del reino de Dios. Difícil, más no imposible.