Uno de los pasajes menos entendidos es el que contiene las famosas palabras del Mesías mientras estaba clavado en el madero, casi por expirar, lleno de dolor y los pecados del mundo.
Cerca de la hora novena, Ieshúa exclamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama shabaqtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27.46)
¿Realmente el Mesías fue abandonado por su Padre? ¿Sintió algún tipo de abandono de parte de su Padre? Estas son las preguntas que se hace la mayoría de personas que leen este pasaje, sin embargo, hay mucho más que investigar antes de abordar a una conclusión inmediata.
El mismo que dijo que si él deseaba podía llamar a más de doce legiones de ángeles para que lo liberaran (Mt 23.53), el mismo que dijo que llegaría la hora cuando todos llegarían a abandonarlo con excepción de su Padre (Jn 16.32), y el mismo que dijo que resucitaría (Mc 14.28; Jn 2.9-22; Jn 10.17-18) como parte del cuidado de su Padre, fue el mismo que dijo “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” ¿Qué sucedió aquí? Si el Mesías había dicho que su Padre nunca lo abandonaría a pesar que todos lo harían, ¿Por qué se acostumbra interpretar las palabras ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?' evadiendo u olvidando el contexto de lo que él previamente había dicho? En esta disertación, se demostrará sucintamente que ni Ieshúa se estaba quejando de su destino, ni el Padre lo estaba abandonado, sino contrario a toda expectativa, estaba citando todo el Salmo 22 que hablaba acerca de su misión mesiánica.
Las palabras “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” aparecen en Salmo 22.1, un Salmo que habla sobre el sacrificio del Mesías. La palabra hebrea para “abandonar” es עזב (azav), la aramea es שבק (shabaq), es por eso que en Salmo 22.1 dice עזבתני (azav-tani), o en arameo שבקתני (shabaq-tani), esta misma palabra es usada en Salmo 16.10, un verso profético que relata la muerte y resurrección del Mesías, y este Salmo (Salmo 16.10) dice que el Padre nunca עזב (azav-abandonaría) a su Mesías. La misma palabra es utilizada tanto en Salmo 22.1 como en el Salmo 16.10. El Salmo 16.10 textualmente dice así: “Porque no עזב (azav-abandonarás) mi alma en el Sheol”. Este Salmo era interpretado por los primeros discípulos de Ieshúa como una referencia mesiánica (véase Hch 2.22-33). Entonces, si se escribió en la Santa Escritura inspirada por el Espíritu de Dios, que el Padre no abandonaría a su Mesías y el Mesías lo sabía de antemano —porque previamente había dicho que su Padre nunca lo abandonaría en Jn 16.32— La pregunta es, ¿Por qué Ieshúa Hijo-de-Dios dijo “¿Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? cuando estaba muriendo en la cruz”?
Una costumbre judía con mejor base, debe de tomarse en cuenta con dos puntos claves: el primero de estos puntos tiene que ver con una costumbre judía. Para comprenderla, tenemos que saber que los niños judíos, en el tiempo que van a la Ieshiva (escuela del Tanáj, las Escrituras) sólo estudian el Tanáj y sus comentarios, es decir, las Escrituras y sus Comentarios. No hay distracciones con otras materias menos importantes. Sólo Tanáj y Comentarios por doce años y más. A esto se añade el hecho de que el método de enseñanza principal usado es el método de memorización en cadena, llamado Mnemotecnia, que es el proceso intelectual que consiste en establecer una asociación o vínculo para recordar una cosa.
En la época del segundo templo no existían biblias con divisiones para cada capítulo y versículo, y para lograr citar un Salmo completo era ilógico comenzar a recitar todo el Salmo, lo más común era citar el primer verso del Salmo y entonces todos hacían memoria y recapitulaban lo qué estaba escrito en el Salmo. Cuando uno pronuncia la palabra "Shiló", por ejemplo, las personas judías oyéndola saben perfectamente bien que se están por oír algo que tiene que ver con el Mesias tan esperado por el pueblo judío. La mera mención de la palabra trae a la mente las connotaciones conectadas con ella. La asociación de ideas es una de las maneras más comunes de enseñanza del Tanáj (Las Escrituras). Cualquier estudioso judío de las Escrituras sabe esto perfectamente bien.
La evidencia para demostrar que esta costumbre de citar los Salmos era citando el primer versículo del Salmo la tenemos en la Mishná, en donde puede verse que en lugar de citar el capítulo de algún Salmo al que se hace referencia, los judíos solían recitar el primer versículo del Salmo y el lector u oyente tenía el deber de hacer memoria y recapitular mentalmente el Salmo para reconocer el tema. Dice así:
Cerca de la hora novena, Ieshúa exclamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama shabaqtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27.46)
¿Realmente el Mesías fue abandonado por su Padre? ¿Sintió algún tipo de abandono de parte de su Padre? Estas son las preguntas que se hace la mayoría de personas que leen este pasaje, sin embargo, hay mucho más que investigar antes de abordar a una conclusión inmediata.
