Muchos tenemos la costumbre de llamar a Dios por el título "El Eterno", pero ¿por qué? A continuación, la explicación.
El nombre יהוה (estas son cuatro las letras que forman el nombre de Dios) se forma al sobreponer las siguientes palabras ָהָוָה (Havá = fue), ׂהֹוֶה (Hové = es) y ִיִהְיֶה (Yiyé = será), aludiendo a la naturaleza eterna de Dios. Por respeto a la santidad del nombre de Dios, se evita pronunciarlo en cualquier contexto. En su lugar, se acostumbra a invocarlo con un título que refleja la esencia de su nombre: El Eterno.
Los judíos acostumbran llamar a Dios bajo su carácter eterno. Esto es expresado de varias maneras en sus libros de oraciones. Por ejemplo, en el himno llamado Adón Olám (אֲדוֹן עוֹלָם) dice: "Y él fue, y él es, y él será en gloria" (Vehú hayá, vehú hové, vehú yiyé betifará וְהוּא הָיָה וְהוּא הֹוֶה וְהוּא יִהְיֶה בְּתִפְאָרָה).
Los judíos subrayan repetidamente que la naturaleza de Dios es eterna, y que esto es lo que su nombre expresa:
El nombre יהוה (estas son cuatro las letras que forman el nombre de Dios) se forma al sobreponer las siguientes palabras ָהָוָה (Havá = fue), ׂהֹוֶה (Hové = es) y ִיִהְיֶה (Yiyé = será), aludiendo a la naturaleza eterna de Dios. Por respeto a la santidad del nombre de Dios, se evita pronunciarlo en cualquier contexto. En su lugar, se acostumbra a invocarlo con un título que refleja la esencia de su nombre: El Eterno.
Los judíos acostumbran llamar a Dios bajo su carácter eterno. Esto es expresado de varias maneras en sus libros de oraciones. Por ejemplo, en el himno llamado Adón Olám (אֲדוֹן עוֹלָם) dice: "Y él fue, y él es, y él será en gloria" (Vehú hayá, vehú hové, vehú yiyé betifará וְהוּא הָיָה וְהוּא הֹוֶה וְהוּא יִהְיֶה בְּתִפְאָרָה).
Los judíos subrayan repetidamente que la naturaleza de Dios es eterna, y que esto es lo que su nombre expresa:
"Dice R. Itjzaq, el Santo bendito sea, dijo a Moshé, Di a ellos, yo soy el que fue, y yo soy el que es, y yo soy el que será, por esto אהיה está escrito tres veces (en Éx 3.15).'' (Shemot Rabá, 3.73.2).
El autor de la carta a los Hebreos destaca a sus lectores que "Ieshúa es el mismo ayer, hoy y siempre" (Heb 13:8). Para un judío, esta afirmación equivale a identificar a Ieshúa con el Eterno. Tal descripción no puede aplicarse a un hombre común, ni siquiera a los ángeles del cielo.
El griego ο αυτος, traducido en este pasaje como "el mismo", también se traduce al hebreo como הוא, "él", uno de los títulos de Dios para expresar su naturaleza eterna; él es el mismo por siempre y nadie más con él, como dirá el Salmo 102.27: "tú eres él (hu = הוא), y tus años no se acabarán".
El autor de la carta a los Hebreos subraya que Ieshúa es él (hu = הוא), ayer, hoy y siempre. Ya en un principio de su carta el mismo autor describió a Ieshúa con el mismo carácter eterno al aplicar estas palabras del Salmo 102.25-27 a su persona: "Mas del Hijo dice...: "Tú, oh Adonái, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán" (Heb 1.8 y 10, 11 citando Salmo 102.25-27).
El salmista, conforme pide el contexto general del salmo, se refiere a Dios, creador de cielos y tierra, inmutable y eterno. Sin embargo, el autor de la carta a los Hebreos aplica estas palabras directamente a Ieshúa. La explicación ha de buscarse en esa equivalencia Ieshúa = el Eterno.
En conclusión, esta es la razón por la que muchos llamamos a Dios como "El Eterno".
El griego ο αυτος, traducido en este pasaje como "el mismo", también se traduce al hebreo como הוא, "él", uno de los títulos de Dios para expresar su naturaleza eterna; él es el mismo por siempre y nadie más con él, como dirá el Salmo 102.27: "tú eres él (hu = הוא), y tus años no se acabarán".
El autor de la carta a los Hebreos subraya que Ieshúa es él (hu = הוא), ayer, hoy y siempre. Ya en un principio de su carta el mismo autor describió a Ieshúa con el mismo carácter eterno al aplicar estas palabras del Salmo 102.25-27 a su persona: "Mas del Hijo dice...: "Tú, oh Adonái, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán" (Heb 1.8 y 10, 11 citando Salmo 102.25-27).
El salmista, conforme pide el contexto general del salmo, se refiere a Dios, creador de cielos y tierra, inmutable y eterno. Sin embargo, el autor de la carta a los Hebreos aplica estas palabras directamente a Ieshúa. La explicación ha de buscarse en esa equivalencia Ieshúa = el Eterno.
En conclusión, esta es la razón por la que muchos llamamos a Dios como "El Eterno".