El Shabát fue una institución divina desde la primera semana de la creación. Aunque el pasaje en Génesis 2.1-3 no contiene un mandamiento explícito para que la humanidad observe el Shabát, sí establece un modelo divino de trabajo y descanso que luego se formaliza como mandamiento en Éx 20.8-11, dentro de los Diez Mandamientos. La narrativa de Génesis señala que el Creador «santificó» el séptimo día y «reposó» en él. En Éxodo 20, Dios ordena a los israelitas «recordar el día de reposo-Shabát» y «santificarlo» debido a que Él mismo hizo la creación en seis días y «reposó» en el séptimo. Así, aunque Gn no lo enuncia explícitamente, este modelo divino queda implícito, como lo confirma la razón que Dios da para el mandamiento: «Porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Eterno bendijo el día de reposo y lo santificó» (Éx 20,11). Al «bendecirlo» y «santificarlo», como se menciona en Éxodo 20, Dios sugiere que debemos seguir Su modelo de trabajo y descanso. Con esta revelación ya dada, comprendemos que el propósito de este día desde Gn 2,1-3 es el reposo, y también su santificación (separación) del resto de los días de la semana.
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