El mismo que dijo que si él deseaba podía llamar a más de doce legiones de ángeles para que lo liberaran (Mt 23.53), el mismo que dijo que llegaría la hora cuando todos llegarían a abandonarlo con excepción de su Padre (Jn 16.32), y el mismo que dijo que resucitaría (Mc 14.28; Jn 2.9-22; Jn 10.17-18) como parte del cuidado de su Padre, fue el mismo que dijo “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” ¿Qué sucedió aquí? Si el Mesías había dicho que su Padre nunca lo abandonaría a pesar que todos lo harían, ¿Por qué se acostumbra interpretar las palabras ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?' evadiendo u olvidando el contexto de lo que él previamente había dicho? En esta disertación, se demostrará sucintamente que ni Ieshúa se estaba quejando de su destino, ni el Padre lo estaba abandonado, sino contrario a toda expectativa, estaba citando todo el Salmo 22 que hablaba acerca de su misión mesiánica.
Las palabras “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” aparecen en Salmo 22.1, un Salmo que habla sobre el sacrificio del Mesías. La palabra hebrea para “abandonar” es עזב (azav), la aramea es שבק (shabaq), es por eso que en Salmo 22.1 dice עזבתני (azav-tani), o en arameo שבקתני (shabaq-tani), esta misma palabra es usada en Salmo 16.10, un verso profético que relata la muerte y resurrección del Mesías, y este Salmo (Salmo 16.10) dice que el Padre nunca עזב (azav-abandonaría) a su Mesías. La misma palabra es utilizada tanto en Salmo 22.1 como en el Salmo 16.10. El Salmo 16.10 textualmente dice así: “Porque no עזב (azav-abandonarás) mi alma en el Sheol”. Este Salmo era interpretado por los primeros discípulos de Ieshúa como una referencia mesiánica (véase Hch 2.22-33). Entonces, si se escribió en la Santa Escritura inspirada por el Espíritu de Dios, que el Padre no abandonaría a su Mesías y el Mesías lo sabía de antemano —porque previamente había dicho que su Padre nunca lo abandonaría en Jn 16.32— La pregunta es, ¿Por qué Ieshúa Hijo-de-Dios dijo “¿Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? cuando estaba muriendo en la cruz”?
Una costumbre judía con mejor base, debe de tomarse en cuenta con dos puntos claves: el primero de estos puntos tiene que ver con una costumbre judía. Para comprenderla, tenemos que saber que los niños judíos, en el tiempo que van a la Ieshiva (escuela del Tanáj, las Escrituras) sólo estudian el Tanáj y sus comentarios, es decir, las Escrituras y sus Comentarios. No hay distracciones con otras materias menos importantes. Sólo Tanáj y Comentarios por doce años y más. A esto se añade el hecho de que el método de enseñanza principal usado es el método de memorización en cadena, llamado Mnemotecnia, que es el proceso intelectual que consiste en establecer una asociación o vínculo para recordar una cosa.
En la época del segundo templo no existían biblias con divisiones para cada capítulo y versículo, y para lograr citar un Salmo completo era ilógico comenzar a recitar todo el Salmo, lo más común era citar el primer verso del Salmo y entonces todos hacían memoria y recapitulaban lo qué estaba escrito en el Salmo. Cuando uno pronuncia la palabra "Shiló", por ejemplo, las personas judías oyéndola saben perfectamente bien que se están por oír algo que tiene que ver con el Mesias tan esperado por el pueblo judío. La mera mención de la palabra trae a la mente las connotaciones conectadas con ella. La asociación de ideas es una de las maneras más comunes de enseñanza del Tanáj (Las Escrituras). Cualquier estudioso judío de las Escrituras sabe esto perfectamente bien.
La evidencia para demostrar que esta costumbre de citar los Salmos era citando el primer versículo del Salmo la tenemos en la Mishná, en donde puede verse que en lugar de citar el capítulo de algún Salmo al que se hace referencia, los judíos solían recitar el primer versículo del Salmo y el lector u oyente tenía el deber de hacer memoria y recapitular mentalmente el Salmo para reconocer el tema. Dice así:
“Los siguientes son los Salmos que se cantaban en el templo. En el primer día, se cantaba, “La tierra es de Hashem, y su plenitud, el mundo y los que en él habitan”. En el segundo día se cantaba, “Grande es Hashem y muy digno de alabanza, en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo”. En el tercer día, se solía decir, “Dios está en Adat-El (la Congregación de Dios). En medio Dios juzga”. En el cuarto día, se cantaba: “¡Oh Hashem, Dios de venganza, Dios de venganza, resplandece”. En el quinto día, se cantaba, “Canten con gozo a Dios, fortaleza nuestra, aclamen con júbilo al Dios de Jacob”. En el sexto día se cantaba, “Hashem reina, vestido está de majestad; Hashem se viste y se ciñe de poder”. En Shabát solían cantar, “Un salmo, una canción para el día del Shabat”. Un salmo para el mundo por venir, para el día que será todo Shabat y descanso para la vida eterna.” (Talmud Bavli, Séder Kodashim, Tratado Tamid, Mishná, Capítulo 7.4) | השיר שהיו הלויים אומרין בבית המקדש: ביום הראשון, היו אומרין "לה', הארץ ומלואה". בשני, היו אומרין "גדול ה' ומהולל, מאוד". בשלישי, היו אומרין "אלוהים, ניצב בעדת אל". ברביעי, היו אומרין "אל נקמות, ה'". בחמישי, היו אומרין "הרנינו, לאלוהים עוזנו". בשישי, היו אומרין "ה' מלך, גאות לבש". בשבת, היו אומרין "מזמור שיר, ליום השבת" –מזמור שיר לעתיד לבוא, לעולם שכולו שבת מנוחה לחיי העולמים |
Observese que los siete Salmos que la Mishná dice que eran cantandos en la liturgia diaria del Templo, son citados en la Mishná al pronunciar el primer verso-estrofa de cada Salmo. Los Salmos citados en este pasaje de la Mishná que acabamos de leer son los siguientes:
(1) “La tierra es de Hashem, y su plenitud, el mundo y los que en él habitan” pertenece al Salmo 24.1.
(2) “Dios está en Adat-El (la Congregación de Dios). En medio Dios juzga” pertenece al Salmo 82.1.
(3) “¡Oh Hashem, Dios de venganza, Dios de venganza, resplandece” pertenece al Salmo 94.1.
(4) “Canten con gozo a Dios, fortaleza nuestra, aclamen con júbilo al Dios de Jacob” pertenece al Salmo 81.1.
(5) “Hashem reina, vestido está de majestad; Hashem se viste y se ciñe de poder” pertenece al Salmo 93.1.
(6) “Un salmo, una canción para el día del Shabat” pertenece al Salmo 92.1.
Observe cómo los rabinos autores de la Mishná que asocian cada canción con un día determinado de la semana, para citar algún Salmo de la Escritura, en lugar de mencionar algún capítulo de los Salmos o recitar el resto del texto del Salmo —puesto que en la liturgia del templo se cantaba todo el resto del Salmo y no solo el primer versículo— ellos, según la costumbre judía, hacían referencia a todo el Salmo citando únicamente el primer verso del Salmo al que se esta haciendo referencia, y el oyente tenía el deber de hacer memoria y repasar mentalmente todo el Salmo citado.
De la misma manera, cuando el Mesías dijo a los judíos: "Elí, Elí, ¿láma shabáqtani?", esto es, “Dios mío, Dios mío, ¿por que me has abandonado?”, que son las primeras palabras del Salmo 22.1, lo que realmente estaba haciendo era citar todo el Salmo 22 según la costumbre judía. El Salmo 22 es un salmo que habla sobre el sufrimiento del sacrificio y la muerte de nuestro Redentor y Mesías. Cuando el Mesías estaba en pleno sufrimiento, derramando cada gota de su sangre en el madero, lo que él quería era que sus discípulos recordaran todo el Salmo 22 que mostraba exactamente el escenario que se estaba viviendo en ese día, en ese preciso momento. Por ejemplo, que hicieran memoria cuando el Salmo 22 dice “repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes”, cuando dice, “mas yo soy תולע (tolá, un gusano cubierto de color rojo de donde se extrae la tinta escarlata, que describe en este Salmo al Mesías lleno de su sangre), y no hombre”, que recordaran cuando lo fariseos le decían “Se encomendó a Dios; líbrele él” y cuando “horadaron mis manos y mis pies”, “Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo”.
Cuando un judío ortodoxo cita el primer versículo de un pasaje, lo que está haciendo es esperar que sus oyentes mentalmente estén repasando todo el pasaje, que saben de memoria después de haberlo estudiado por tantos años. En resumen, lo que Ieshúa estaba haciendo no era quejarse acerca de su destino. Tampoco estaba desesperado llamando a Dios en la angustia, como muchos afirman, en lugar de esto, basados en lo que acabamos de explicar, Ieshúa estaba enseñando su última clase en la Tierra antes de su muerte y resurrección, aun cuando el último aliento estaba saliendo de él. Estaba diciendo a todos los presentes: "¡Recuerden el Salmo 22, David Ha-Mélej (El rey David) ya habló de lo que está sucediendo en este momento hace 1000 años!"
Lo que él estaba haciendo era enfatizar a su audiencia que las Escrituras no sólo hablaban de él en ese Salmo, sino que ¡se estaban cumpliendo delante de sus propios ojos! Es lógico pensar que muchos de sus discípulos que habían creído en él, en el momento que lo veían morir podrían haber comenzado a perder la fe en él, pues es evidente según los registros de los sinópticos, que para ese entonces los discípulos aún no comprendían que el Mesías tenía que morir y resucitar como se puede leer en Mt 16.21-22; Mr 9.31-32; Lc 9.44-45; Lc 18.33-34. Y Ieshúa dando su última enseñanza antes de morir y resucitar, restaurando la fe de aquellos que podrían haber comenzado a dudar de él al verlo morir, cita el Salmo 22, para que todos hicieran memoria de todo el Salmo 22 y comprendieran que lo que estaba sucediendo en ese preciso momento el rey David ya lo había escrito mil años atrás.